No he dejado de sentir descargas neuronales en la base de la médula espinal
en todo el tiempo de la lectura: una tras otra. Cuando casi acaba el poema y me estaba
relajando -por decirlo así-, va y dice, dice:
luchad por la justicia con la nuca,
igualaos,
cúmplase el roble,
cúmplase el leopardo entre dos robles
y han vuelto, claro, las grandes descargas eléctricas
que, propiamente, no me hacen ponerme de pie, sino que
estiran de pronto mis piernas y más que levantarme, doy un salto
con sacudida.
Vallejo, en fin.
Gracias por colgarlo y compartirlo.
NdAlfonso
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