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modesto desahogo

Estoy más triste que un zapato ahogado

estoy más triste que el polvo bajo los petates

estoy más triste que el sudor de los enfermos

estoy triste como un niño de visita

como una puta desmaquillada

como el primer autobús al alba

como los calzoncillos de los notarios

triste triste triste de sonreir como un bobo desde los rincones

de ver tallar las cartas en redondo saltándome siempre a mí

de todo lo que se dicen y se dan y se mordisquean en mis narices

estoy harto de quedarme con el saludo en la boca

de salir bien dibujado entre la muchedumbre

para que me borre siempre el estropajo de su roce

de no estar nunca en foco para ningunos ojos

de tener tan desdentada la mirada

de navegar tras la línea del horizonte

con mis banderitas cómicamente izadas

no puedo más de no ser nunca nadie

de que no me dejen jamás probarme otra careta que la de ninguno

de no irrumpir de no alterar el oleaje

de no curvar jamás un tren de ondas

de no desviar a mis corrales la palabra suelta

de que nunca me caiga a mí la lotería de un vuelco visceral

De no poblar ni el más vago sueño ocioso

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De saber que ningún mal pensamiento tendrá ya más mi rostro.

Estoy hasta aquí de la avaricia de los privilegiados

de que quieran para ellos solos toda la juventud

todos los influjos en las cosas del mundo

todo el favoritismo de la puta alegría

toda la iniciativa de renuevo y capricho

de que se apropien sin escrúpulos la plusvalía de calor y encuentros

todo el capital de risa y de coloquio

que repartido con justicia

alcanzaría de sobra para alimentarnos a todos

a todos los hambrientos de carne de comunión

y sedientos de vino de comunión

a todos los que están tristes

como faldones arrugados que les cuelgan a los otros

en fin estoy jibosamente desolado

de haber envejecido sin seguro de vida

sin seguro de nombre

sin cavar mi guarida en el espeso ahorro

de no haber cobrado el billete cuando la vida se asomaba a mirarme

de haber tirado siempre deudas al cesto sin mirarlas

y lo que quiero decir es que estoy a fin de cuentas

terriblemente triste de que no me hayáis perdonado.

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Tomás Segovia

Modesto desahogo

En Poesía (1943-1997)

Ed. Tierra Firme – Fondo de Cultura Económica

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

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