aunque sea un instante

Aunque sea un instante, deseamos

descansar. Soñamos con dejarnos.

No sé, pero en cualquier lugar

con tal de que la vida deponga sus espinas.

Un instante, tal vez. Y nos volvemos

atrás, hacia el pasado engañoso cerrándose

sobre el mismo temor actual, que día a día

entonces también conocimos.

Se olvida

pronto, se olvida el sudor tantas noches,

la nerviosa ansiedad que amarga el mejor logro

llevándonos a él de antemano rendidos

sin más que ese vacío de llegar,

la indiferencia extraña de lo que ya está hecho.

Así que a cada vez que este temor,

el eterno temor que tiene nuestro rostro

nos asalta, gritamos invocando el pasado

–invocando un pasado que jamás existió–

para creer al menos que de verdad vivimos

y que la vida es más que esta pausa inmensa,

vertiginosa,

cuando la propia vocación, aquello

sobre lo cual fundamos un día nuestro ser,

el nombre que le dimos a nuestra dignidad

vemos que no era más

que un desolador deseo de esconderse.

 

 

 

 

 

 

Jaime Gil de Biedma

Aunque sea un instante

Antología personal: Jaime Gil de Biedma

Visor Libros 2010

Madrid

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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