momento de proust

 

Sueles mojar la lengua en la gelatina de Proust

y rescatas algunas líneas soñadas

para tu cuarto maloliente. Así que instalas

un soleado aposento cuyos cristales

se abren a un jardín otoñal. Hay flores

en casas doradas. Una niña que ondula

en pálida muselina flotante

se sienta al piano y lo más suave de Chopin

organiza un universo azul equilibrado.

Si ese mundo existió, como la dulce

superficie de un lago sobre alimañas

en gestación, has llegado tarde.

La fractura de aquel espejo te condujo

a este cuarto frío, con escarcha sangrienta

en el vidrio de la ventana,

esta cólera prendida como una sombra seca

en el fondo de la garganta

y que no puedes escupir ni devorar.

 

 

 

joaquín orlando giannuzzi

momento de proust

 

 

 

 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

eternidad

 

La vida vibrante entrando a borbotones; barriendo toda duda.

seis de corazones

 

Pero si lo piensas
con ese amor que sigue latiendo, cuando
el corazón deja de latir