Henri-Michaux-por-Eddie-Novarro

la estatua y yo

En mis momentos perdidos le enseño a caminar a una estatua.

Dada su inmovilidad exageradamente prolongada, no es fácil.

Ni para ella. Ni para mí. Gran distancia nos separa, me doy cuenta.

No soy tan tonto como para no darme cuenta.

Pero no se puede tener todas las mejores cartas en nuestro juego. Así, pues, adelante.

Lo que importa es que su primer paso sea bueno.

Para ella todo está en ese primer paso. Lo sé. Demasiado lo sé. De ahí mi angustia.

Me ejercito en consecuencia. Me ejercito como nunca antes lo hice.

Colocándome cerca de ella, de forma estrictamente paralela,

con el pie levantado igual que ella y rígido como una estaca hundida en la tierra.

No, nunca es exactamente igual. O el pie, o la combadura, o el porte, o el estilo,

siempre hay algo que falta, y la salida tan esperada no tiene lugar.

Es por eso que llegué casi a no poder caminar por mí mismo, invadido por una rigidez,

sin embargo llena de impulso, y mi cuerpo fascinado me asusta y ya no me conduce a ninguna parte.
.
.
Le statue et moi


.
À mes moments perdus, j’apprends à marcher à un statue.

Étant donné son inmobilité exagérément prolongée, ce n’est pas facile.

Ni pour elle. Ni pour moi. Grande distance nous sépare, je m’en rends compte.

Je ne suis pas assez sot pour ne m’en rendre compte.

Mais on ne peut avoir toutes les bonnes cartes dans son jeu. Or donc, en avant.

Ce qui importe, c’est que son premier pas soit bon.

Tout pour elle est dans ce premier pas. Je le sais. Je ne le sais que trop. De là, mon angoisse.

Je m’exerce en conséquence. Je m’exerce comme jamais je ne fis.

Me plaçant près d’elle de façon strictement parallèle,

le pied comme elle levé et raide comme un piquet enfoncé en terre.

Hélas, ce n’est jamais exactement pareil. Ou le pied, ou la cambrure, ou le port, ou le style,

il y a toujours quelque chose de manqué et le départ tant attendu ne peut avoir lieu.

C’est pourquoi j’en suis venu Presque à ne plus pouvoir marcher moi-même, envahi d’une rigidité,

pourtant toute d’élan, et mon corps fascine me fait peur et ne me conduit plus nulle part.

 

 

 


Henri Michaux


La estatua y yo

De La vida en los pliegues, 1949

Antología poética (1927-1986)

Edición bilingüe

Adriana Hidalgo Editora

2002 Buenos Aires

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

eternidad

 

La vida vibrante entrando a borbotones; barriendo toda duda.

seis de corazones

 

Pero si lo piensas
con ese amor que sigue latiendo, cuando
el corazón deja de latir