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isabel bono

 

 

«Todos mis poemas son fragmentos

de una nube tóxica que llevo sobre

mi cabeza allí donde vaya, como un

personaje cenizo de dibujos animados.

Los escribo para librarme de ellos.

A veces pienso que ni siquiera son

míos».

 

Los poemas que publicamos pertenecen

al libro inédito Lo seco.

 

de espacio luke

Luke nº 133

 

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buscando cierta oscuridad

 

 

desde dentro de un armario

cerrados los ojos

escuchaba la risa de mi madre

el viento en la chimenea

el eco de un martillo

un dedal rodando bajo la cama

el crujir de la madera bajo mis muslos

 

palabras que se perdían

y me buscaban

 

los sonidos, cualquiera

siempre encontraron un lugar donde vivir

a mi lado

 

ahora no sé qué fue del silencio,

si alguna vez lo hubo

 

 

 

 

el futuro acabará por llegar

 

 

malgastábamos el tiempo

ordenando en un álbum las fotos del verano

para mirarlas alguna vez con nostalgia

 

acumulábamos canicas piedras

libros cartas poemas

 

aplazábamos así la felicidad, la vida

 

todavía no sé por qué

todavía no sé para cuándo

 

 

metros cúbicos

 

nos movía la curiosidad

a través de los agujeros de los muros

reblandecidos por la lluvia

reblandecidos nosotros también

 

nos movía el dolor,

ahogar aquel precioso dolor

de escarabajo herido

que nos bajaba por el esófago

los días de lluvia

 

 

perdida en un jardín ardiendo

 

se iban los pájaros

y ni siquiera sabíamos cuándo habían llegado

 

así los días largos de agosto

con un elegante desapego por las cosas,

así las noches eternas de verano

sobre los escalones

invadidos por la frialdad infantil

que obliga a fumar a una lagartija

 

pero alguien alzó el dedo

y señaló aquel griterío negro

cruzando el cielo de la calle

 

y fuimos conscientes

y nada volvió a ser

 

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