[ezcol_1half]                

Cerezas

a Elizabeth

esa mujer que ahora mismito se parece a santa

teresa

en el revés de un éxtasis/hace dos o tres besos fue

mar absorto en el colibrí que vuela por su ojo

izquierdo

cuando le dan de amar/

y un beso antes todavía/

pisaba el mundo corrigiendo la noche

con un pretexto cualquiera/en realidad es una

nube

a caballo de una mujer/un corazón

que avanza cuando tocan

el himno nacional y ella

rezonga como un bandoneón mojado hasta los

huesos

por la llovizna nacional/

esa mujer pide limosna en un crepúsculo de ollas

que lava con furor/con sangre/con olvido/

encenderla es como poner en la vitrola un disco

de gardel/

caen calles de fuego de su barrio irrompible

[/ezcol_1half][ezcol_1half_end]

 

 

 

 

y una mujer y un hombre que caminan atados

al delantal de penas con que se pone a lavar/

igual que mi madre lavando pisos cada día/

para que el día tenga una perla en los pies/

es una perla de rocío/

mamá se levantaba con los ojos llenos de rocío/

le crecían cerezas en los ojos y cada noche los

besaba el rocío/

en la mitad de la noche me despertaba el ruido de

sus cerezas creciendo/

el olor de sus ojos me abrigaba en la pieza/

siempre le vi ramitas verdes en las manos con

que fregaba el día/

limpiaba suciedades del mundo/

lavaba el piso del sur/

volviendo a esa mujer/en sus hojas más altas se

posan

los horizontes que miré mañana/

los pajaritos que volarán ayer/

yo mismo con su nombre en mis labios/

[/ezcol_1half_end]

 

 

 

 

 

 

 

 

Juan Gelman

De palabra, 1994

Incluido en Debí decir te amo. Sus mejores poemas de amor.

Antología Personal. Juan Gelman. Editorial Planeta.

Poesía Planeta. Madrid. 1997

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

eternidad

 

La vida vibrante entrando a borbotones; barriendo toda duda.

seis de corazones

 

Pero si lo piensas
con ese amor que sigue latiendo, cuando
el corazón deja de latir