szybist

 

 


en la exuberancia

No es que el pulpo se niegue a quererte;

no es que no quiera alcanzarte

con cada uno de sus brazos alargados.

Le servirías igual que cualquier otra, creo,

a un pulpo. Pero las criaturas del mar,

al igual que el mar, no piensan

en sí mismas, o en ti. Continúa flotando ahí,

acunada, incapaz de quemarte. Déjate llevar

por el balanceo, por los agitados torbellinos, olvida

las pesadas piernas entre las flotantes praderas

         de algas y siente

                  la floración del fitoplancton, la espuma, las

         salpicaduras, los percebes. En el oscuro reino béntico, el resbaladizo necton

se desliza sobre las llanuras abisales y mientras flotas sientes

                            ese afloramiento de fría, profunda agua acariciarte

         la piel que te cubre

                   la columna. No, no es que el pulpo

                            se niegue a quererte. Si te tocara,

si probara tu sabor, cada uno de sus tres

corazones enrojecería.

¿Van los teólogos de cualquier religión a refutármelo?

No el salmón de azulado casquete. No su cabeza moteada.


The Lushness of It 

              
It’s not that the octopus wouldn’t love you

—
not that it wouldn’t reach for you 


with each of its tapering arms:


you’d be as good as anyone, I think,


to an octopus.  But the creatures of the sea,


like the sea, don’t think


about themselves, or you.  Keep on floating there,


cradled, unable to burn.  Abandon 
yourself

to the sway, the ruffled eddies, abandon

your heavy legs to the floating meadows 
           

of seaweed and feel 
                       

the bloom of phytoplankton, spindrift, sea-
spray, barnacles. 

In the dark benthic realm, the slippery neckton

glide over
the abyssal plains: as you float, feel 
                                   

that upwelling of cold, deep water touch
the

skin stretched over
                         

your spine.  Feel 
fished for and slapped. 

No, it’s not that the octopus 
wouldn’t love you. 

If it touched,

if it tasted you, each of its three 
hearts would turn red.

Will theologians of any confession refute me?


Not the bluecap salmon.  Not its dotted head.

 

 


Mary Szybist

Incarnadine,

Graywolf Press, 2013

Libro ganador del National Book Award 2013

Traducción de Andrés Catalán

epoetry.org/issues/issue8/text/poems

 

 


 

 

 

 

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