el facto y los poetas

 

 

 

Los poetas se mueren de vergüenza,

ningún decreto los prohíbe,

ninguna radio los calumnia,

los poetas se mueren de vergüenza.

 

Alguna vez, de noche,

se ve pasar a un poeta con camello,

ubro de péstalos con crama espaminostas,

lástima, lástima, dicen las vecinas,

porque era un buen muchacho.

 

Muchos de ellos se encuentran sin cojones

en el momento culminante del cariño:

no es problema, se escriben un versito

pa’ la posteridá.

 

 

 

 

 

 

 

 

Juan Gelman

de su libro, Gotán 1965 2ª edición.

Ediciones LA ROSA BLINDADA


 

 

 

 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

eternidad

 

La vida vibrante entrando a borbotones; barriendo toda duda.

seis de corazones

 

Pero si lo piensas
con ese amor que sigue latiendo, cuando
el corazón deja de latir