CONOZCO al pájaro verdugo. Canta y las aves acuden a sus blancas uñas.

Luego, las crucifica en los espinos. Desgarra y canta a causa del amor y se

alimenta de lo que crucifica. Sueña con pétalos sangrientos. No se sabe si es

pájaro que llora.

 

En otro tiempo,

 

yo vi el alma del caballo, su dentadura en el rocío. Hay un caballo dentro de

mis ojos y es el padre de los que después aprendieron a llorar. Ahora

 

alguien pisa sobre mis sueños. Recuerdo que las serpientes pasaban

suavemente sobre mi corazón

 

Escuchar la sangre. ¿Dónde? ¿En la fístula azul o en las arterias ciegas? Allí el

hierro silba, o arde, quizá: no somos más que miserable hemoglobina. Allí los

huesos lloran y su música se interpone entre los cuerpos. Finalmente,

purificados por el frío, somos

reales en la desaparición.

 

Mierda y amor bajo la luz terrestre. Yo abandono mis venas a la fecundidad de

las semillas negras y mi corazón a los insectos.

 

Mi corazón, esta caverna húmeda que sin fin ni causa finge la

monotonía de la sístole.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Antonio Gamoneda

2009

From: Brandend Verlies

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