Si el eunuco se enfría en mis rodillas

le digo que sí

y nos queremos con las espadas altas

y nos queremos con el hilo hermoso

de la tarde hueca,

y nos queremos, sí, si el eunuco

de pronto

osa escalar la dura arquitectura de mi sangre.

Estaremos en la sangre,

beberemos otra vez la tibia sangre,

compraremos un billete a ver la sangre.

Luisa Castro

Los versos del eunuco

Poesía Hiperión

2ª edición 1989


 

 

 

 

 

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