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wisława szymborska

 

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prosas reunidas 

 

traducción Manel Bellmunt Serrano

revisión de la traducción

de Lecturas no obligatorias:

Karolina Todorowa

Malpaso Ediciones, S. L. U.
Barcelona
1ª edición: enero de 2017

 

 

 

 

 

a sangre fría

 

 

 

¿Por qué estoy leyendo este libro?

No tengo la menor intención de instalar un terrario en casa. Y aún menos un acuaterrario. No tengo pensado criar anfibios ni reptiles, por muy bonitos que sean. Ni tampoco una tortuga del Caspio o del Peloponeso, ni un sapo partero común o corredor, ni una rana africana con uñas, ni siquiera la rana ridibunda.

Ni tampoco un camaleón que mueva sus dos ojos de un modo independiente, por ejemplo, uno hacia arriba y el otro hacia abajo, capacidad de la que a buen seguro se siente muy satisfecho.

Lo mismo sucede con el scheltopusik (barriga amarilla), aunque merezca nuestra consideración por su gracioso nombre y su carácter amable.

No me seduce la cría de la salamandra con pulmones, ni de la denominada sin pulmones, un ser que realmente carece de ellos, así como de branquias, y que, aun así, vive.

Renuncio a la compañía de la lagartija australiana tiliqua, aunque valdría la pena averiguar dónde comienza y dónde termina, ya que la cola es exactamente igual que la cabeza.

Renuncio a la serpiente de la familia de las Dasypeltidae aunque tenga en su garganta unos muy ingeniosos apéndices óseos para triturar la cáscara de un huevo después de haberlo tragado.

No tengo ni el espacio, ni el tiempo ni, probablemente, tampoco las fuerzas necesarias para suministrar el alimento apropiado a esta hermandad. Debería proporcionarles cada día moscas recién capturadas, lombrices, saltamontes, pájaros pequeños (pero también algunos grandes), caracoles, larvas, mariposas, cucarachas y tubifex.

En su mayoría, estos víveres me son conocidos y me resultan simpáticos.

Únicamente sería capaz de ofrecer los tubifex sin remordimientos.

Al menos, así me lo parece, ya que no sé aún demasiado bien qué son exactamente.

En fin, que no soy la destinataria idónea de este libro. Solo lo estoy leyendo porque, desde pequeña, me produce placer acumular saberes innecesarios.

Y porque, después de todo, ¿acaso puede alguien saber de antemano qué será necesario y qué no lo será?

Valga como ejemplo el cómo enviar por correo una rana para que siempre llegue vigorosa y satisfecha a su lugar de destino: quién sabe cuándo puede esto resultar útil para los intereses privados o estatales.

Adam Taborski nos entrega con verdadera pasión su extenso conocimiento sobre reptiles y anfibios.

En un nivel igualmente elevado de emotividad se encuentran las fotografías de Lech Wilczek.

Mucha peor suerte le corresponde al mapa del mundo contemporáneo, ya que en él no aparecen ni Inglaterra ni Irlanda.

Sencillamente, el autor se ha olvidado de representarlas.

Es posible que, sin darse cuenta, haya adoptado el punto de vista de los anfibios y reptiles, para los cuales dos islas tan pequeñas y perdidas en el mar resultan ciertamente una nimiedad en comparación con las catástrofes del Mesozoico.

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Terrario, Adam Taborski

fotografías de Lech Wilczek

Varsovia

Państwowe Wydawnictwo Rolnicze i Leśne

1970

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

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