Perdí unas pocas diosas camino del sur al norte,

también muchos dioses camino de este a oeste.

Un par de estrellas se apagaron para siempre, ábrete, oh cielo.

Una isla, otra se me perdió en el mar.

Ni siquiera sé dónde dejé mis garras,

quién anda con mi piel, quién habita mi caparazón.

Mis parientes se extinguieron cuando repté a tierra,

y sólo algún pequeño hueso dentro de mí celebra el aniversario.

He saltado fuera de mi piel, desparramado vértebras y piernas,

dejado mis sentidos muchas, muchas veces.

Hace tiempo que he guiñado mi tercer ojo a eso,

chasqueado mis aletas, encogido mis ramas.

Está perdido, se ha ido, está esparcido a los cuatro vientos.

Me sorprendo de cuán poco queda de mí:

un ser individual, por el momento del género humano,

que ayer simplemente perdió un paraguas en un tranvía.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Wislawa Szymborska

Discurso en la oficina de objetos perdidos


 

 

 

 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

eternidad

 

La vida vibrante entrando a borbotones; barriendo toda duda.

seis de corazones

 

Pero si lo piensas
con ese amor que sigue latiendo, cuando
el corazón deja de latir