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reconstrucción de una dama

 

 

Nacida en el castillo de la Possonnière, en el valle del Loire. Pliegues en la cintura alta, los largos cabellos poco lavados. Hilaba lino. Los bosques del castillo. La luna verde como una emboscada. Los ruiseñores y el pozo. La voz cantando aguda.

El gran territorio se dividía en regiones militares; enrojecidos por el viento los siervos cepillaban los caballos. Las grandes llaves de hierro. El viento soplaba·, y en la sombra el lecho blanco. Los perros en el patio: quince ladraban.

El herrero y las forjas, fuelle y bigornia, las forjas martilleando. Se acercaban al galope con nubes de polvo, se apeaban. Alrededor del pozo, al viento, en guirnalda, las margaritas. Cobre, plata. El tío obispo. La copa de oro. La visita del director espiritual; las manos cruzadas sobre el regazo. Su época fue su vida. Extinguida en el año 1513, sepultada en la capilla del bosque; cien años después sus huesos fueron trasladados y después trasladados otra vez.

Hasta que de ella sólo quedó el castillo en el que vivió y la bella región del Loire. Y en el museo ‘anónimo siglo XVI’, un jarrón que un día pintó, dato para el estudio de las artes decorativas de su tiempo.

 

 

 

aldea italiana

 

 

Los hombres tienen los labios rojos y se reproducen. Las mujeres se deforman amamantando. En cuanto a los viejos, los viejos no están nerviosos. El trabajo es duro. La noche silenciosa. No hay cines. En la puerta de las casas la belleza de las jóvenes es la de estar de pie en la oscuridad. La vida es triste y amplia como debe ser una vida en la montaña.

 

 

 

conversación con un hijo

 

 

-Sabes, mamá, a veces tengo ganas de estar loco.

-Pero ¿para qué?

(Ya sé, ya sé lo que vas a decir, lo sé porque mi bisabuelo me habrá dicho lo mismo a mí, yo sé que una persona se forma a través de quince generaciones, y que esa persona futura me ha utilizado para atravesarme como un puente y está utilizando a mi hijo y utilizará al hijo de mi hijo, así como un pájaro posado en una flecha que avanza lenta.)

-Para liberarme, así sería libre …

(Pero habrá libertad sin previo permiso de la locura. Nosotros todavía no podemos: somos sus pasos graduales, los de esa persona que viene.)

 

 

 

verano en el salón

 

 

Con el abanico ella piensa algo. Ella piensa el abanico y con él se abanica. Y con el abanico cierra de repente el pensamiento con un estallido, vacía, sonriente, rígida, ausente. El abanico distraído y abierto sobre el pecho. «La vida es realmente graciosa», asiente ella como una visita que es recibida en la sala de visitas. Pero, con un alborozo controlado, se abanica de repente con mil alas de gorrión.

 

 

 

un hombre discreto

 

 

Dios le dio innumerables dones que él no usó ni desarrolló por miedo a ser un hombre terminado y sin pudor.

 

 

 

 

porque quiero

 

 

 

Esta primavera es muy seca, y la radio crepita al captar electricidad estática, la ropa se eriza en contacto con la electricidad del cuerpo, el peine levanta el pelo imantado, es una dura primavera. Y muy vacía. Desde cualquier punto donde se esté se parte hada la lejanía: nunca se ha visto tanto camino. Se habla poco; el cuerpo pesa con su sueño; en general los ojos son grandes e inexpresivos. En la terraza está el pez en su acuario, tomamos refrescos contemplando el campo. Con el viento viene del campo el sueño de las cabras.

En la otra mesa de la terraza un fauno solitario. Miramos el vaso de refresco y soñamos estáticos dentro del vaso. ‘¡Qué!’ ‘Yo no he dicho nada’. Pasan días y más días. Pero basta un instante de sintonización y otra vez se capta la electricidad erizada de la primavera: el sueño impúdico de las cabras, el pez vacío, una súbita tendencia al robo, el fauno coronado y sus saltos solitarios. ‘¿Qué?’ ‘Nada, no he dicho nada.’ Pero percibo un primer rumor, como un corazón latiendo bajo tierra. Quieta, pego mi oído a la tierra y oigo el verano que se abre camino por dentro, y mi corazón late bajo la tierra -nada, no he dicho nada- y siento la paciente brutalidad con que la tierra cerrada se abre por dentro, y sé con qué peso de dulzura el verano madurará cien mil naranjas, y sé que las naranjas son mías porque así lo quiero.

 

 

 

 

crónica social

 

 

… Perfecta, perfecta, perfecta la comida. Podría transportarse íntegramente -mesa, comensales, comida, camareros- a otra casa, quizá a otro país, como si fuera una obra de arte (que no conoce fronteras).

Y la conciencia de que la falta de errores depende de cada uno de nosotros. ¿Una reunión es una reunión alrededor de una inconveniencia que no se comete? La tensión de la perfección creciendo, la piel del tambor tensándose. Un riesgo excitante. Para cada uno, la inconveniencia que no se comete.

¿Qué inconveniencia después de todo? Yo. Cada uno es su propia inconveniencia muda. Que bajo la sonrisa de ensueño atrae, atrae, atrae, sádica, estoy acercándome, estoy acercándome, con una sonriente tortura de pesadilla.

Un minuto más, un instante más -y- y yo sucede. Entre el coñac y el humo, la perfección tensa cada vez más tenue. Es un deporte peligroso éste.

 

 

 

no soltar a los caballos

 

 

Como en todo, al escribir también tengo una especie de recelo de ir demasiado lejos. ¿Qué será eso? ¿Por qué? Me retengo, como si retuviese las riendas de un caballo que podría galopar y llevarme Dios sabe adónde. Yo me protejo.

¿Por qué y para qué? ¿De qué me estoy protegiendo? Ya tuve una clara conciencia de eso cuando escribí una vez: «Es necesario no tener miedo de crear». ¿Por qué miedo? ¿Miedo de conocer los límites de mi capacidad? ¿O miedo del aprendiz de brujo que no sabía cómo parar? Quién sabe, así como una mujer que se conserva intacta para entregarse un día al amor, tal vez yo quiera morir completa para que Dios me tenga toda.

 

 

 

el reclutamiento

 

 

Los pasos se están volviendo más nítidos. Un poco más próximos. Ahora suenan casi cerca. Todavía más. Ahora más cerca de lo que podrían estar de mí. Sin embargo continúan acercándose. Ahora no están más cerca, están en mí. ¿Van a sobrepasarme y a seguir? Es mi esperanza. Ya no sé con qué sentido percibo las distancias. Es que los pasos ahora ya no sólo están próximos y fuertes. Ya no sólo están en mí. Yo marcho con ellos.

 

 

 

 

el primero de la clase

 

 

Su secreto es un caracol. El pelo está bien cortado, sus ojos son delicados y atentos. Su carne cortés de nueve años todavía es transparente. Es de una pulcritud innata: coge las cosas sin romperlas. Presta libros a sus compañeros, enseña a quien se lo pide, no se impacienta con la regla y el cartabón, cuando hay tantos alumnos gamberros. Su secreto es un caracol. Del que no se olvida ni un instante. Su secreto es un caracol que lo apoya. Él lo cuida en una caja de zapatos con gentileza y cuidado. Con gentileza diariamente le clava la aguja y el cordel. Con cuidado le aplaza lentamente la muerte. Su secreto es un caracol criado con insomnio y precisión.

 

 

 

 

cumpleaños

 

 

 

-Mañana cumplo diez años. Voy a aprovechar bien mi último día de nueve años.

Pausa, tristeza:

-Mamá, mí alma no tiene diez aiios.

-¿Cuántos tiene?

-Sólo unos ocho.

-No importa, es así.

-Pero creo que deberíamos contar los años por el alma.

Diríamos: aquel tipo murió con veinte años de alma. Y el tipo

habría muerto con setenta años de cuerpo.

 

 

 

cumpleaños

 

 

 

Empezó a cantar, paró y dijo:

-Estoy cantando en mi honor. Pero, mamá, no he aprovechado

bien mis diez años de vida.

-Los has aprovechado muy bien.

-No, no quiero decir aprovechar haciendo cosas, haciendo

esto y aquello. Quiero decir que no he estado suficientemente

contento. ¿Qué te pasa? ¿Estás triste?

-No. Ven acá que te daré un beso.

-¿Ves? ¡¿No te he dicho que estabas triste?! ¡¿Has visto

cuántas veces me has besado?! Cuando una persona besa

tanto a otra es porque está triste.

 

 

 

 

la posteridad nos juzgará

 

 

 

Cuando se descubra un remedio preventivo contra la gripe las generaciones futuras nunca nos podrán entender. La gripe es una de las tristezas orgánicas más irrecuperables mientras dura. Tener la gripe es saber muchas cosas que, aunque no se supiesen, no haría ninguna falta saber. Es la experiencia de una catástrofe inútil, de una catástrofe sin tragedia. Es un lamento cobarde que sólo otro griposo comprende. ¿Cómo podrán los hombres futuros entender que tener la gripe formaba parte de la condición humana? Somos seres griposos, sujetos a un futuro juicio severo o irónico.

 

 

 

el cuarto secreto, tu cuarto

 

 

Flores envenenadas en el jarrón. Violetas, azules, encarnadas, alfombran el aire. Qué riqueza de hospital. Nunca las he visto más bellas. Entonces éste es tu secreto. Tu secreto se parece tanto a ti que no me revela nada más de lo que sé. Y sé tan poco como si tu enigma fuese yo. Así como tú eres el mío.

 

 

 

ad eternitatem

 

 

Me han dicho que estamos en el siglo XX, ¿es verdad?

-Sí.

-Mamá, ¡qué atrasados estamos, Dios mío!

Aproximación gradual

Si tuviese que poner un título a mí vida sería: en busca de la cosa en sí.

Comprensión

Todas las visitas que he tenido en mi vida han venido, se han sentado y no han dicho nada.

Largo, hinchado descanso

Qué perfume, es domingo por la mañana. La terraza está barrida. Pon la radio, entonces. Almorzar tarde da ideas, él ríe y les da una forma. Bebemos agua, pero el domingo nadie tiene sed. Y empieza el ansia de beber agua sin el cansancio de la sed. A las cuatro de la tarde izarán la bandera en el pabellón. (Pero lo que él teme realmente son esas noches felices de domingo.)

 

 

 

escribir, prolongar el tiempo

 

 

No puedo escribir mientras estoy ansiosa o espero soluciones, porque en esos momentos hago cualquier cosa para que las horas pasen, y escribir es prolongar el tiempo, es dividirlo en partículas de segundos, dando a cada una de ellas una vida insustituible.

 

 

 

reconociendo el amor

 

 

-A este de aquí -dijo ella señalando a su hijo menor con una sonrisa de cariño- lo tuve porque lo descubrí demasiado tarde y ya no había manera de deshacerme de él.

El niño bajó los ojos y sonrió con modestia.

 

 

 

dos maneras

 

 

Es como si yo procurase no aprovechar la vida inmediatamente, sino sólo la más profunda, lo que me da dos maneras de ser: en vida observo mucho, soy activa en las observaciones, tengo sentido del ridículo, buen humor, ironía y tomo partido. Cuando escribo tengo observaciones pasivas, tan interiores que se escriben al mismo tiempo que son sentidas, casi sin lo que se llama proceso. Por eso al escribir no escojo, no puedo multiplicarme por mil, me siento fatal a mi pesar.

 

 

 

una puerta abstracta

 

 

Desde cierto punto de vista considero que hacer cosas abstractas es lo menos literario. Ciertas páginas, vacías de acontecimientos, me dan la sensación de estar tocando la cosa en sí, y es la mayor sinceridad. Es como si yo esculpiese. ¿Cuál es la escultura más verdadera de un cuerpo? El cuerpo, la forma del cuerpo, la expresión de la propia forma del cuerpo y no la expresión dada al cuerpo.

Una Venus desnuda, de pie, inexpresiva, es mucho más que la idea literaria de Venus. Llamo ‘idea literaria de Venus’ a una Venus, por ejemplo, que tuviese en el rostro una sonrisa de Venus, una mirada de Venus, como un título. La Venus de Milo es una mujer abstracta. (Si yo dibujo en un papel, minuciosamente, una puerta, y si no le añado nada mío, estaré dibujando muy objetivamente una puerta abstracta.)

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

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