un viejo en venecia

En Venecia, viejo y envejecido, casi mudo,

rodeado de libros, de soledad, de gatos,

el poeta Ezra Pound,

habló, en un breve, muy breve encuentro con Grazia Livi.

Le comentó, sin autocompasión y sin desprecio,

secamente, con voz entrecortada:

«Al final pienso que no sé nada.

No tengo nada que decir, nada».

Si después de tan alto ejemplo, de tan clara sentencia,

aún sigo escribiendo, arañando palabras en el humo,

no es, que la muerte me libre,

por bastardo interés o absurda vanidad,

sino tan sólo por una simple razón,

porque no conozco otro medio, a excepción del suicidio,

-innecesario es un poema como un cadáver-

para dar testimonio de nada a nadie,

del mundo que contemplo, de esta vida,

de su horror gastado y cotidiano.

Que el viejo Pound, desde su tumba,

me perdone por unir su nombre

a estas sórdidas palabras desesperadas.

 

 

 

 

 

 

Juan Luís Panero

Un viejo en Venecia

Antología

Editorial renacimiento

2003

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

eternidad

 

La vida vibrante entrando a borbotones; barriendo toda duda.

seis de corazones

 

Pero si lo piensas
con ese amor que sigue latiendo, cuando
el corazón deja de latir