francis-bacon-self-portrait-1963

 

Francis Bacon

Study for Self Portrait, 1963

National Museum Wales, National Museum Cardiff

 

 

 

Se trata de un autorretrato de Francis Bacon, 1963. Lo cierto es que no salió favorecido: se ve enseguida

que la vida lo castigó mucho, con esa cabeza de maltratado minotauro y las piernas apoyadas cómodamente, sí,

pero con un buen nudo en los muslos y un ángulo de fractura en la tibia.

Lleva todo el universo metido, a las malas, dentro de la carne magullada, del color de la suciedad o de la

intemperie de la noche. Con todo, parece un tipo fuerte, con poderío: como un boxeador que acaba de volver del

combate: no sabemos si lo ha ganado o lo ha perdido, pero sin duda le han partido la cara en todas las direcciones

posibles.

Un tipo así tiene que creer —sin fanatismos— que en la vida hay más cosas que los desfiles de belleza y que no

todos los momentos son buenos para conocer a gente agradable. Un tipo así no titubea porque no necesita poner

en orden sus prioridades.

No vamos a ensañarnos, mezquinamente, con los detalles de su aspecto; no vamos a juzgarlo por las apariencias:

es posible que esté en peligro de convertirse en una buena persona. Además, está hermoso como si le bastara con

ser él mismo, en la línea fugaz de la vida, con esa tranquilidad cálida que queda después de ser mucho tiempo uno

mismo, con satisfacción.

Y también parece un hombre propenso, homogéneo, quizá de trato difícil, pero como si pudiera contemplar las cosas

con una sonrisa, sin más, y fuera pasando. Sin embargo, ahí están sus manos: con manchas o garras negras: unas

manos definitivamente siniestras.

¿Acaso quiere impresionarnos como un tipo que no hace política, que es brutal, que no tiene compasión ni compromiso,

alguien en quien no se puede confiar?

Francis, al hacerse este autorretrato, no se tuvo piedad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

eternidad

 

La vida vibrante entrando a borbotones; barriendo toda duda.

seis de corazones

 

Pero si lo piensas
con ese amor que sigue latiendo, cuando
el corazón deja de latir