ensayo de lamento individual

Observando la indiferencia de este atardecer

sin duda hermoso pero demasiado impersonal para mí,

la cara solitaria se me entristeció

y nadie tuvo la culpa.

Y no tuve valor para salir

Y gritar a cualquier parte: ¡aquí estoy yo!

¡tengo un nombre, un apellido, un domicilio!

¡quiero una oportunidad, un destino para mí exclusivamente!

Nadie habría acudido, por supuesto.

Total, hace muchos años que no me ahorco

y a nadie le llama la atención.

Mi tragedia es tan poco decisiva

-un síncope entre dos bostezos,

un cólico no resuelto en el vientre-

que si me comprara un revólver fracasaría.

De manera que antes de estar técnicamente muerto

mi ideal sería convertirme

en un perro rabioso suelto en la calle principal.

Algo se pondría en marcha a mi alrededor,

una mutación en las cosas humanas por mi causa

y hasta el mismo atardecer

no desdeñaría mi persona como punto de referencia.

Joaquín O. Giannuzzi

Colección de Poesía Pez Náufrago

Ediciones del Dock

Buenos Aires

2008

 


 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

eternidad

 

La vida vibrante entrando a borbotones; barriendo toda duda.

seis de corazones

 

Pero si lo piensas
con ese amor que sigue latiendo, cuando
el corazón deja de latir