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Los ciegos


Míralos, alma mía; son en verdad horrendos,

muñecos, parecieran; vagamente ridículos;

extraños y terribles, igual que los sonámbulos,

apuntan no sé a dónde sus tenebrosas órbitas.

Sus ojos que la chispa divina ha abandonado

aún se alzan al cielo, como si escrutaran

el horizonte; y nunca los vemos, soñadores,

inclinar la cabeza abrumada hacia el suelo.

Atraviesan así la negrura infinita,

hermana del silencio. ¡Oh ciudad! Mientras 

cantas, ríes, gritas, en torno de nosotros,

rendida ante el placer hasta la atrocidad,

yo me arrastro como ellos, pero más aturdido

me pregunto: ¿Qué buscan los ciegos en el Cielo?

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Les aveugles


Contemple-les, mon âme; ils sont vraiment affreux!

Pareils aux mannequins; vaguement ridicules;

Terribles, singuliers comme somnambules;

Dardant on ne sait où leurs globes ténébreux.

Leurs yeux, d’où la divine étincelle est partie,

Comme s’ils regardaient au loin, restent levés,

Au ciel; on ne les voit jamais vers les pavés

Pencher rêveusement leur tête appesantie.

Ils traversent ainsi le noir illimité,

Ce frère du silence éternel. Ô cité!

Pendant qu’autour de nous tu chantes, ris & beugles,

Éprise du plaisir jusqu’à l’atrocité,

Vois, je me traîne außi ! mais, plus qu’eux hébété,

Je dis : Que cherchent-ils au Ciel, tous ces aveugles?

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Charles Baudelaire

Los ciegos

De Las flores del mal

Traducción de Vicente J. Morales

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baud

 

 


 

 

 

 

 

 

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