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ZAPATOS

 

He pensado en la poesía
tendido en medio de la noche. No lamento
su juventud perdida. Al pie de la cama
mis zapatos cansados
hacen todo lo posible para perdurar
aplicados con bostezos finales
a una lírica secreta.

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LA RAMA CAÍDA

 

Una ráfaga de viento ha quebrado
la rama del gladiolo bermejo.
Caída junto a la cerca de alambre
es como un brazo vencido por una brusca fatiga.
En el vasto entorno, el paisaje atiende
a su propio verdor creado por la lluvia.
Ahora, la intensidad del sol
marchita el bermejo hacia un marrón reseco
y el tallo oscurece adherido a la tierra.
Muy vagamente sabemos por qué sucede esto ante nosotros
ebrios de identidad y permanencia:
unos pocos días consumarán la disolución
pero lenta es la muerte
en este final que olvidaremos.

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DALIA EN EL VIENTO

 

Erguida junto al pilar donde acuden
los borrachos y todos los perros del mundo
busca la luz que demanda su juventud.
En la alta profundidad, ordenados
sus pétalos violáceos
en torno a un centro dorado que actúa como un ojo,
oscila sobre un fino tallo articulado.
Hacia un fondo de cielo nuboso y cerros verdiazules
entona una danza circular
hasta que el viento la abandona
y desmayando su cabeza en la piedra
exige un poder imperial sobre el paisaje.
Pero no intenta inyectar su sangre a ese anciano
allí abajo derrumbado en un sillón
con hojas orinadas a sus pies,
obstinado en no abandonar sus huesos
que dentro de sí mismo cavan su propia tumba.

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