Estamos realizando obras en el exterior.

No utilizar esta puerta excepto en caso de emergencia

Madurar

era esto:

no caer al suelo, chocar contra el suelo, contemplar el pudrirse de la piel

igual que un fruto antiguo.

Colchón justo para los dos; años que chocan la lengua contra los dientes una y otra vez que se tambalean en la boca

años

del sentido incorrecto.

Con tres hilos de cabeza he tejido mi tiempo:

piensa en vosotros a mi edad, piensa en tres hilos de cabeza, qué te falta, qué te queda; piensa en tres hilos. Quizá

eso, madurar:

quizá Ulises boca abajo, quizá la orilla boca arriba,

eso que queréis me esperará diez años. Pensad en diez caídas; pensad en

diez hilos de cabeza. ¿Aquello? ¿La madurez? ¿Márchate, olor a lavavajillas, déjame con mi sueño?

¿O quizá en la boca uvas para el postre del color

de la rodilla que cae al suelo,

de la rodilla que choca contra el suelo? Me tambaleo. Y era yo el zumo en la garganta, y era yo el frío, era yo

las uñas y el estómago, quién era yo en mis años

con tres, en mi tiempo con diez hilos de cabeza. Hasta mi habitación

por la escalera de incendios un hombre

y su sentido contrario. Diez hilos de cabeza, veinte hilos de su pecho atados a mi pecho,

juro que amé

los golpes de sus piernas. Digo que

madurar era esto: que no pude negarme, digo que mis tres hilos de nada entre los dedos, y juré chocar y el suelo

lo juré. Pensé al suelo la caída

y el choque contra el suelo. Pensé el aliento pensé dije

tres hilos de cabeza: tambaleo.

Pensé en mi edad y pensé en vosotros y pensé

que nadie me avisó de madurar así, junto a la vida y el frío en el cajón

de la fruta que se pudre.

 

 

 

Elena Medel

Inédito en libro

revistapingpong.org/2011/06/

 

 

 

 


 

 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

eternidad

 

La vida vibrante entrando a borbotones; barriendo toda duda.

seis de corazones

 

Pero si lo piensas
con ese amor que sigue latiendo, cuando
el corazón deja de latir