¡DULZURA POR DULZURA CORAZONA!…

[ezcol_1half]         

¡Dulzura por dulzura corazona!

¡Dulzura a gajos, eras de vista,

esos abiertos días, cuando monté por árboles caídos!

Así por tu paloma palomita,

por tu oración pasiva,

andando entre tu sombra y el gran tesón corpóreo de tu sombra.

Debajo de ti y yo,

tú y yo, sinceramente,

tu candado ahogándose de llaves,

yo ascendiendo y sudando

y haciendo lo infinito entre tus muslos.

(El hotelero es una bestia,

sus dientes, admirables; yo controlo

el orden pálido de mi alma:

señor, allá distante… paso paso… adiós, señor…)

Mucho pienso en todo esto conmovido, perduroso

y pongo tu paloma a la altura de tu vuelo

y, cojeando de dicha, a veces,

repósome a la sombra de ese árbol arrastrado.

 [/ezcol_1half] [ezcol_1half_end] 

Costilla de mi cosa,

dulzura que tú tapas sonriendo con tu mano;

tu traje negro que se habrá acabado,

amada, amada en masa,

¡qué unido a tu rodilla enferma!

Simple ahora te veo, te comprendo avergonzado

en Letonia, Alemania, Rusia, Bélgica, tu ausente,

tu portátil ausente,

hombre convulso de la mujer temblando entre sus vínculos.

¡Amada en la figura de tu cola irreparable,

amada que yo amara con fósforos floridos,

quand on a la vie et la jeunesse,

c’est déjà tellement!

Cuando ya no haya espacio

entre tu grandeza y mi postrer proyecto,

amada,

volveré a tu media, has de besarme,

bajando por tu media repetida,

tu portátil ausente, dile así…

[/ezcol_1half_end]

César Vallejo

de Poemas humanos

Obra poética completa preparada por Georgette

de Vallejo (Lima, Francisco Moncloa Editores, 1968)

Lima 2009


 

 

 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

eternidad

 

La vida vibrante entrando a borbotones; barriendo toda duda.

seis de corazones

 

Pero si lo piensas
con ese amor que sigue latiendo, cuando
el corazón deja de latir