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Catulo

Catulli

Carmina

Texto, traducción y notas de

Rosario González Galicia

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Mañana es Arte

Biblioteca Babab

Noviembre 2001

Revisado Marzo 2002

Volumen nº7

Madrid, España

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XXXVII

Picante taberna, la de la novena columna tras los hermanos del píleo (110), y

vosotros, sus parroquianos, ¿os creéis que vosotros solos tenéis polla, que a vosotros

solos os está permitido joderos a todas las mozas que haya y considerar a los otros unos

cabrones? ¿O es que, porque estáis sentados (111) uno detrás de otro como idiotas cien

o doscientos, creéis que no voy a atreverme a llenaros la boca de una vez a los

doscientos espectadores? Pues creedlo: porque inscribiré la fachada de toda vuestra

taberna con pichas. Pues mi niña, que ha huido de mis brazos, a la que yo quiero tanto

como nadie querrá a ninguna, por la que me he peleado grandes guerras, se sienta ahí.

Todos la amáis, tan honrados y dichosos, pero, desde luego (¡qué vergüenza!), sois todos

unos miserables chulos de callejón; y tú por encima de todos, único entre los barbudos,

hijo de la conejera Celtiberia, Egnacio (112), a quien hace guapo una espesa barba y una

dentadura refregada con meado ibérico.

XXXVII

Salax taberna uosque contubernales,

a pilleatis nona fratribus pila,

solis putatis esse mentulas uobis,

solis licere quicquid est puellarum

confutuere et putare ceteros hircos?                                          5

an, continenter quod sedetis insulsi

centum an ducenti, non putatis ausurum

me una ducentos irrumare sessores?

atqui putate: namque totius uobis

frontem tabernae sopionibus scribam!                                    10

puella nam mi, quae meo sinu fugit,

amata tantum quantum amabitur nulla,

pro qua mihi sunt magna bella pugnata,

consedit istic. hanc boni beatique

omnes amatis, et quidem, quod indignum est,                   15

omnes pusilli et semitarii moechi;

tu praeter omnes une de capillatis,

cuniculosae Celtiberiae fili,

Egnati, opaca quem bonum facit barba

et dens Hibera defricatus urina.                                                     20


 

notas

110.-  El píleo era un gorro o casquete más o menos alto y redondeado en la punta; el

de los sacerdotes se confeccionaba con la piel de la víctima inmolada; los esclavos lo

toman en el momento de su liberación, con lo cual pasa por ser un símbolo de libertad.

A Cástor y Pólux se los representaba armados de lanza y tocados con el

píleo; en Roma su templo estaba en el Foro, y la taberna de que trata el poema está

situada nueve columnas más allá de dicho templo.

111.- En este poema Catulo hace un juego de palabras con sedetis (v. 6): «estáis

sentados», sessores (v. 8): «espectadores» y consedit (v. 14): «se sienta»; términos todos que,

tanto en la literatura latina como en la lengua popular, señalan la postura erótica de

‘montar a otro’.

Respecto a la palabra sopio (v. 10), traducida aquí como «pichas», no se

ha precisado definitivamente su significado; WALDE-HOFMANN, Lateinisches

Etymologisches Wörterbuch, Heidelberg 1938-1956 la relacionan con el sánscrito sápah,

equivalente de penis y uulua; ERNOUT-MEILLET op. cit. s.v. señalan que es una palabra

de significado oscuro, que se interpreta como penis y que se relaciona con prosapia

(‘descendencia’, ‘generación’). ADAMS, op. cit., pp.64-65, apunta que la frase donde

aparece esta palabra podría ser una amenaza: hacer representaciones de falos como

señal de desprecio o como un signo apotropaico usado de forma hostil contra alguien.

112.- De la península Ibérica, tierra muy abundante en conejos, procedía este tal

Egnacio, que debió de ser un rival de Catulo en su relación con Lesbia. Contra él y sus

costumbres (la de lavarse los dientes con orina, que, al parecer, era una medida

terapéutica entre los iberos: vid. Diodoro Sículo 5, 33, 5 y Estrabón, Iberia 3, 4, 16) dirige

Catulo furibundos ataques.


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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