UN VIEJO ESCARABAJO

Entre noviembre y diciembre de 1912, Kafka escribió La metamorfosis, cuyo título original

(Die Verwandlung), que sig­nifica, literalmente, La transformación evoca las traducciones alemanas

de Las metamorfosis (Die Verwandlungen) de Ovidio y Apuleyo.25 El relato se publicó en octubre de

1915 en la revis­ta Die weipen Blatter, dirigida por René Schikele, y al mes si­guiente en la colección

‘Der jüngste Tag’ de la editorial Kurt Wolff, dedicada a difundir la joven literatura expresionista, donde

había aparecido ya “El fogonero. Un fragmento”, primer capítulo de El desaparecido.26 Cuando Kafka

recibió los bos­quejos que Ottomar Starske había preparado para ilustrar este pequeño volumen,

protestó en una carta a su editor:

¡No, eso no! El insecto no debe estar ilustrado con un dibujo. No debe ser mostrado

en absoluto, ni siquiera de lejos. (…Si se me permitiera sugerir una ilustración, ele­giría

escenas tales como: los padres y el procurador delante de la puerta cerrada, o mejor aún,

los padres y la hermana en el cuarto iluminado mientras la puerta de la habitación contigua,

completamente oscura, se halla entreabierta.

 

¿Pero cuál es este insecto que no debe se representadlo? Todo lo que sabemos es que es un hombre

transformado en un bicho monstruoso. No sin precipitación, suele decirse que se trata de una cucaracha, muy

probablemente por la repugnancia que suscita la metamorfosis experimentada por Gregor Samsa.

En su detallado análisis del relato, Vladimir Nabokov argumenta que el personaje se ha transformado en

un escarabajo y que su mayor infortunio es no descubrir “que tiene alas bajo el capa­razón de su espalda”. La

referencia más explícita que encon­tramos en el texto es dada por la segunda sirvienta -la única persona que,

hacia el final, todavía le dirige la palabra- cuan­do con tono amistoso lo llama “viejo escarabajo” (alter Mistkáfer).

Sin embargo, la transformación no parece ser un mero cambio cualitativo. No estamos ante un escarabajo que

ha ad­quirido el tamaño de un hombre; pese a su animalización y la paulatina alteración de sus percepciones,

Gregor sigue tenien­do conciencia humana: su irónica certeza es la de ser, como el sujeto de Descartes,

“una cosa que piensa”.

Hacia fines de 1915, el dramaturgo y narrador alemán Cari Stemheim recibió el Premio Theodor Fontane para

el Arte y la Literatura, pero como consideraba que quien debía haberlo ganado era el desconocido autor de

La metamorfosis declinó el galardón y entregó el dinero del premio a Kafka.

25  Hemos optado por mantener el título La metamorfosis, con el que la obra se ha conocido

en las más diversas lenguas. No podemos dejar de mencionar, sin embargo, que la única traducción de

Die Verwandllung publicada en vida de Kafka fue al húngaro bajo el título A változás (La transformación):

versión de Sandor Marai, en Szebadság, 182-188 y 190- 191, Kosice, 23-29 de julio y 31 de julio-1 de

agosto de 1921.

26 ‘Die Verwandlung’, Die weipen Blátter. Eine Monatsschrift, 2,10, edi­tado por René Schickele, Leipzig,

octubre de 1915, pp. 1177-1230; Die Verwandlung (con tres ilustraciones de Ottomar Starske), Leipzig,

Der jüngste Tag, 22-23, Kurt Wolff Verlag, 1915.

27 Carta a Kurt Wolff, Remitimos en este caso a la más completa recopilación de la correspondencia de

Kafka: F. Kafka, Briefe und Tdgebücher (3 Juli 1883-3 Juni 1924), ed. de Werner Haas, Universidad de Viena.

 


 

algunas ilustraciones de José Hernández para La metamorfosis

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