parís sin el estereoscopio

recuerdas el que vivía antes en el piso de arriba y echó a su hija de casa

y se oían los gritos y luego él tiró sus muñecas al patio

porque ella todavía conservaba sus muñecas y allí estuvieron entre toda aquella basura

y las miramos que no se movían y ya no se oían los gritos hasta que se hizo de noche

y luego el portero debió de recogerlas a la mañana siguiente

algunas sin brazos

las estuvimos mirando toda la tarde mientras iban perdiendo

forma hasta que oscureció y no pudimos verlas y luego cuando

me desperté a medianoche pensé «ya no queda nadie para

vigilarlas»

.

 

 

 

 

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Leopoldo María Panero

París sin el estereoscopio

Poesía completa 1970-2000

Visor Libros

2001

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