isabel bono

 

papel higiénico

 

 

 

de Una casa en Bleturge

Siruela Nuevos tiempos

2017

 

 

 

 

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Él no está seguro de si es guapa o solo joven.

La observa detenidamente desde la cama mientras, desnuda, busca algo en el bolso. Sin mirarlo, y sin dejar de hablar, saca un tubo de caramelos y se lo vacía en la boca. No quedan más, dice con un gesto infantil.

Muy joven, piensa.

La chica sigue contando mientras mastica cosas sobre su hermano, sobre la novia de su hermano. Gasta muchísimo papel higiénico. A su hermano, dice, le gustaría tener un agujero en la pared del baño para saber qué hace con él.

Porque, ¿cuánto papel se suele gastar al mes? Él no lo sabe. Ni le importa.

Después del sudor, las confidencias para que el sexo parezca amor, piensa.

Y no es que tenga prisa, pero no soporta que le cuente cosas de nadie, cosas íntimas de la novia de su hermano, ala que jamás conocerá. No soporta pensar que algún día, por casualidad, coincida con esa chica y al estrechar su mano piense: gastas mucho papel higiénico.

Piensa en su mujer. Sabe que podría perdonarle todas sus infidelidades, pero jamás perdonaría que él contase a ninguna chica, por joven que fuera, cualquier intimidad. Intimidades inocentes, como si chupa el interior de la tapa del yogur o en qué postura se corta las uñas de los pies.

¿En qué piensas? En mi mujer, responde él.

La chica dice que debería tomar una decisión, no quiere presionarlo, pero debería tomar una decisión, no por ella, por él. Solo por ti, recalca, y lo besa en la boca.

Piensa en no volver a verla. A la chica.

Piensa en la chica contándoles a sus amigas que él se suena tres veces la nariz después de ducharse. Se suena tres veces, ni una más ni una menos. No voy a volver a verla.

La chica sale del baño sin tirar de la cisterna.

Se ha puesto unas bragas de algodón turquesa con un vivo blanco.

Eso podría decir de ella: es la única mujer que conozco que no tira jamás de la cisterna, es la única mujer que conozco que, aunque se pase toda la tarde desnuda, antes de meterse en la cama se vuelve a poner las bragas solo para no perderse el placer de que yo se las quite.

¿Qué?, pregunta ella jugando con el tubo de caramelos vacío.

Nada, que eres muy guapa. Muy muy guapa.

 

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