Ángel
]]>Sin embargo, en mi infancia, el juego de las peonzas
no consistía en el baile, que era solamente la puesta
en escena, por decirlo así: se trataba, sobre todo,
de desplazar y derrumbar al resto de las peonzas en danza,
que así quedaban, evidentemente, detenidas y fuera de juego.
Los jugadores más agresivos no se limitaban a sacar
de la danza al resto de las peonzas, sino que hacían
aterrizar su peonza en la pista de baile con tal fuerza
que podían romper en pedazos la peonza a la que alcanzaban
directamente, en un choque brutal.
Mirándolo bien, estos jugadores más agresivos
nos ofrecían una visión más completa del juego
social y anticipaban lúdicamente con realismo
lo que la sociedad hace con algunos de sus miembros.
NdAlfonso
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