barrio sin luz

 

¿Se va la poesía de las cosas

o no la puede condensar mi vida?

Ayer —mirando el último crepúsculo—

yo era un manchón de musgo entre unas ruinas.

Las ciudades —hollines y venganzas—,

la cochinada gris de los suburbios,

la oficina que encorva las espaldas,

el jefe de ojos turbios.

Sangre de un arrebol sobre los cerros,

sangre sobre las calles y las plazas,

dolor de corazones rotos,

podre de hastíos y de lágrimas.

Un río abraza el arrabal

como una mano helada que tienta en las tinieblas:

sobre sus aguas se avergüenzan

de verse las estrellas.

Y las casas que esconden los deseos

detrás de las ventanas luminosas,

mientras afuera el viento

lleva un poco de barro a cada rosa.

Lejos… la bruma de las olvidanzas

—humos espesos, tajamares rotos—,

y el campo, ¡el campo verde!, en que jadean

los bueyes y los hombres sudorosos.

Y aquí estoy yo, brotado entre las ruinas,

mordiendo solo todas las tristezas,

como si el llanto fuera una semilla

y yo el único surco de la tierra.

Pablo Neruda

Crepusculario (1923)

Farewell y los sollozos

Selección de poemas 1925-1952. Pablo Neruda.

Círculo de lectores.

Barcelona


 

 

 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

eternidad

 

La vida vibrante entrando a borbotones; barriendo toda duda.

seis de corazones

 

Pero si lo piensas
con ese amor que sigue latiendo, cuando
el corazón deja de latir