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[joaquín di lorenzi vierte al español

tres poemas de simon armitage

para la revista aullido]

 

 

simon armitage

poemas selectos 1989-2004

avión de papel

de The dead sea poems 1995

armitage, simon

 

 

before you cut loose

 

 

put dogs on the list

of difficult things to lose. Those dogs ditched

on the North York Moors or the Sussex Downs

or hurled like bags of sand from rented cars

have followed their noses to market towns

and bounced like balls into their owners’ arms.

I heard one story of a dog that swam

to the English coast from the Isle of Man,

and a dog that carried eggs and bacon

and a morning paper from the village

surfaced umpteen leagues and two years later,

bacon eaten but the eggs unbroken,

newsprint dry as tinder, to the letter.

A dog might wander the width of the map

to bury its head in its owner’s lap,

crawl the last mile to dab a bleeding paw

against its own front door. To die at home,

a dog might walk its four legs to the bone.

You can take off the tag and the collar

but a dog wears one coat and one colour.

A dog got rid ofthat’s a dog for life.

No dog howls like a dog kicked out at night.

Try looking a dog like that in the eye.

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antes de soltarte

 

 

pon a los perros en la lista

de cosas difíciles de perder. Esos perros abandonados

en los páramos de North York o en las colinas de Sussex

o tirados como bolsas de arena desde coches alquilados

han seguido sus narices hasta pueblos con mercados

y como pelotas rebotado hasta los brazos de sus amos.

Escuché una historia de un perro que nadó

hasta la costa inglesa desde la Isla de Man,

y un perro que huevos y tocino cargó

y un diario matutino desde el pueblo

y apareció dos años e incontables leguas después,

con el tocino comido pero los huevos intactos

el diario seco como la leña, literalmente.

Un perro puede vagar lo ancho de un mapa

para enterrar su cabeza en el regazo de su dueño,

arrastrarse la última milla para pasar su pata ensangrentada

por su propia puerta. Para morir en casa,

un perro puede caminar hasta quedarse sin patas.

Le puedes quitar la chapa y el collar

pero un perro viste un pelaje y un color.

Un perro del que te deshaces es un perro para toda la vida.

No hay perro que aúlle como el que echaste en la noche

Intenta mirar a un perro así a los ojos.

 

 

 

versión de joaquín di lorenzi

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[ya que casualmente teníamos una versión del poema,

la colgamos aquí para ofrecer 2 versiones en castellano,

lo que casi nunca sobra]

 

 

 

antes de cortar amarras,

                                                 

pon a los perros en la lista de cosas difíciles de perder. Los perros abandonados

en North York Moors o Sussex Downs o arrojados como bolsas de arena desde los coches alquilados,

han seguido su olfato hasta las ciudades comerciales y han brincado como pelotas en los brazos de sus dueños.

Oí una historia de un perro que nadó a la costa inglesa desde la Isla de Man, y un perro que llevaba huevos y

tocino y el periódico de la mañana desde el pueblo apareció a muchísimas leguas y dos años más tarde, el

tocino comido pero los huevos enteros, el papel de periódico seco como yesca, al pie de la letra.

Un perro podría recorrer el ancho del mapa para enterrar la cabeza en el regazo de su dueño, arrastrarse la

última milla para golpear una pata sangrante contra su propia puerta.

Por morir en casa, un perro podría caminar con sus cuatro patas hasta el hueso. Puedes quitarle la chapa y

el collar pero un perro tiene pelo y un color. Un perro del que no te deshiciste – es un perro de por vida. Ningún

perro aúlla como un perro expulsado por la noche. Trate de mirar a un perro así a los ojos.

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

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