Meditación al atardecer

Esta calle que baja dura una eternidad

Aquí se cuecen vivos los grandes pensamientos

Ha llegado la hora del descanso en que no se descansa

Cuando los perros creen en santas y en fantasmas

En este punto mi madre y mi hermana preguntaron sin voz

¿Y qué sabes tú de todo eso?

Me han enterrado dos veces este otoño mamá

En esto el huracán me separo las alas con violencia

y el ataúd se rompió.

¿Qué hace mi hermana en el bosque?

Su fantasma salió de mis propias cenizas

Mi espada quiere beber de su sangre

y centellea con ardiente deseo

Mi madre es un viento que seca los árboles frutales

Y qué sabes tú de todo eso preguntaron sin voz

Los niños y las amapolas son inocentes

hasta en su maldad recitaron en coro

Ahora oigo sonar sus viejas caras

Las de mi madre y las de mi hermana

La tierra tiene piel y esa piel padece enfermedades

replicaron llorando

Es cierto hijo que eres una noche de oscuras risas

¿De dónde sacas lo que vomitas?

Sal de tus profundidades oye

Ahora el sol me derrite y los perros me lamen la piel

Eres un charco de muerte en las pesadillas

de los condenados al sueño me gritaron las brujas

Soy un charco de sueño en las pesadillas

de los condenados a muerte queridas

En este punto volvieron a decirme sin voz

¿Y qué sabes tú de todo eso?

Váyanse al mismo diablo les dije

Esta calle que baja

no acaba nunca de bajar

 

 

 

 

 

Óscar Hahn

Meditación al atardecer

Archivo expiatorio: poesías completas (1961-2009)

Visor Libros 2009

Madrid

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

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