[ezcol_1half]       

 

 

 

hambre otra vez

 

 

Como no podía dar una voz,

me quedé junto al canalón

del que salía el agua de lluvia.

La lluvia, los centinelas,

me acusaron de haberme presentado.

Antiguo como un témpano estaba todo ya.

 

¿Por qué esperar un día más?

Sabes que este está pasando

y que será lo mismo cuando haya pasado.

Nada vendrá a ocupar su lugar,

lo cual está muy bien, es fabuloso.

Inhumanos no somos, pero podemos jugar

a ver cómo sería ser Dios,

y de aquí Dios no nos vendrá a sacar.

 

En un momento dado estaba yo en tu casa.

De pronto dentro oscureció.

Azotó el viento la corteza

de unos árboles. Con retraso,

dijeron. Con la torpeza de toda tormenta.

Era el momento de encontrar el cristal mental

de enfrascarnos en lo que teníamos aún,

el inmenso recurso que debíamos.

 

[/ezcol_1half] [ezcol_1half_end]    

 

 

hungry again

 

 

 

Since I could not shout

I stood near the spout

the rainwater was running out of.

The rain, sentries,

taxed me with appearing.

Soon it was all old as clay.

 

Why wait for another day?    

You know this one is happening

and will be the same after it has happened.

Nothing will come to take its place

and that will be fine, good.

Though not inhuman, we can play

at what it would be like to be God,

and God will not take us away.

 

Another time I was at your house.

It was suddenly dark inside.

A wind swept past the bark

of some trees. It was overdue,

they said. All storms are inept.

It was time to find the mind-crystal,

pore over what we still had,

the huge resource we owed.

[/ezcol_1half_end]

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

John Ashbery

Un país mundano

Editorial Lumen

Traducción de Daniel Aguirre Oteiza

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

eternidad

 

La vida vibrante entrando a borbotones; barriendo toda duda.

seis de corazones

 

Pero si lo piensas
con ese amor que sigue latiendo, cuando
el corazón deja de latir