Amé. Es incomprensible como el temblor de los árboles.

Ahora estoy extraviado en la luz pero yo sé que amé.

Yo vivía en un ser y su sangre se deslizaba por mis venas y

la música me envolvía y yo mismo era música.

Ahora,

¿quién es ciego en mis ojos?

Unas manos pasaban sobre mi rostro y envejecían dulcemente. ¿Qué

fue existir entre vidrios y preguntas, entre cuerdas y espíritus?

¿Quién fui en los brazos de mi madre, quién fui en mi propio corazón?

Es extraño:

solamente he aprendido a desconocer y olvidar pero el amor

habita en el olvido.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

antonio gamoneda

 

en Tres poemas de antonio gamoneda

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

eternidad

 

La vida vibrante entrando a borbotones; barriendo toda duda.

seis de corazones

 

Pero si lo piensas
con ese amor que sigue latiendo, cuando
el corazón deja de latir