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los poetas

malditos

paul

verlaine

 

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Les Poètes maudits de Sáftsàck 1884, 1888

 

 

Libro de ensayos publicado por primera vez en 1884, y luego en una versión  aumentada y definitiva en 1888.

Los comentarios de los autores que dio Verlaine, que conoció personalmente a la mayoría, tratan sobre el estilo de su poesía y de anécdotas personales vividas con ellos.

Los autores identificados bajo el apelativo de «poetas malditos» fueron el máximo  exponente del artista bohemio, decadente y profundamente crítico con la sociedad de  su tiempo.

En lo formal se caracterizan por la adopción del verso libre: los poetas dejaban así  de estar sujetos a las normas de la métrica; estaban más interesados en percibir la  realidad a través de los sentidos y en transformarla en poemas llenos de símbolos,  sugerencias y resonancias musicales. De ahí que sean llamados simbolistas.

Viven al día y sienten un desmesurado hastío, una viva repulsión por todo lo que  signifique conformismo y tradición.

Verlaine expuso que dentro de su individual y única forma, el genio de cada uno de ellos había sido también su maldición, alejándolos del resto de personas y llevándolos de esta forma a acoger el hermetismo y la idiosincrasia como formas de escritura.

Llevan una vida bohemia, rechazan las normas establecidas (tanto las reglas del arte como los convencionalismos sociales) y desarrollan un arte libre o provocativo,  teniendo vidas trágicas y entregados con frecuencia a tendencias autodestructivas;  todo esto como consecuencia de sus dones literarios.

 

En esta obra se honra a seis poetas:

Tristan Corbière,

 Arthur Rimbaud,

 Stéphane Mallarmé,

 Marceline Desbordes-Valmore,

 Auguste Villiers de L’Isle-Adam,

 y

 Pobre Lelian («Pauvre Lelian» en el original francés,

anagrama del propio Paul Verlaine)

 

El concepto de Verlaine del poeta maldito fue en parte tomado del poema de Charles Baudelaire llamado Bendición (Bénédiction), que inicia su libro Las flores del mal.

 El uso de esta expresión y del término malditismo se generalizó luego para referirse a cualquier poeta (o a un escritor de otros géneros o incluso a un artista plástico) que, independientemente de su talento, es incomprendido por sus contemporáneos y no obtiene el éxito en vida; especialmente para los que llevan una vida bohemia, rechazan las normas establecidas (tanto las reglas del arte como los convencionalismos sociales) y desarrollan un arte libre o provocativo.

Entre los literatos que han recibido el calificativo de malditos estarían también, aparte de Verlaine y de su grupo, escritores como Charles Baudelaire, François Villon, Thomas Chatterton, Aloysius Bertrand, Gérard de Nerval, el conde de Lautréamont, Petrus Borel,Charles Cros, Germain Nouveau, Antonin Artaud, Émile Nelligan, Armand Robin, Olivier Larronde, Innokienti Ánnienski, John Keats, Federico García Lorca, Alejandra Pizarnik, Edgar Allan Poe, Raúl Gómez Jattin, Leopoldo María Panero, así como los músicos Jim Morrison e Ian Curtis, entre otros.

 

– 

«El poeta se vuelve vidente por un logro inmenso y razonado desequilibrio de todos los sentidos.

Todas las formas de amor, de sufrimiento, de locura; él mismo busca, agota en sí todos los venenos”.

(Carta de Rimbaud a P. Demeny)

Verlaine

 

poetas

 

» Id, pues, vagabundos, sin tregua,

errad, funestos y malditos

a lo largo de los abismos y las playas

bajo el ojo cerrado de los paraísos.

(…)

Y nosotros que la derrota nos ha hecho, ay, sobrevivir,

los pies magullados, los ojos turbios, la cabeza pesada,

sangrantes, flojos, deshonrados, cansados,

vamos, penosamente ahogando un lamento sordo. «

 

 

Arte poética 1885

«La música ante todo preferimos,

por eso mismo el verso imparisílabo

que es más vago y soluble

y que no tiene ningún peso ni pose

que lo tiente.

Y no olvides tampoco el elegir palabras

que se presten al equívoco:

quedémonos con una canción gris,

que junta lo más claro a lo indeciso.

[…]

¡Lo que buscamos siempre es el matiz,

solo el matiz y nada de color!

Sólo el matiz hermana sin herir

sueño con sueño, flauta y bronco son.

[…]

¡Retuércele el pescuezo a la elocuencia!

Y no estará de más, con mano dura,

poner coto a la rima: si la sueltas

nadie sabe hasta donde nos empuja.

[…]

¡La música ante todo, siempre música!

sea tu verso ese algo volandero

que sentimos huir de un alma

en busca de distintos amores y otros cielos.

Sea tu verso anuncio de ventura

en el crispado viento matutino

perfumado de menta y tomillo…

Y lo demás es ya literatura.»

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