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leopoldo maría panero

 

narciso en el acorde último de las flautas

 

linterna china

 

 

 

El agujero que ha muerto se

despliega como una sábana para

no poder dormir -yo, al fondo

de él, habiéndome olvidado-
                                                                  mi cadáver

será un signo -En la pared sombras

de sapos van, una a una, pasando

pensando -no poder dejar de pensar

-en la pared desfilan

lentas las sombras de los sapos

de mi pensamiento-
                                                          no estoy sino aquí.

Atravesar el bosque para

saber que está vacío, y por siempre.
                                                                          Un coro

de gigantescos monos danzará sobre

mi cadáver y uno de ellos, el que

lleva la insignia del jefe, cogerá

en su mano mi pequeño cráneo y reirá, reirá.

Mas mi destino sigue

erguido en pie en un mundo

desierto. Esposa

de un esqueleto, fiel a un muerto, así

eres tú, Helaí.
                         

                          Y mi madre muere en mi pensamiento.

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