[ezcol_1third]       

 

 

 

 

 

soldado herido en

 

el lejano vietnam

 [/ezcol_1third] [ezcol_2third_end]  

 

La muerte vació mi ser, dejó mis ojos

tan blandos y sexuales como selva.

Cada vez que me acuerdo de mí y de aquellos bosques

la nieve del esperma baña mi frente.

El avión me esperaba como una amenaza:

a medida que el terror se alejaba

vi la nave del sentido hundirse entre mis ojos.

En esta habitación de Windham Street

soy sólo un disparo entre los juncos.

Dicen que allá en los ríos, cuando baja

el viento oscuro de la noche, un pez

acaso me recuerde.

 

 [/ezcol_2third_end]

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El último hombre, 1983.

en Leopoldo María Panero, poesía completa

Visor, 2007

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

eternidad

 

La vida vibrante entrando a borbotones; barriendo toda duda.

seis de corazones

 

Pero si lo piensas
con ese amor que sigue latiendo, cuando
el corazón deja de latir