simon armitage

presentación [parcheada y a duras penas
aceptable]

Simon Armitage es uno de los poetas de mayor renombre en Inglaterra [y qué]

Es un caso interesante: usa la poesía [la poesía no se usa!!] para transmitir un mensaje social, una posición política, pero niega
que sea política [uf, qué cantidad de estupideces].
Su voz tiene el fuerte acento de la región norte de Inglaterra, históricamente socialista, de clase trabajadora, que hace a Armitage ciudadano y poeta de “la otra Inglaterra”, la que está alejada de las modas y el liberalismo comercial de Londres y del sur [será así,
pero el discurso parece un tanto caduco]

En la universidad estudió geografía, al egresar se dedicó a trabajar en el sistema penal con jóvenes procesados y reincidentes, y terminó haciendo un posgrado en asistencia social. De ahí entró al servicio de libertad vigilada en la Justicia inglesa [otra serie mal explicada: jóvenes, reincidentes, libertad vigilada?]

Si bien fue descubierto por colegas y los medios hace casi una década, fue su poema “Haciendo tiempo” (“Killing Time”) para los festejos del milenio, en diciembre de 1999 y enero de 2000, que lo consagró en los países de habla inglesa y en Europa. [¿exactamente en 2 meses se consagró?]

Ese largo poema/ libro, que se presentó en el Canal 4 de la televisión británica, contiene un lenguaje duro e intransigente,
de crítica a los políticos, especialmente a los jefes de gobierno que ya entonces planificaban la futura invasión a Irak, después de la ocupación de Afganistán [el párrafo entero es una chapuza].

La alianza británica con EE.UU. recibe severa consideración [y qué?]

“Gran Bretaña es como un portaviones
anclado en aguas de Europa continental,
base de escuadrillas de Hawks y Harriers…”

[parece tratarse de unos versos y no de una noticia].


En algunos aspectos, la poesía de Armitage es brutal,
especialmente en una pieza que es la que más se incluye en antologías:

“Cada semana compartía medio sueldo
y lo que no gastaba ahorraba.
Halagaba a su esposa en cada comida.
Y una vez, como diversión, le fajó una trompada en la cara”.

 

[parece que es la traducción de la estrofa:]

And every week he tipped up half his wage.
And what he didn’t spend each week he saved.
And praised his wife for every meal she made.
And once, for laughing, punched her in the face. 

 

Está inspirada por la poesía del inglés W.H. Auden, pero
resume la violencia doméstica que es parte de una tragedia
constante en el Reino Unido, y en el resto de Europa.


Armitage tiene una novela, una colección de ensayos y varios volúmenes de poesía publicados, uno de ellos con una pieza
llevada al cine. Ha adaptado el Heracles de Eurípides para
el teatro.

Ha ganado una serie de premios, y ha sido declarado en 1992
el poeta de mayor promesa en Inglaterra. En 1993, fue
declarado Poeta del Año. [¿el poeta de mayor promesa?]


No es fácil colocar la poesía en el contexto social o compararla
de un país a otro, pero en estos tiempos vale la pena el intento.
[¿qué intento, el de colocar la poesía en el contexto social o el de compararla?]

A pesar de ser el pariente pobre de la literatura (en términos mercantiles) [buena aclaración], es el género de mayor
popularidad [¿y qué?] y que atrae la mayor participación en
muchos países.

A pesar de las justas quejas de los autores, hay seis sellos editoriales en Inglaterra dedicados a la poesía, y varios son sus libros que alcanzaron nivel de “best-seller” [apaga y vámonos].


Por todo ello había que presentar a Simon Armitage.

de wikipedia

[sin convicciones]
 
Sin la menor convicción: ése es mi gran defecto.
Nada que me tiente a gritar o a aullar, nada
que merezca un escándalo, una alaharaca o un baile.
 –
Un hombre como yo podría ser algo serio,
y empaparse en gasolina por la noche
e incendiarse para salvar al mundo,
dejando que su sangre hierba y su cabello se rice.
 –
Tengo un lunar cinco centímetros al sureste
de mi nariz, un corazón que vale tanto
como un reloj de cadena, un puño
que se abre como una buena navaja suiza;
y algunos trucos que han sabido
provocar el aplauso espontáneo.
Pero ninguna causa, ninguna.

traducción de carlos lópez beltrán y pedro serrano

de la editorial

de otras fuentes


zoom!


    Comienza como una casa, la última de unos adosados
en este caso.
    Pero no se queda ahí. Pronto es una
avenida
    que dobla arrogante pasando el Instituto de Mecánicos,
gira a la izquierda
    en la calle principal sin mirar siquiera
y rápidamente es
    un pueblo con los principales cuatro bancos comerciales,
un periódico diario
    y un equipo de fútbol luchando por el ascenso

   
    Y continúa, ajena a las leyes de planificación,
a los Green Belts,
    y antes de que nos demos cuenta está fuera de nuestras manos:
ciudad, nación
    hemisferio, universo, expandiéndose en todas direcciones
hasta que de pronto,
    piadosamente, es liberada por el centro de
un agujero negro
    y disparada hasta una galaxia vecina, emergiendo
más pequeña y más suave
    que una bola de billar pero más pesada que Saturno.

   –

     La gente me para en la calle, me acosa
en la fila de la caja
    y me pregunta “¿Qué es esto, que es tan pequeño
y tan suave
    pero cuya masa es superior a la del planeta anillado?
Son solo palabras
    les aseguro. Pero no se lo tragan.

traducción de joaquín di lorenzi


antes de soltarte


pon a los perros en la lista
de cosas difíciles de perder. Esos perros abandonados
en los páramos de North York o en las colinas de Sussex
o tirados como bolsas de arena desde coches alquilados
han seguido sus narices hasta pueblos con mercados
y como pelotas rebotado hasta los brazos de sus amos.
Escuché una historia de un perro que nadó
hasta la costa inglesa desde la Isla de Man,
y un perro que huevos y tocino cargó
y un diario matutino desde el pueblo
y apareció dos años e incontables leguas después,
con el tocino comido pero los huevos intactos
el diario seco como la leña, literalmente.
Un perro puede vagar lo ancho de un mapa
para enterrar su cabeza en el regazo de su dueño,
arrastrarse la última milla para pasar su pata ensangrentada
por su propia puerta. Para morir en casa,
un perro puede caminar hasta quedarse sin patas.
Le puedes quitar la chapa y el collar
pero un perro viste un pelaje y un color.
Un perro del que no te deshaces es un perro para toda la vida.
No hay perro que aúlle como el que echaste en la noche
Intenta mirar a un perro así a los ojos.

versión de joaquín di lorenzi


capítulo y versículo



Fueron llevados a la orilla
para esperar. Desde el fondo,
alguien dijo: beban. 
Entonces bebieron, algunos
con las manos en cuenco, como dioses;
otros de rodillas, lamiendo como perros.

Y los que se arrodillaron 
fueron apartados y juzgados
por haberse rebajado a bestias,
con el agravante de besarse 
los labios en el reflejo del agua.

Los encontraron culpables.
Los amontonaron y castigaron.
En la cara. Los que se salvaron,
fueron recompensados con
espejos, copas y elogios
por haber logrado en el lago
una impresión tan perdurable.

Y aquí termina la primera lección.

versión de santiago espel


no es lo que haces sino lo que eso te hace


No vagué por los Estados Unidos
con apenas un dólar en el bolsillo,
un par de jeans rotos y una navaja suiza.
Viví entre ladrones en Manchester.

No atravesé descalzo el Taj Mahal,
escuchando el espacio que se abría
entre cada pisada, levantando y poniendo
la huella sobre el piso de mármol. Pero jugué

a hacer patitos en el lago Black Moss
en un día tan quieto que se oía cada onda
surcar. Sentí la inercia de cada piedra
gastarse contra el agua; luego hundirse.

No he jugueteado con el cordel de un paracaídas
sentado al borde de una avioneta en vuelo
pero sostuve la cabeza lacia de un niño
en la guardería, y acaricié sus manos rollizas.

Y sospecho que el nudo en la garganta
y la sutil sensación en cascada, en algún sitio
dentro de nosotros, son ambos parte de esa
intuición de algo más. Esa emoción, quiero decir.

versión de carlos lópez beltrán y pedro serrano

          hombre con corazón de pelota de golf



Se le fueron encima con tenedor y cuchillo, me contaron,
y se lo extirparon con una cuchara: Dunlop, cacarizo, totalmente duro.
Rebotaba en la piedra pero no en un suelo blando. Tomaron
nota de eso. Rebanaron la piel (algo como de cuero,
o de hule, de párpado) y se adentraron; tres millas
de tripa o cuerda, elástica. Y dentro una bolsa
o un saco lleno de bálsamo o esmalte, como Copydex.
Marcaba el registro más bajo del papel tornasol
pero no se quemaba, y sabía amargo, feo; a resina
quizás, de un árbol o una planta. Y despedía un gas
que los hizo llorar a todos cuando lo inspeccionaban.

Ese corazón fue alguna vez una manzana, concluyeron.
Verde. Y tenían la intención de plantar otra manzana
en ese sitio, empezando por la semilla. Pero él se negó.

versión de carlos lópez beltrán y pedro serrano

viendo las estrellas

 –

Una pareja joven, de aspecto agradable, entró en mi farmacia.

La mujer dijo, ‘Me gusta este cepillo para el cabello, por favor.

Oh, y un paquete de chicle sin azúcar. Oh, y me llevaré también

uno de esos’, añadió, señalando en el mostrador un kit

de prueba de embarazo. Lo puse en una bolsa de papel,

y cuando estaba devolviéndole el cambió, le guiñé a ella

un ojo y dije, ‘¡Los dedos cruzados!’ ‘¿Qué ha dicho?’ preguntó

el hombre.

‘Estaba solamente deseándoles buena suerte’, dije.

‘Por qué no se ocupa de sus propios asuntos, amigo’,

siseó. ‘¿O le está dando una gran erección, pensando en que

mi chica deja caer sus bragas y mea en uno de esos palitos

de plástico?’

Un resonante, cavernoso vacío se expandió dentro de mí –me

sentí como Gaping Ghyll en el único día del año en que abren

al público. ‘Tiene razón, señor’, dije. ‘Me he pasado de la raya.

Soy normalmente un modelo de discreción y tacto, pero no sólo

he avergonzado a usted y a su buena señora, sino que he

traído la deshonra al antiguo arte de la farmacia.

Por favor, a manera de compensación, escojan algo y llévenselo

gratis.’ El hombre dijo, ‘Deme algo de speed’. ‘Eh, yo pensaba

más bien en un paquete de tiritas para los callos o un par de

tijeras de uñas. ¿Qué tal uno de estos palitos de cebada y azúcar

–van muy bien para las náuseas?’

‘Sólo cogeré sulfato de anfetamina’, dijo él enfurecido. Entonces

la mujer dijo, ‘Sí, y yo me llevaré unos pocos gramos de heroína.

De la más pura que usted dé a la gente con un exquisito dolor.

Y puede ponerla en una jeringa, ya que estamos’. ‘Pero piense

en el bebé’, dejé escapar.

Cuando la gente ha recibido un golpe en la cabeza, a menudo

hablan de ‘ver las estrellas’, y como hombre de ciencia había

sido siempre especialmente cuidadoso en evitar el uso informal

de metáforas e hipérboles. Pero yo vi las estrellas ese día.

Galaxias enteras de estrellas, y planetas girando alrededor de

ellas, cada uno con capacidad de sustentar la vida tal como la

conocemos.

Saludaba con la mano desde la portilla de mi cohete interestelar

mientras pasaba como un rayo, y desde dentro de sus capullos

acuosos millones de criaturas indefensas y semiformadas con

caras pastosas y dedos rosa traslúcidos me devolvían el saludo

con la mano.

versión de mariana nogales


          poema




Y si nevaba y la nieve cubría el camino
Agarraba la pala y la hacía a un lado.
Y siempre arropaba a su hija por la noche.
Y una vez que mintió le pegó con la chancla.

Y cada semana se bebía la mitad de su sueldo.
Y los que no gastaba cada semana lo ahorraba.
Y alababa todas las comidas de su esposa.
Y una vez, por reírse la golpeó en el rostro.

Y para su madre contrató una enfermera privada.
Y los domingos la llevaba a la iglesia en taxi.
Y lloró cuando paso de mal a peor.
Y dos veces le robó diez libras del bolso.

Así es como lo consideran al volver la vista atrás:
A veces se portaba así, a veces se portaba asá.

versión de josé luis justes amador

 

 

simon armitage

book of matches

paper aeroplane

selected poems

 

from BOOK OF MATCHES

(1993)

 

He hecho testamento; me dejo a la Salud

Nacional. Estoy seguro de que pueden usar

las gelatinas y los tubos y jarabes y colas,

la red de nervios y venas, la hogaza de sesos,

un surtido de empastes y suturas y lesiones,

sangre – un galón exactamente de sopa de arándano –

el chasis o la jaula o la catedral de hueso;

pero no el corazón, pueden dejarlo solo.

 

Pueden tener el lote, todo el surtido:

los bucles y las bobinas y las ruedas dentadas y las

suspensiones y las bielas, los hilos y cuerdas y filamentos,

la cara, el estuche, los dientes y las manos,

 

pero no el péndulo, el corazón;

que lo dejen donde se pare o se cuelgue.

 

 

 

traducción de mariana nogales

   simon armitage


   los usos de la palabra


Comenzó a escribir cuando era nada menos que oficial de Justicia dedicado a conceder o negar libertad condicional. Es uno de los raros poetas en su país con inquietudes sociales e inventó un peculiar estilo de documentales donde filma y escucha a sus sujetos, para luego escribir canciones o poemas que ellos leerán en cámara.

Por Andrew Graham-Yooll

pagina12.com.ar

–Su carrera de escritor comenzó cuando usted era funcionario en el Departamento de Libertad Condicional.

¿Cómo pudo conciliar dos mundos tan diferentes?

–Yo era funcionario del Departamento de Libertad Condicional en Manchester, me entrené para el puesto después de la facultad.

Es un trabajo que dejé hace siete años cuando mi carrera crecía y me di cuenta de que podría vivir de lo que escribo.

Antes de esa época yo tenía un interés bastante limitado por la lectura, pero como consecuencia de empezar a leer

mucha poesía decidí eventualmente comenzar a escribirla. Empecé a ir a talleres literarios cuando era un veinteañero.

De allí creció mi poesía. Hoy tengo cuarenta años… ¿Cómo conciliaba poemas y prisiones? Bueno, el de libertad condicional

es un trabajo bastante regular. Cuando lo dejé estaba asignado a una corte en Manchester y entraba bastante temprano a

la mañana, como a las siete, para entrevistar a los arrestados de la noche anterior. Lo que se esperaba era que yo conversara

con ellos y determinara su situación respecto de la posibilidad de fianza. Yo tenía que presentar al tribunal la información sobre

si debían o no recibir la posibilidad de salir bajo fianza o debían quedar presos. A la tarde me tocaba acusar en nombre del

Departamento de Libertad Condicional a personas que habían quebrado las reglas de sus fianzas o libertades bajo palabra.

Como ve, a la mañana yo ayudaba a liberar personas y a la tarde me encargaba de ponerlas en prisión. En esos días, escribir

era un lujo que me daba en ratos robados a mi trabajo. En la hora del almuerzo, a la noche, los fines de semana. Así también

se puede ser poeta, se pueden escribir poemas mientras se tiene todo tipo de actividades. Es muy diferente en estos términos

a ser un novelista, que tiene como condición sentarse una cierta cantidad de horas cada día a escribir.

–Y usted iba a sus talleres literarios.

–Hasta poder producir un poema del tamaño de un libro, “Haciendo tiempo”, que fue escrito para el Proyecto Milenio del Channel 4 y

fue publicado por Faber, en Londres.

–Publicar con Faber es llegar a algo en el mundo de la poesía inglesa, ¿no?

–Faber tiene una larga tradición de publicar poesía, es una buena editorial, una buena marca. Antes publicaba en una pequeña editorial

de Newcastle, Bloodaxe, que sacó mi primer libro, ¡Zoom!, en 1989. Es un sello muy dedicado a la poesía que sostiene solito

Neil Astley. Es muy bueno con autores nuevos que crecen, con las caras frescas. Tuvieron cierto éxito y no están recibiendo

manuscritos porque ya tienen mucho para publicar. 

 

–Usted escribió un poema sobre su visita a Brasil, específicamente al Amazonas, que muestra más comentario social del que es habitual

en la poesía inglesa. ¿Es algo nuevo en la poesía inglesa?

–En general, el comentario social o político es bastante raro en la poesía inglesa. Mi poema “Haciendo tiempo” es, sin embargo, más bien

un comentario social. Fue una obra por encargo, para una ocasión pública, el milenio, y fue un poema que tenía que ser presentado

en un medio tan público como es la televisión. Se me ocurrió que era la ocasión perfecta para discutir asuntos políticos del día.

El milenio, con todas sus características inventadas, fue un momento en que la gente estaba pensando sobre quiénes son, qué lograron

como sociedad en estos años, qué van a hacer en el futuro. Parecía un buen momento para decir algo sobre esos temas.

Pero yo no tiendo a ser un crítico social en mi trabajo, prefiero escribir sobre asuntos cotidianos, domésticos, a veces personales,

haciendo públicos asuntos privados. Pero “Haciendo tiempo” fue casi como trabajar en la dirección contraria, en la que los asuntos

públicos reciben una visión personal. A mí me molesta personalmente mucho de lo que aparece como noticias en los medios y la

cobertura a la que estamos expuestos día a día, y quería discutir eso en mi poema. 

 

–Carol Ann Duffy, que como usted es miembro del directorio de la Sociedad Poética, hace comentario social. A su manera, también lo hacen

Derek Walcott y Fleur Adcock, y supongo que hasta Andrew Motion es un poeta social a la manera inglesa. Motion, como poeta

oficial del reino, tiene que escribir para grandes ocasiones… Pero podemos decir que el comentario social no es un característica

prominente de la poesía inglesa.

 

–Hay comentario social y discusión de temas sociológicos y políticos en nuestra poesía, pero tiende a ser indirecta. Creo que hay una sensación

en la poesía británica contemporánea de que la sutileza es esencial, absoluta, y que las ideas se discuten en un par de líneas y con

una metáfora, no batiendo el parche con el tema. La sensación es que lo peor que se puede hacer en un poema es intentar una declaración

grandilocuente sobre algo. De alguna manera, eso parece incorrecto. La poesía se siente más ágil y mejor estructurada desde la sutileza.

La poesía gira sobre una actitud, un estilo. El estilo del tono de un poema puede, en un sentido, ser una declaración poética, más que el tema

o asunto del poema. Paul Muldoon, presidente de la Sociedad Poética, y tal vez Seamus Heaney, un miembro, son buenos ejemplos de lo que

digo. Ellos son poetas que tratan la situación y las circunstancias de haber nacido y crecido en Irlanda del Norte. Pero no son poetas que

hagan ondear banderas en su poesía, no son personas que hagan campañas políticas con su obra. Son más indirectos.

 

–Lo que estoy tratando de hacer es comparar los usos de la poesía en distintos lugares…

–Yo tendría mucho cuidado en escribir cosas directamente políticas, porque entre las personas que menos admiro hay políticos y siento que

los recursos retóricos que se usan en la política son muchas veces casi lo opuesto a la poesía. Asociarse al lenguaje del acto político,

de la campaña, la cruzada, el llamado a las armas, sería en un sentido una contradicción. En ciertos países, como los de Europa oriental

en tiempos soviéticos, cuando la libertad de expresión era todo un tema, la poesía fue un modo muy importante de comunicación que

requería metáforas muy estilizadas. Pero también hay que considerar que el fondo es para quién se escribe, la  audiencia. Si el poeta

está escribiendo para un pueblo en las barricadas, si quiere comunicar una idea a gente que está furiosa o quiere inflamarla más todavía,

entonces va a escribir cierto tipo de poema. Si uno vive en una situación en la que la poesía es algo que existe en libros, en bibliotecas

y universidades, entonces se tiene otro tipo de diálogo con la gente. Una vez escribí un poema sobre un tipo de impuesto que quería pasar

Margaret Thatcher. Yo estaba en contra y escribí una polémica sobre el impuesto. Luego lo leí con distancia y no me gustó, no por lo que

había escrito o por lo que decía, sino por cómo lo decía. El lenguaje era simplemente demasiado obvio, no había ningún desafío en las palabras.

Se leía como un borrador de alguien tratando de adoptar una visión política, no había ninguna recompensa en el poema. Es un tipo de mensaje

que puedo obtener en otras formas, no es algo que uno quiera en un poema. Lo que yo busco es algo que haga pensar un poco más, no un

simple punto de vista.

 

–¿Qué está escribiendo ahora?

–Acabo de terminar una segunda novela, llamada The White Stuff, que se publica en febrero. Ya escribí un libro de memorias, All Points North,

que fue mi primera obra en prosa, una colección de ensayos sobre el norte de Inglaterra. Luego escribí una novela, The Little Green Man,

publicada en 2001. Y ahora estoy trabajando con poesía porque estoy embarcado en una nueva versión, selección o traducción, como quiera

llamarlo, de Sir Gawayn y el Caballero Verde, el poema en inglés antiguo del siglo XIV. Me va a tomar probablemente un par de años.

De hecho, en esta visita a Buenos Aires me traje trabajo. Fue una experiencia curiosa sentarme en el Hotel Emperador ante una ventana

con vista a la estación de trenes y la Villa 31 y más allá el río, trabajando sobre un poema en inglés antiguo. El poema tiene 101 stanzas,

con unas 2500 líneas. 

 

–Bueno, las villas porteñas a veces tienen un aire y ciertamente una planta como las de un pueblo medieval… puede ser que sea una buena vista

para su trabajo.

–En Florida me compré uno de esos escuditos de solapa, que tiene la bandera argentina con la inglesa cruzada. El hombre tenía prácticamente

todas las banderas del planeta cruzadas con banderitas argentinas, por lo que en un espíritu de cooperación busqué la mía y la compré.

O sea, ¿por qué no?

 

–¿Dónde y cuándo trabaja en su traducción?

–Hay algo muy confortable en traducir, en que uno no tiene que empezar y terminar un poema con plazo de entrega. Son las grandes dificultades

de escribir poesía: pensar una idea nueva, después pensar el lenguaje que le corresponda, luego escribirlo y encontrarle un cierre,

todo lo cual lo hace una pieza completa. Pero con este poema en particular, que obviamente tiene sus dificultades propias, el trabajo

es más como tejer una bufanda muy larga. Uno puede agarrarlo, trabajar en una línea, o en cinco o seis, y después dejarlo. Tiene un tramado

aliterativo muy complicado, y también una métrica de rima en cada sección. Otro trabajo que hago después de la experiencia en

televisión de “Killing Time” es poner poesía en películas documentales. Trabajo con una compañía llamada Century Films y ya hicimos

ocho películas con ellos. Lo que hacemos es un tipo de documental diferente. Un ejemplo es nuestra última película, Felthram Scenes,

que transcurre en una instalación para delincuentes juveniles en Felthram, cerca del aeropuerto de Heathrow. En lugar de hacer un

documental tradicional,  en el que se entrevista a personas, yo escribí poemas y canciones por los detenidos, usando sus propios testimonios.

Las escenas los muestran hablando sobre sus circunstancias y de pronto comenzando a cantar canciones cuyas letras son poemas basados

en sus experiencias. Es, en cierto modo, un documental musical. También escribí comentarios poéticos para otras películas. Siempre

tienen una veta de autor que va con las declaraciones de los sujetos entrevistados. Es la misma compañía que hizo “Killing Time” para

el milenio. Acabamos de completar otro sobre mujeres que trabajan en pornografía y escribí poemas y canciones intentando reflejar cómo

se sienten con su trabajo. 

–En “Killing Time” usted coloca a personas de edades variadas a leer partes del poema. ¿Para eso crea un guión?

–Las entrevistamos, hablamos de sus historias y experiencias, como si fuera una entrevista para un diario. Entonces me siento a ver los

videos y a escuchar lo que dicen, y construyo monólogos poéticos con lo que dijeron, usando sus propias frases, sus maneras de

hablar y manerismos verbales. A veces salen canciones, a veces poemas. Luego trabajo con un compositor y eventualmente logro

que el sujeto de la película cante la canción o recite el poema en cámara. Cada uno sale diferente. Ya hicimos cuatro películas con

esta técnica, y otra sobre un poema mío llamado “The Tyre”. Después filmamos uno contra el tráfico de niños en Africa, para el que

escribí un poema que leyó Robbie Williams. Tal vez hagamos uno en Texas, en un pabellón de condenados a muerte, en el que el plan

es que los condenados leen poemas que yo les escriba. Pero es un proyecto complicado.

–Usted ya es un poeta establecido. ¿Qué le parece una institución como la del poeta oficial, que ahora ocupa Andrew Motion?

–No sé mucho sobre el rol del poeta oficial. Hasta donde yo sé no hace falta producir mucha poesía por encargo para las ocasiones especiales

de la familia real. Cuando murió Ted Hughes, la gente percibió que era hora de revisar ese rol. Algunos sugirieron que había que

adoptar el modelo norteamericano, por el que se tiene un poeta laureado por un año, con rotación. Lo que se decidió es que en

Inglaterra fuera por diez años. Lo que todos decían en ese momento era que el puesto era una copa envenenada. No sé cuántos

poetas hoy en día son realistas… La mayoría de los que conozco son de izquierda, por lo que tendrían que hacer algunos malabarismos

para aceptar un nombramiento de la corona como poetas oficiales. Pero creo que Andrew es muy hábil, muy diplomático, y logró que

el puesto funcionara. Creo que una de las razones por las que impresionó  a tanta gente no es tanto su trabajo –aunque eso es siempre

difícil, escribir por encargo sobre gente que uno no conoce– sino porque promovió el contacto entre la gente y la poesía. El puso una

nota popular, lo que no es nada fácil cuando se piensa que tiene que escribir para eventos de la realeza. Ted Hughes escribió algunas

cosas interesantes sobre la familia real, pero la mayoría de lo que hizo en el puesto son piezas de “eventismo”.

 

–¿Quiénes son los poetas mayores de su generación?

–Hace siete u ocho años, la Sociedad Poética, en colaboración con otras agencias por el estilo, promovió los llamados “poetas de nueva generación”.

Yo fui uno de esos poetas y recuerdo que identificaron como a veinte y nos llamaron una nueva “escuela” de poesía. Todos tenemos

unos cuarenta años ahora. (Los poetas de nueva generación eran Kathleen Jamie, David Dabydeen, Susan Wicks, Ian Duhig, Robert

Crawford, Elizabeth Garrett, Jamie McKendrick, Michael Donaghty, Pauline Stainer, Moniza Alvi, Mick Imlah, W.N. Herbert, Glyn Maxwell,

Carol Ann Duffy, Sarah Maguire, Simon Armitage, Lavinia Greenlaw, Michael Hofman, Don Paterson y John Burnside, que visitó Buenos

Aires el año pasado y al que obviamente le gustó nuestra ciudad, ya que volvió dos veces.) Son todos escritores interesantes que, también

de modo interesante, se consolidaron como autores en estos años, escribiendo más y continuando su afirmación como escritores.

No sé qué pasa con los más jóvenes, porque uno tiende a asociarse con gente de su edad. Por lo tanto no puedo decirle quién es la próxima

atracción, quién es el joven que va a encender los fuegos artificiales. Prefiero pensar en gente que admiro como poeta y no en grupos por edad.

Por ejemplo, ya mencioné a Paul Muldoon, que es algo mayor que yo. Hay un tipo llamado Peter Redding, a quien le dedico mi tiempo.

Y está James Fenton, también algo mayor que yo y que escribe mucho periodismo. Siento que Fenton y esos otros escritores que mencioné

están en una tradición inglesa de forma y métrica de rima, hasta en una tradición anglosajona. Rompen las reglas para acomodar su vocabulario

o su poética propia, pero están en esa tradición. Había una mujer joven que publicó el año pasado, Caroline Burke, que tenía apenas 15 años,

y fue editada por Carcanet. Es una escritora muy interesante, hasta asombrosa para alguien tan joven. 

 

–¿Usted enseña?

–Enseño en la Universidad Metropolitana de Manchester, en el Master de escritura creativa, la materia de poesía, y cada tanto doy

un curso de guiones dramáticos en la escuela de graduados en literatura. Y enseñé en las universidades de Leeds y Iowa. Michael

Schmidt, de la editorial Carcanet, enseña también en Manchester. Es mi jefe. Es que yo vivo en el Norte, en un pueblito de West Yorkshire,

donde el pueblo más cercano es Huddersfield. Tengo mi familia en la zona, mi papi y mami, mi abuela a pocas millas. Vivo con mi mujer

Sue y nuestra hija Emily. No nos fuimos, somos como campesinos.

 

–Usted vino a Buenos Aires para la tercera edición de “Words on Words”, la conferencia literaria organizada por el British Council. ¿Qué hacen ahí?

–En dos o tres encuentros, leí poemas. Pero creo que una de las razones por las que me invitaron este año tiene más que ver con el tema de la literatura

en la televisión. Es que trabajo mucho con productoras de televisión y cine.

 

 

 

  

Simon_Armitage 

Vamos a colgar todavía unos cuantos poemas: como las
traducciones al español de Simon Armitage son escasas,
colgaremos eso que llamamos nuestras versiones:
no somos profesionales de la traducción y no las escribimos
para que se difundan, pero tampoco, llegado el caso, para
ocultarlas. 

Traducción aparte, entre los poemas hay unos mejores y
otros menos buenos.

Conviene declarar que, en estos años, hemos dejado más de
un poema de Armitage como imposible: a veces por una sola
palabra que partía un verso que partía una estrofa que
rompía el poema entero.

                [Todos los originales y las correspondientes traducciones
están en el blog.]

 

 

 

simon armitage

paper aeroplane

poemas selectos 1989-2014

armitage

de zoom¡ 1989

 

 

un pájaro pintado para thomas szasz

 

 

 

Fue su anorak lo que primero me atrajo.

El forro de espuma colgaba de una costura rota y un desgarro que recorría la longitud de su espalda estaba parcheado con cinta adhesiva y esparadrapo.

Así que vi cómo revoloteaba entre los asientos delanteros del autobús y manoseaba la piel sintética que rodeaba su capucha. La siguiente vez que lo vi fue en la terminal donde estaba fingiendo dirigir los autobuses.

A partir de entonces hubo una serie de incidentes, momentos y lugares en los que coincidimos, y cada vez que lo veía hablaba con los conductores, que lo ignoraban, y anotaba los números de la ruta. Una vez en particular, estaba en los soportales ojeando los entresijos de un horario. Me pilló mirando el reflejo de su rostro, para lo que exhalaba sobre la superficie del cristal y escribía su nombre en él. Billy.

Pasé junto a él, inspirando, y olía como un perro húmedo, secándose.

Otra vez que observé más de lo que pretendía fue a la hora del almuerzo en el Centro de Día de Libertad Condicional, cuando entrecerré los ojos a través del hueco de la ventanilla de servicio para verlo mirar el tráfico en la circunvalación. Su atención estaba puesta en una simple bicicleta que él siguió hasta que se deslizó por debajo del horizonte.

También lo vi, una vez, en el recinto cubierto, meándose en los pantalones sobre el cemento y forcejeando torpemente con la cremallera de su anorak. Me molestó, y más tarde tuve que caminar de vuelta a través del círculo oscuro de la mancha, que había crecido y todavía estaba creciendo, lentamente, hacia fuera, como una ciudad.

nuestras versiones

 

 

 

el grito

 

 

 

Salimos

al patio de la escuela juntos, yo y el chico

cuyo nombre y cara

 

no recuerdo. Estábamos probando el rango

de la voz humana:

él tenía que gritar por todo lo que valía,

 

yo tenía que levantar un brazo

para hacer señales de un lado al otro de la divisoria

de que el sonido se había oído.

 

Llamó desde el parque —levanté un brazo.

Desde fuera de los límites,

gritó desde el final del camino,

 

desde el pie de la colina,

desde más allá del puesto de vigilancia de Fretwell’s Farm

—levanté un brazo.

 

Desapareció de la vista, pasó a llevar veinte años muerto

con un agujero de disparo

en el techo de la boca, en Australia Occidental.

 

Chico con el nombre y la cara que no recuerdo,

puedes dejar de gritar ahora, todavía puedo oírte.

 

nuestras versiones

 

 

 

 

 

book of matches 1993

paper aeroplane:

selected poems 1989-2014

    simon armitage

 

 

 

 

Estoy muy molesto cuando pienso

en las cosas malas que he hecho en mi vida.

No menos que esa vez en el laboratorio de química

cuando sostuve un par de tijeras por las hojas

y puse los anillos

en la desnuda llama lila del mechero de Bunsen;

entonces te llamé por tu nombre, y te las entregué.

 

Oh el hedor incomparable de la marca en la piel con un hierro

candente cuando tú deslizaste dentro tus dedos pulgar y medio,

y entonces no podías sacudirte los dos anillos ardientes. Marcada,

dijo el médico, para la eternidad.

 

No me creas, por favor, si digo

que era sólo mi manera torpe, a los trece años,

de preguntarte si te casarías conmigo.

nuestras versiones

El poema que sigue no es fácil, quizá porque el poeta usa más metáforas
o un lenguaje con más jerga. Si una expresión no se entiende, pues no se entiende.  A diferencia de los otros poemas, había alguna (alguna) versión en español, cuyos aciertos incorporamos, claro.

 

 

 

portero con un cigarrillo

 

 

 

Ése es él en el verde, verde camiseta de algodón,

príncipe de las sábanas limpias – con algo de insecto erguido

encajonado entre los palos, el larguero

y el campo, de pie con algo en la manga,

equipado con una bolsa de tabaco y papeles

para liar él mismo, o bien una caja plateada

que contiene ocho o nueve ya liados.

Ése es él con uno tras la oreja, entre

sus labios, o uno escondido de la mirada – y encendido –

un estambre en el ahuecado capullo de su puño.

Ése es él sentado, no como esos otros payasos,

que hacen acrobacias en la barra, o flexiones

en el box, o que corren sobre la marca,

vestidos con pijama de cuello alto

con las manos tan atrofiadas como un racimo de pulgares,

manos vendadas o envueltas en guantes,

ridículos, sartenes, guantes de salchichas.

No es mi hombre, sin embargo, eso no es lo que mi hombre hace;

un hombre que apaga los canutos en el poste

y golpea los tacones en las marcas de los tacos y las colillas,

encendiendo el siguiente con el último, en una exhalación

hace la parada del año con sus piernas,

y da de vuelta una honda calada en la línea de gol

en la siguiente; con una mano lanza

o atrapa el balón de un corner alto,

sacudiendo la ceniza con la otra. O

en el frío glaciar con ambos equipos resoplando

como caballos azotados, con los capitanes y entrenadores

jodiendo y puteando a defensas y delanteros,

con vaho al hablar, gritando órdenes agotadoras,

eso no es un hálito que provenga de mi tipo, es humo.

Ni tampoco él provoca a las gradas,

ni descubre su culo hacia la zona de los visitantes

ni esquiva las afiladas monedas de diez peniques,

dando guerra, buscando pelea, pero ese es él,

que pide fuego a los hombres de la ambulancia,

lanza anillos de humo, ceros o halos

que caen, pasivamente, sobre las porterías

en la cara de nadie, hasta la nariz de nadie.

Él es lo que es, hace lo que le parece,

porque no tiene ninguna pretenciosa canción

para cantar, ningún bonito mensaje para la nación

sobre el tema del genio o de la dedicación;

en su pasaporte, debajo de «ocupación»,

nadie obligó al hombre a estampar la palabra

‘guardameta’, y en el Faber Book

de Consejos Prácticos su entrada de cinco líneas dice:

«Vosotros, jóvenes aspirantes, guardianes de la nada,

del cero, defensores del dulce tocarse los huevos,

pensar es más grande que vuestros bolsillos, perfiles, salud;

mucho mejor tener otro punto de vista,

seguid mi consejo y rompeos la cara vosotros mismos.»

nuestras versiones

 

 

 

simon armitage

 

a las 15:30 junto a la casa de los elefantes

 

-¡Vamos a casarnos en el zoológico! -exclamó Scott-.

-Perfecto -dijo Charlene-. Encontraron el nombre de un ministro humanista en las Páginas Amarillas
y se las arregló para encontrarse con ellos a las 
15:30 junto a la casa de los elefantes.

“¿Estáis seguros de que no preferiríais la pared de cristal del tanque de los pingüinos como telón
de fondo?»
-preguntó el ministro. «Son tan vivaces y vitales.»

«No, aquí está bien», dijo Scott. «Perfecto», convino Charlene.

«Entonces, comencemos. ¿Tú, Scott, crees que la amistad y la decencia sostienen la esencia
de la humanidad?» » Lo creo,» dijo 
Scott, quitando un pelo perdido pegado al labio de Charlene.

«Y tú, Charlene, estás de acuerdo en entregar el universo a las generaciones futuras
en unas condiciones mejoradas y moralmente realzadas?»

“Lo estoy” -dijo Charlene-, “lo hago con toda sinceridad.”

Pero antes de que el ministro pudiera declararlos marido y mujer, un hombre brutal, grueso,
con botas sucias y un 
gorro en punta se acercó galopando hacia ellos, gritando: “Maldita sea,
¿qué está pasando aquí?»

El ministro se había alejado muy elegantemente y estaba fingiendo admirar al oso hormiguero.

«Nos vamos a casar», dijo Scott.

«No en mi zoológico», dijo el hombre.

“¿No tiene respeto por estas criaturas, ostentando su humanidad delante de ellas?
¿No ve que están derrotadas y avergonzadas? ¿Ha mirado al orangután a la cara?” dijo Scott.
«Sin embargo, nosotros somos amantes de la naturaleza.»

El cuidador soltó una carcajada. “Sois un par de hipócritas. Ahora, que os jodan.”

El corazón de Charlene se hundió en el lecho marino de su estómago. Ella hubiera querido no
oír una palabra como esa el día de su boda.

«Vamos, dejad este lugar. La capibara necesita su corte de uñas, y cuando vuelva quiero ver
que los supremacistas se han ido.”

Llovía y no había taxis. El vestido de seda que Charlene había encargado a un sastre en
Wushi comenzó a estropearse ante sus ojos, y la cicatriz en la espalda donde Scott había sido
tratado una vez de herpes zóster comenzó a palpitar y a quemar.

De vuelta a casa discutieron como lanzallamas. Pero más tarde, después de dos botellas frías
de Viuda Clicquot y una bandeja de ostras de la Bahía de Dublín en hierba de bisonte
con vodka, empujaron la 
mesa de café a un lado y delante de un brillante fuego, prescindieron
de la moderación por primera vez en sus vidas.

Porque el corazón nunca renunciará a reclamar la corona, y del horno del amor nacerá el niño
de oro.

Y yo debo saberlo porque mi nombre es Sean Wain, jugador de críquet australiano, lanzador
sin igual de una pelota de cuero roja y su buenísimo hijo bastardo.

nuestras versiones

 

simon

armitage

 

michael

 

 

Así que George tiene esta teoría: lo primero que robamos, cuando somos jóvenes, es un símbolo de lo que llegamos a ser más tarde en la vida, cuando crecemos. Ejemplo: cuando tenía nueve años George robó una pluma estilográfica Mont Blanc de una tienda de regalos de lujo en el vestíbulo de un hotel – ahora es un novelista premiado. Probamos la teoría sentados alrededor de una mesa y parece tener sentido.

Clint robó una botella de jerez para cocinar, ahora tiene un bar de tapas. Kirsty es un banquero de inversiones y robó dinero del monedero de su madre. Tod se llevó un Curly Wurly y es mórbidamente obeso. Claude dice que nunca robó nada en toda su vida, y es actor, es decir, desempleado. Derek dice: «Pero espera un segundo, yo robé un pitufo azul en un paracaídas de polietileno.»
Y Kirsty dice: «Entonces, ¿qué más pruebas necesitamos, Derek?»

Cada tercer sábado de mes recojo a mi hijo de la casa de su madre y salimos, a veces a la pista para perros, a veces al aire libre. La semana pasada fuimos a la Eastern Fells a pasar una noche bajo las estrellas y conseguir algún tiempo de calidad juntos, padre e hijo. Con nada más que un gusano, un clavo doblado y un hilo de algodón cogimos un pez pequeño y feo.

Yo estaba por echarlo de vuelta al lago, pero Luke me sorprendió dejándolo muerto de un golpe sobre una piedra plana, rajando su vientre y lavando sus tripas en el arroyo. Luego lo cocinó sobre un fuego de matorrales y hojas muertas, y con toda la escasez de su carne y los molestos pinchos y espinas de sus huesos, hizo una comida decente.
Más tarde, cuando anochecía, nos acostamos en un viejo refugio de ciervos en la ladera de la colina.

Había un agujero en el techo.
Acostados allí sobre nuestras espaldas, era como si estuviéramos mirando en el globo ocular azul tinta de la galaxia misma, y cuanto más oscuro se hacía, más parecía que el globo ocular estaba mirando hacia atrás.

Recordando la teoría de George, le dije a Luke: «Entonces, ¿qué crees que serás cuando crezcas?» Apenas estaba despierto, pero de algún lugar en sus hundidos pensamientos y con una voz somnolienta dijo, «Voy a ser un verdugo.»

Ahora el agujero en el techo era un oído, el oído del universo, excepcionalmente interesado en mis palabras siguientes.

Me senté, hurgué en la mochila, encendí un fósforo y dije:
«Espera un minuto, hijo, estás hablando de quitarle la vida a una persona. ¿Por qué querrías decir una cosa así?
Sin abrir los ojos, dijo: -Pero estoy seguro de que podría hacerlo. Tiras de la capucha sobre la cabeza de alguien, aprietas la jeringa, presionas el interruptor, lo que sea. Ya sabes, si ellos hubieran cometido un error. Ahora a dormir, papá.”

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La dificultad de ·Una gloria· [A glory] está en lo que cuenta, la conversión, la transformación de alguien en ángel 
[¿y de un ángel en alguien humano?]. La explicación detallada le obliga a usar palabras muy concretas y hay versos que más que comprenderse se adivinan. Pero no hemos dejado ningún ·no se entiende·.



una gloria

                       

Aquí mismo te hiciste un ángel,

en caída libre hacia atrás en la nieve de anoche,

recortando una forma recta, limpia y crucificada,

luego batiendo los brazos, un ruido sordo, una gran pluma,

para dejar la impresión de alas. Funcionó.

Entonces descubriste tus pies, saltaste limpiamente

de la huella y el ángel se quedó: rígido, encastrado,

abierto de par en par, albergando todo el cielo.

 

Perdiendo sueño a causa de ello, yo retrocedo al lugar,

fuera del alcance de los oídos de las calles,

por encima de la búsqueda y el alcance de la ciudad.

La escena del crimen. Cinco octavos de la luna.

En el suelo donde la nieve lo ha abandonado,

el fantasma yace solo, despatarrado, estampado en relieve,

encomendado a sí mismo, estrella de su propia causa.

Una cosa inestimable -la capucha sin rostro de la cabeza,

la hierba asomando a través de las muescas de la columna,

las alas vueltas, convirtiéndose en plumas, recortadas.

 

El ganado podía pisotearlo atropelladamente,

los excursionistas podían venir con guijarros para los ojos,

un surtido de fruta para la nariz y los labios;

algún muchacho podía intentarlo por el tamaño,

podía acostarse en su mortaja, podía ajustar, podía encajar.

Ángel, bajo la sombra y el refugio de los árboles,

yo vigilo, espero a que el amanecer te tome,

te levante, imperceptible, gradualmente.

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·Dar· no está claro, tampoco en inglés. Como sucede cuando las cosas son enigmáticas, algunos lectores declaran que es uno de sus poemas preferidos. El asunto se complica con la ofrenda de los Magos: oro, incienso y mirra. Armitage sustituye ( ) el oro. Hay teorías e hipótesis sobre el poema.

 

 

dar

 

 

De todos los lugares públicos, querido,

para hacer una escena, he elegido este.

 

De todas las puertas del mundo

a elegir para dormir, he elegido la tuya.

Estoy en la calle, bajo las estrellas.

 

Para el cobre puedo bailar o cantar.

Para la plata tragar sables, comer fuego.

Para el oro escapar de cerraduras y cadenas.

 

No es como si estuviera esperando

incienso o mirra, tan sólo un cambio.

 

Me das té. Es generoso por tu parte.

Estoy de rodillas. Te lo ruego.

nuestras versiones

simon simon

armitage armitage

simon

noviembre

 

Caminamos a la habitación desde el coche mal aparcado con

tu abuela, que adelantaba cuatro pasos cortos a los nuestros.

La hemos traído aquí a morir y lo sabemos.

Revisa su toalla, el jabón y las baratijas de la familia, se corta las uñas, se

envuelve en las ásperas mantas y se hunde en su dejadez. Ya es hora, John.

En sus sonrisas pastosas y exangües, en sus senos flácidos, en sus sesos

aturdidos y su calvicie, y en nosotros, John: somos casi unos monstruos.

Estás destrozada. Dame las llaves y yo conduciré por la zona de penumbra,

por delante de la famosa estación hacia tu casa, para adormecernos

con alcohol.

Por dentro, sentimos que comienza el terror del anochecer.

Fuera, vemos el atardecer, fallando otra vez, y dejamos que suceda.

No podemos decir nada.

A veces el sol salpica y nos sentimos vivos.

Una cosa tenemos que sacar, John, de esta vida.

nuestras versiones

 

 

recto y estrecho

 

 

Cuando el alto y barbudo tutor

montó su puesto y su proyector de diapositivas

 

algo hizo clic. Allí, sobre la pantalla plateada,

como una fotografía del alma humana,

 

la placa de rayos X de la niña de diez años

que se tragó un juguete. Sombras y formas,

 

pulmones teñidos con mercurio y un corazón de hojalata,

aleación de órganos y tubos, pero abajo a la izquierda,

 

el destello capturado por la cámara fotográfica

del coche de metal: como un hueso de neón,

 

algún turismo clásico con la parte superior abierta

y un hombre al volante con gafas y gorra,

 

conduciendo en la profunda, interna oscuridad.

Las nubes se abrieron; estábamos dejando el pasado,

 

tirados por una estrella que se había levantado dentro de nosotros,

algunos como astronautas y otros como taxistas.

nuestras versiones

 

     una regla segura

 

 

Una regla segura en la vida es: no confiar en nadie.

Esa es la primera, y la segunda,

el hombre con 20/20 de visión que alcanza el pico

del Everest (olvidando por ahora la curva

de la Tierra), mira hacia el este y el oeste y tiene

una visión perfecta de la parte posterior de la cabeza.

 

Tercero, siempre habrá

ese cuadrado de media pulgada de piel, o así,

entre los omóplatos que no se puede rascar, inalcanzable

por arriba o desde abajo. Y cuarto

 

como una vez oí decir, no invente

el ácido que va a atravesar cualquier cosa

sin dedicar algún pensamiento

a un tarro para guardarlo.

 
 
 

nuestras versiones

Simon Armitage

Library of Congress Cataloging-in-Publication Data

Armitage, Simon

Seeing stars: poems / by Simon Armitage

         A BORZOI BOOK PUBLISHED BY ALFRED A. KNOPF

         2010 by Simon Armitage

For Sue

        aviadores

Había exceso de reservas para el avión. «En este momento,»

anunció el agente en el mostrador, » Rainbow Airlines

ofrece cien libras o un vuelo de vuelta gratis a cualquier pasajero

dispuesto a renunciar.» Un hombrecito con un

traje barato y calcetines de Bart Simpson se rascó el tobillo.

«Ciento cincuenta libras,» anunció ella, quince

minutos más tarde. Nadie se movió. «¿Doscientas?» De

ningún sitio, este tipo de aspecto limpio con una chaqueta de franela azul

y zapatos brillantes surgió de la mesa y dijo: «Cogeré el dinero.»

«Pero eres el piloto, «dijo ella, y luego añadió,

«Señor», como si hubiera entrado en una casa japonesa y

se hubiera olvidado de quitarse los zapatos. El piloto susurró:

«Escucha, necesito ese dinero. Llevo retraso en los pagos de mi hipoteca

porque mi esposa juega. Tengo dos hijos en el colegio naval –

solo los sombreros cuestan una pequeña fortuna

-y estoy siendo chantajeado por un proxeneta en Stockport.

Déjame coger los doscientos, estarías salvando mi vida».

Yo había estado sentado al alcance del oído, al lado del

cenicero. «Dale el dinero», dije. «¿Quién eres tú?»

preguntó Dorothy (llevaba un identificador de plástico

con letras de oro). «Dorothy, soy George,» dije, «y

claramente este hombre está sufriendo. Yo no quiero que él se ponga

pegajoso a medio camino sobre el Canal de la Mancha. Una vez oí

un sollozo procedente de la cabina de un Jumbo a treinta y tres

mil pies, y sonaba como la risa de Belcebú. «

«Pero, ¿quién va a pilotar el avión? » Quiso saber ella.

“Yo, por supuesto.» Abrí la boca para que ella

pudiera ver que mis buenos dientes eran similares a los del piloto.

«¿Tiene una licencia?», preguntó ella. Le dije: «Detalles,

siempre detalles. Dorothy, es el momento de dejarse ir un poco, de

confiar en lo inexplicable. Hora de abrir tu mente al

infinito. «Ahora mi mano descansaba sobre las suyas, y

un pequeño grupo de pasajeros se había reunido alrededor,

asintiendo con la cabeza y dándome palmaditas en la espalda.

«Bien por usted, George «, dijo un mochilero con un cordón de

zapatos de cuero anudado alrededor de su muñeca. Era bíblica,

o como el final de una película familiar durante el tiempo de la inocencia.

Dije, «Dorothy, dame las llaves de la cabina, y vamos a dejar libre

a este pequeño en el aire «.

nuestras versiones

el truco

Boris estaba sentado en un campo de bueyes encima de la casa donde había vivido cuando era niño, intentando ser escritor. Había muchas flores silvestres esperando pacientemente a ser descritas. Pero cada vez que su pluma tocaba el papel su mano resbalaba y saltaba.
Boris tuvo que preguntarse por los espasmos; ¿eran el comienzo de la epilepsia o alguna terrible enfermedad de la función motora?
O la variante CJD quizás- ciertamente, había comido muchos platos de carne dudosos en su juventud, incluyendo el cerebro de una vaca y también el corazón de una vaca, aunque no en la misma comida.

 

Sin embargo, esta pérdida repentina de control muscular no era de ninguna manera desagradable, de hecho se sentía un poco flipado, y después de un tiempo renunció a pelear y dejó que la pluma vagara a voluntad. Y, aunque arbitraria, los picos y las depresiones producían una sensación, algo que no se podía argumentar, como una sección transversal de los Alpes o un gráfico de los habitantes de Rumanía a lo largo de los siglos.

 

Al final, Boris se encontró muy desinteresado por su bloc de notas, mirando hacia el pequeño extremo de la terraza, a la empañada ventana del cuarto de baño donde su apuesto padre le había dado su primera maquinilla desechable. “El truco,” dijo su padre, “es… ” Pero su consejo sobre el afeitado fue ahogado por la sirena que sonó desde el techo de la estación de bomberos del pueblo, y el hombre salió disparado de la casa, corriendo por el camino en su bicicleta, saltando de la bicicleta al camión de bomberos como un jinete que monta a pelo cambia de caballo en el circo, rumbo a la seta de humo negro que crecía sobre una ciudad distante.

 

Y allí él entró en el Infierno. Boris se llevó la mano a la garganta. Las flores todavía estaban esperando. Entonces, James Tate, un poeta muy admirado en América, pasó en un autogiro, haciendo a Boris el signo de la V. Norteamérica, debo decir, aunque por todo lo que sé él podría ser la tostada de la Tierra de Fuego, y un personaje famoso en Bogotá.

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el bautizo

Soy un cachalote. Transporto dos toneladas y media de un aceitoso bálsamo en mi descomunal cabeza con forma de ataúd. Tengo el cerebro del tamaño de una pelota de baloncesto, y sobre esta base solo tengo derecho a mis opiniones. Soy un cachalote.

Cuando inspiro, el fluido de mi cabeza se enfría como una densa cera y caigo en picado hacia las profundidades.

Mi canto, disponible en casete y disco compacto es un consuelo para divorciados, astrólogos y aquellos que tienen ”orientado el tembloroso lienzo de la tienda de sus pensamientos al borde del oscuro cráter “.

El aceite de mi cabeza, es de gran valor comercial 
ha sido utilizado 
por la N.A.S.A., incluso en los vacíos
galácticos del profundo espacio porque no se congela.

Me siento atraído por las políticas del Partido de los Verdessobre el papel, pero una vez dentro de la cabina de votaciones, mi mano es guiada por una fuerza invisible.

Algunas veces vomito grandes trozos de ámbar gris. 
Mi hermano, Jeff, es dueño de un camping y de una
tienda de ropa 
al aire libre en el distrito de Los Lagos,
y es un consumidor aficionado de cannabis.

Los clientes que compraron libros acerca de mí también compraron ¿Las ballenas tienen ombligo?, de Melvin Berger 
y planos callejeros de Cardiff.

 

En muchos sentidos, he visto todo
No 
admito mascotas. Quiero decir, por estar “anotando
en mi bitácora” y “chapoteando” cuando me vuelvo
y ofrezco mi aleta caudal al horizonte con sensacional
lentitud.

No se deje engañar por los delfines y su sonrisa
encantadora, son los carteristas del océano, los 
gitanillos 
de las aguas abiertas.

Y están riéndose durante todo el camino a Atlantis.

Basándome en “quien se fue a Sevilla perdió su silla” creo 
que los Mármoles de Elgin deben seguir siendo propiedad 
de la Corona Británica. 

Soy mi propio Dios – ¿Porqué no habría de serlo?.
Las primeras personas que me abrieron pensaron que
mi cabeza estaba llena de esperma, pero eran hombres, 
y habían vivido sin mujeres durante muchas semanas, y estaban lejos de casa. 
Las cosas se dicen sin pensar.

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las últimas palabras

 

C fue mordida en su dedo anular por una pequeña araña naranja escondida dentro de un paquete de calabacines rebanados importados de Kenia, lavados y listos para comer. El dedo se hinchó y le apretaba; ¿cómo podía la epidermis estirarse tanto sin desgarrarse?

 

Pero el verdadero problema estaba en los dedos de sus pies: muy pronto perdió toda la sensibilidad en sus pies y cayó al suelo y momento a momento el entumecimiento aumentaba como si plomo fundido fluyera por sus venas hasta sus miembros inferiores.

 

Sin embargo, su mente permaneció clara, y con gran previsión golpeó la pata de la mesa de la cocina con el exterior de su puño, haciendo que el auricular del teléfono saltase desde la base de conexión y cayera sin peligro en la peluda manta de tartán en la canasta de mimbre del perro.

 

Ella llamó a su hermano, Sandy. La voz de Sandy dijo:
“Hola, estoy en el curso de golf, deje un mensaje.”

Llamó a su madre. Su madre dijo: “Olvídate de la araña, ¿dónde está ese pincel de pastelería que te presté, y los candelabros de plata que tomaste prestados para impresionar a tu jefe en una de tus elegantes cenas de fiesta ¿Dónde terminará todo esto, C? Lo siguiente será la melonera, luego la cuchara de helado, y pronto no voy a tener nada. ¿Me escuchas? Nada. Dios sabe que no te traje para que fueras una ladrona, pero tienes un
problema con la honestidad, C, realmente lo tienes. ¿Encontraste ya a un hombre? Ahora déjame sola,
puedo oír a la enfermera que viene.”

El perro de C pasó por encima y lamió su barbilla, luego volvió a la sala de estar a ver la televisión.

 

C se tendió en las baldosas del suelo de la cocina
durante unos pocos fríos, tranquilos minutos, teniendo en cuenta el conjunto. Luego con su mano buena marcó un largo número al azar en el teclado, once o doce dígitos. Después de un montón de chasquidos e interferencias, sonó.

 

“-¿Quién es?” -dijo un hombre. “Mi nombre es C y me
estoy muriendo por una picadura de araña”, dijo, y describió el incidente con el insecto y la ensalada de vegetales pre-empaquetados.

El hombre dijo: “Yo estoy muriendo también. He estado
a la deriva en un tubo inflado en el Océano Índico durante seis días, y el fin está cerca. Creo que un tiburón se llevó
mi pierna pero no me atrevo a mirar.”

“-¿Por qué no pide ayuda?” –preguntó ella.

“¿Por qué no lo hace usted?”, respondió.

Su nombre era Dean. Charlaron durante un rato, sin importarles un pito el coste de la tarifa premium de las llamadas internacionales durante las horas punta.

“Está oscuro allí?” quiso saber C. “Sí. Está casada?” -preguntó Dean. C contestó: “No he tenido suerte con los hombres, aunque soy una persona encantadora y he cuidado bien de mi cuerpo.” “¿Cuál es su mejor característica?” “Mi risa,” dijo C, riendo. “Y mis labios, que nunca han recibido la atención que merecen”.

El veneno había llegado hasta su tráquea y estaba apretando su garganta.

 

Dean dijo: “¿Cree que podríamos haberlo hecho juntos?” “Yo creo que sí,” susurró ella. “No me gustan los calabacines”, bromeó Dean, y esas fueron sus últimas palabras. “Habría hecho brócoli en su lugar,” susurró ella,
“o incluso coliflor. Habría hecho lo que me hubiera
pedido.”

 

Se hizo una horrible pausa como cuando estamos sentados preguntándonos si aplaudir o no, luego las cortinas se cerraron.

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