bahía

 

madrid, 11 de marzo de 2004

 

[…] que no hay nada que un hombre no pueda hacerle a otro,

nada que un hombre no haga por otro.

 

Anne MICHAELS

 

 

 

Esta bahía de raíles que amanece con su bestia

reventada.

Esta preciosa mercancía desnacida y ya sin besos.

Este negro descarte de un dios en ruinas.

 

Tiene raíces, marzos masivos,

tiene causa y efectos personales que se extienden con

la luna

como células malas. Y tiene juicio

y legajo monstruoso, es manjar para la historia, no hay

duda.

 

Pero hoy propongo

que bordado a la médula y al pecho

crezca como espacio donde el hombre significa,

espacio sagrado con pan, rutina dorada, anchos

amores

 

y casa también de un hielo inconcebible

que hizo la vida más corta que la vida.

 

Quiero llevar esa bahía pegada a la quietud

con sus hombres y mujeres por siempre madrugando

 

quiero el arco que fulge del amor a las manos sin alma,

atesorarlo en la garganta como guardan los que

emigran su parque, su puerto, su olor de cuando niño.

 

Quiero al hombre ante mis ojos

elegir de entre todos sus pulsos

el que hizo el amor, tomó café, se sabía cristal

es la esperanza.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Valero, Julieta. Los heridos graves. Musa a las 9

 

 

 

∏Γ


 

 

 

 

 

 

 

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