Rianne

 

quítame el pan, si quieres

 

Si fuera mecánico de automóviles, diría que nunca antes había visto un modelo como éste. Lo malo de ser merodeador es que no se puede

entrar a caballo en la vida de una mujer, si no es dejando de merodearla, claro. Tiene unos labios con la textura de lo que se expande o estalla,

con el concreto perfil de un horizonte ilimitado, y su belleza es el sonido del amanecer –lo dijo el poeta-.

     Nunca había visto un modelo como éste: creo que podré repararlo, pero tendré que pedir las piezas a la ciudad –sigue diciendo el mecánico

de automóviles-. Quíteme el pan si quiere, quíteme el aire, pero no me quite sus ojos porque me moriría, lo dijo el poeta, disculpe –le respondo al

mecánico, que me mira como si yo fuera un tipo raro-.

     Se dice que las personas que hacen poco ruido son peligrosas, pero yo las prefiero, con mucho, a cualquier otra. Es tanto el silencio aquí. Su

mano derecha dejada, abandonada en el aire o en el espacio vacío de la habitación, y el escote abierto, como desgarrado, y la oreja desnuda de pelo,

ay. Y yo con los pies sucios, sin bombones, en decadencia, escaso de fuerzas y amargo de piel, posiblemente cautivo de mí mismo.

     Claro que, si le soy sincero, yo puse mi primer taller para que, algún día, llegara un día en el que pudiera reparar automóviles de modelos como

éste –dice el mecánico, que parece un tipo de vida metódica y tal vez fracasada-.

     Si un hermoso cuerpo no tiene un alma bonita, parece más bien un ídolo; pero si la tiene, parece mucho más que un cuerpo. No tienen fin las cosas

del corazón, y son tantas las cosas que pasan por el corazón, que encuentra enseguida motivos rojos para hilvanar una historia, para enhebrar un recuerdo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Narciso de Alfonso

merodeos populares: quítame el pan si quieres


 

 

 

 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

eternidad

 

La vida vibrante entrando a borbotones; barriendo toda duda.

seis de corazones

 

Pero si lo piensas
con ese amor que sigue latiendo, cuando
el corazón deja de latir