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Máscara del conferenciante que habla ante señoras, que sonríe y

presenta simulacros

de buena crianza,

de correcto caballero,

de señor bien vestido y correctamente alimentado.

A no temer, Damas y Caballeros,

esta fiera está amaestrada,

sus dientes han sido limados,

extraídos, carcomidos, debilitados

por comiditas convenientes.

Ya no es el animal que devora carne cruda,

que asalta y mata en la selva.

Ha perdido su majestuosa barbarie.

Pasen, Señoras y Señores.

Espectáculo rigurosamente para familias,

lleve a su tía en el día de la tía,

y a su madre en el día de la madre.

Aquí lo pueden ver.

Media vuelta a la derecha,

hop!

Salude al Respetable Público.

Así,

muy bien,

tenga su terrón de azúcar.

 

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Hop, hop!

Damas y Caballeros,

estrictamente para familias,

poderoso león de la selva: sueñas,

dócilmente ejecutas piruetas

preestablecidas

con leve y tierna y secreta ironía.

Pobres, al fin de cuentas,

hay chicos que me quieren,

así, una vueltita, salto al aro uno dos hop!

excelente

y sueño con la selva

en sus crepúsculos antiguos

mientras distraídamente hago las pruebas

correcta y buenamente salto por el aro en llamas

me ponen sobre la silla

rujo abstraído

mientras recuerdo las pálidas lagunas

en las praderas

a las que un día he de volver

ya para siempre

(lo sé, lo creo, lo necesito)

devorando a un domador

a título simbólico

como adecuada despedida

en un acto de locura

dicen los diarios

inesperadamente su cabeza desapareció entre las fauces

chorreando sangre qué horror!

cundió el pánico

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mientras por el momento

sueño

con aquella patria violenta pero candorosa

el orgulloso principado

las ceremonias del huracán y de la muerte

prófugo de la vergüenza

desnacido de la suciedad de cerdo

a la castidad del pájaro y la lluvia

a la altiva soledad.

Pasen, Damas y Caballeros,

esta fiera está amaestrada

espectáculo rigurosamente para familias

aquí lo pueden ver, hop!

salude al Respetable Público

mientras medito en la selva dura pero bella,

en sus noches de luna

en mi madre.

 

 

 

Ernesto Sábato

De Abbadón el Exterminador

 


 

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