lomo de las sagradas escrituras

Sin haberlo advertido jamás, exceso por turismo

y sin agencias

de pecho en pecho hacia la madre unánime.

Hasta París ahora vengo a ser hijo. Escucha,

Hombre, en verdad te digo que eres el HIJO ETERNO,

pues para ser hermano tus brazos son escasamente iguales

y tu malicia para ser padre, es mucha.


La talla de mi madre moviéndome por índole de movimiento,

y poniéndome serio, me llega exactamente al corazón:

pesando cuanto cayera de vuelo con mis tristes abuelos,

mi madre me oye en diámetro callándose en altura.


Mi metro está midiendo ya dos metros

mis huesos concuerdan en género y en número

y el verbo encarnado habita entre nosotros

y el verbo encarnado habita, al hundirme en el baño,

un alto grado de perfección.

 

 

 


César Vallejo

de Poemas en prosa

Obra poética completa preparada por Georgette

de Vallejo

Lima, Francisco Moncloa Editores, 1968

Lima 2009

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

eternidad

 

La vida vibrante entrando a borbotones; barriendo toda duda.

seis de corazones

 

Pero si lo piensas
con ese amor que sigue latiendo, cuando
el corazón deja de latir