La soledad es un existir sin existir,
el ensayo de la muerte; ser, sin buscar

La vida vibrante entrando a borbotones; barriendo toda duda.

Pero si lo piensas
con ese amor que sigue latiendo, cuando
el corazón deja de latir

Y en la tierra cumple su condena,
insumiso, con el viento, el sol y esa luna

ha visto que las lágrimas no se secan sobre
esas nalgas, donde el gusanito nunca muere,
y ha llegado más allá de las estrellas del León
para señalarnos el camino hacia el cielo—