teoríamarianopeyrouteoría

 

 

teoría

 

 

Ése es el juego maravilloso: que

parezca un símbolo, haz que nos arrastre

con la estrategia de un símbolo.

El judo era así, también

la seducción: aprovechar la fuerza, el movimiento

del otro, sus ganas de soñar, sus

carencias, su proyección de imágenes-misterio

en una pantalla que se desplaza siempre

hacia los actos. Manejamos sólo unos

recipientes opacos donde no hay más

que cierta capacidad para el juego,

y eso no es poco. El texto

no es simbólico, lo que es simbólico

es el lector.

 

Adoro la teoría porque tengo miedo

de lesionarme.

 

La práctica es para los perros,

que pueden acoplarse a la vista

de todos. Dales un pelotazo

a esos perros.

 

La práctica es posible. La teoría

es utópica o al menos delirante, 

y la adoro por eso.

 

Sufrí mucho saltando por las piedras ásperas

de la costa con una novia rubia

y robada de la mano. Escupía

la espuma sobre aquellas rocas abrasadas

por la erosión y uno se imaginaba la piel de

las ingles ensangrentada y la sal

de las curaciones y el ardor y a una

madre llorando y toda la ilusión y la energía

invertidas en ese cuerpo, en ese

recuerdo hinchado y espantoso.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

mariano peyrou

de Niños enamorados

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

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