. leopoldo leopoldo maría leopoldo maría panero



el circo

Dos atletas saltan de un lado a otro de mi alma
lanzando gritos y bromeando acerca de la vida:
y no sé sus nombres. Y en mi alma vacía escucho siempre
cómo se balancean los trapecios. Dos
atletas saltan de un lado a otro de mi alma
contentos de que esté tan vacía.
Y oigo
oigo en el espacio sonidos
una y otra vez el chirriar de los trapecios
una y otra vez.
Una mujer sin rostro canta de pie sobre mi alma,
una mujer sin rostro sobre mi alma en el suelo,
mi alma, mi alma: y repito esa palabra
no sé si como un niño llamando a su madre a la luz,
en confusos sonidos y con llantos, o bien simplemente
para hacer ver que no tiene sentido.
Mi alma. Mi alma
es como tierra dura que pisotean sin verla
caballos y carrozas y pies, y seres
que no existen y de cuyos ojos
mana mi sangre hoy, ayer, mañana. Seres
sin cabeza cantarán sobre mi tumba
una canción incomprensible.
Y se repartirán los huesos de mi alma.
Mi alma.
Mi hermano muerto fuma un cigarrillo junto a mí.





Lo que queda después de la flor

es una cosa sin dientes,

recordando

el misterio de la flor, la espantosa aguja

para grabar en la piel las sílabas

del dolor: y la vida

es como una irritación, o una molestia

de ser nada aún,

como un recuerdo.



el beso de buenas noches


I

Padre, me voy:

voy a jugar en la muerte,

padre me voy.

Dile adiós a mi madre,

y apaga la luz de mi cuarto:

padre, me voy.

Dile a aquel niño que allá ríe,

no sé de qué, si de la vida,

mi nombre, sólo mi nombre.

Pon mis juguetes en buen orden

oso con oso, pon al perro

con el pájaro, en cuanto al pato

déjalo solo, al pato:

padre, me voy: voy a jugar con la muerte.

Había una llama, sí en mis ojos,

porque velaron tantas noches

y no logró nadie cerrarlos

sino yo; perdona, padre, que no hubiera

nadie, sino yo: me voy,

me voy solo a jugar con la muerte.

 

Soy un cuadro de texto. Haz click en el botón editar para cambiar este texto. Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit. Ut elit tellus, luctus nec ullamcorper mattis, pulvinar dapibus leo.

Soy un cuadro de texto. Haz click en el botón editar para cambiar este texto. Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit. Ut elit tellus, luctus nec ullamcorper mattis, pulvinar dapibus leo.


II

Padre, estoy muerto, ya, y qué oscuro

es todo esto:

no hay luna aquí, no hay sol ni tierras,

padre, estoy muerto.

Somos los muertos como enfermos

y el cementerio el hospital

para jugar aquí a los médicos

sábana blanca y bisturí

y tantas tumbas como lechos

para soñar: y son tan blancos esos huesos

padre tan blancos: como soñar.

Dicen los otros, los más muertos

los que ya llevan tiempo y tiempo

aquí vengándose de Dios

que vendrá el Diablo, el buen Diablo

que vendrá el Diablo con más flores

de las que nadie pueda traer.

Padre, estoy muerto, no estoy solo

padre, estoy muerto, tengo amigos

con quien jugar.

III

Madre, esos besos que en la tumba

aún me das

son despertar, son nuevo frío;

estuve vivo, ya lo supe

ahora déjame olvidar.

IV

Padre, estoy muerto, y es la tumba

una cuna mucho mejor

padre, no hay nadie, ya estoy solo

padre, si alguna vez de nuevo

vuelvo a vosotros , padre si otra

vez yo vivo no sé con qué voy a soñar.



parís sin el estereoscopio

recuerdas el que vivía antes en el piso de arriba y echó a su hija de casa

y se oían los gritos y luego él tiró sus muñecas al patio

porque ella todavía conservaba sus muñecas y allí estuvieron entre toda aquella basura

y las miramos que no se movían y ya no se oían los gritos hasta que se hizo de noche

y luego el portero debió de recogerlas a la mañana siguiente

algunas sin brazos

las estuvimos mirando toda la tarde mientras iban perdiendo

forma hasta que oscureció y no pudimos verlas y luego cuando

me desperté a medianoche pensé «ya no queda nadie para

vigilarlas»



la maldad nace de la supresión hipócrita del gozo

«Jois e Jovens n’es trichaire

e malvestatz es d’aqui»

        MARCABRÚ

.

Una cucaracha recorre el jardín húmedo

de mi chambre y circula por entre las botellas vacías:

la miro a los ojos y veo tus dos ojos

azules, madre mía.

Y canta, cantas por las noches parecida a la locura,

velas

con tu maldición para que no me caiga dormido, para que no me olvide

y esté despierto para siempre frente a tus dos ojos,

madre mía.



el baccarrá de la noche

¿Quién me engaña en la noche, y aúlla

pidiéndome que salga, que salga a la calle y camine,

y corra, y atraviese las calles como perro rabioso

las calles desiertas en que es siempre de noche,

buscando locamente el baccarrá en la noche?

¿Quién despierta, qué hembra mortal o pájaro para decirme

que aún vivo, que aún deseo, que tengo

todavía que imprimir una última dirección a mis ojos

para buscar el baccarrá en la noche?

¿Qué uñas escarban mi vejez, y qué mano que no perdona

tortura mi muñeca, conduciéndome

como a un lugar seguro, al baccarrá en la noche?

¿Qué mano de madre, qué oración susurran

luna tras luna los labios de la luna

gritando en medio de la calle a solas

descubriéndome en la acera, denunciando a todos

mi testamento secreto, mi pavor y mi miedo

sin descanso de encontrarme, no sé si hoy quizás,

tal vez mañana, jugando

ya para siempre al baccarrá en la noche?




la canción del indio crow

Qué larga es la ribera de la noche,
qué larga es.
No hay animales ya ni estrellas
y el matorral de los recuerdos
la vida es una línea recta,
qué larga es la ribera de la noche
qué larga es.
El mar al lado, tan oscuro
ya ni la luna quiere verme
y allá en el pozo sepultada
la miel aquella de esos labios
que de algo como amor me hablaron,
luego en silencio se quedaron:
qué larga es la ribera en la noche,
qué larga es.
Flotan cabellos en el agua
de una mujer que no existió
y en la cabeza hay unas letras:
la A, la V, más dos Os:
qué larga es la ribera de la noche
qué larga es.
Tal vez sea un oso lo que anda
con una pierna y luego otra,
las huellas son como de oso,
no de yo.
Qué larga es la ribera de la noche,
qué larga es.
No se terminará nunca la playa
con esa sombra que recorre
ese desierto tal un péndulo:
qué larga es la ribera de la noche,
qué larga es.
Cómo saber si ya estoy muerto
o si aún vivo como dicen
si allá en la playa sólo hay playa
atrás, delante sólo hay playa
cómo saber si yo soy indio,
si yo soy Crow o yo soy Cuervo,
si ni la Luna quiere verme
y Padre Sol nunca aparece:
qué larga es la ribera de la noche,
qué larga es.
No es que esté solo, es que no existo
es que no hay nadie en esta playa
y ya ni yo aún me acompaño,
son estos ojos cual dos cuevas
y en mi cabeza sopla el viento:
será la muerte como un vino?
habrá mujeres en la tumba?
Qué larga es la ribera de la noche,
qué larga es.



blancanieves se despide de los siete enanos

Prometo escribiros, pañuelos que se pierden en el horizonte, risas que palidecen, rostros que caen sin peso
sobre la hierba húmeda, donde las arañas tejen ahora sus azules telas. En la casa del bosque crujen, de noche,
las viejas maderas, el viento agita raídos cortinajes, entra sólo la luna a través de las grietas. Los espejos
silenciosos, ahora, qué grotescos, envenenados peines, manzanas, maleficios, qué olor a cerrado, ahora, qué grotescos. Os echaré de menos, nunca os olvidaré. Pañuelos que se pierden en el horizonte. A lo lejos se oyen
golpes secos, uno tras otro los árboles se derrumban. Está en venta el jardín de los cerezos.

Soy un cuadro de texto. Haz click en el botón editar para cambiar este texto. Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit. Ut elit tellus, luctus nec ullamcorper mattis, pulvinar dapibus leo.

Soy un cuadro de texto. Haz click en el botón editar para cambiar este texto. Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit. Ut elit tellus, luctus nec ullamcorper mattis, pulvinar dapibus leo.



el lamento del vampiro

Vosotros, todos vosotros, toda 
esa carne que en la calle
se apila, sois
para mí alimento,
todos esos ojos
cubiertos de legañas, como de quien no acaba
jamás de despertar, como
mirando sin ver o bien sólo por sed
de la absurda sanción de otra mirada,
todos vosotros
sois para mí alimento, y el espanto
profundo de tener como espejo
único esos ojos de vidrio, esa niebla
en que se cruzan los muertos, ese
es el precio que pago por mis alimentos.




el noi del sucre

Tengo un idiota dentro de mí, que llora,
que llora y que no sabe, y mira
sólo la luz, la luz que no sabe.
Tengo al niño, al niño bobo, como parado
en Dios, en un dios que no sabe
sino amar y llorar, llorar por las noches
por los niños, por los niños de falo
dulce, y suave de tocar, como la noche.
Tengo a un idiota de pie sobre una plaza
mirando y dejándose mirar, dejándose
violar por el alud de las miradas de otros, y
llorando, llorando frágilmente por la luz.
Tengo a un niño solo entre muchos, as
a beaten dog beneath the hail
, bajo la lluvia, bajo
el terror de la lluvia que llora, y llora,
hoy por todos, mientras
el sol se oculta para dejar matar, y viene
a la noche de todos el niño asesino
a llorar de no se sabe por qué, de no saber hacerlo
de no saber sino tan sólo ahora
por qué y cómo matar, bajo la lluvia entera,
con el rostro perdido y el cabello demente
hambrientos, llenos de sed, de ganas
de aire, de soplar globos como antes era, fue
la vida un día antes
de que allí en la alcoba de
los padres perdiéramos la luz.



la canción del croupier del mississipi

Canción pirata

Fumo mucho. Demasiado.
Fumo para frotar el tiempo y a veces oigo la radio,
y oigo pasar la vida como quien pone la radio.
Fumo mucho. En el cenicero hay
ideas y poemas y voces
de amigos que no tengo. Y tengo
la boca llena de sangre,
y sangre que sale de las grietas de mi cráneo
y toda mi alma sabe a sangre,
sangre fresca no sé si de cerdo o de hombre que soy,
en toda mi alma acuchillada por mujeres y niños
que se mueven ingenuos, torpes, en
esta vida que ya sé.
Me palpo el pecho de pronto, nervioso,
y no siento un corazón. No hay,
no existe en nadie esa cosa que llaman corazón
sino quizá en el alcohol, en esa
sangre que yo bebo y que es la sangre de Cristo,
la única sangre en este mundo que no existe
que es como el mal programado, o
como fábrica de vida o un sastre
que ha olvidado quién es y sigue viviendo, o
quizá el reloj y las horas pasan.
Me palpo, nervioso, los ojos y los pies y el dedo gordo
de la mano lo meto en el ojo, y estoy sucio
y mi vida oliendo.
Y sueño que he vivido y que me llamo de algún modo
y que este cuento es cierto, este
absurdo que delatan mis ojos,
este delirio en Veracruz, y que este
país es cierto este lugar parecido al Infierno,
que llaman España, he oído
a los muertos que el Infierno
es mejor que esto y se parece más.
Me digo que soy Pessoa, como Pessoa era Álvaro de Campos,
me digo que estar borracho es no estarlo
toda la vida, es
estar borracho de vida y no de muerte,
es una sangre distinta de esa otra
espesa que se cuela por los tejados y por las paredes
y los agujeros de la vida.
Y es que no hay otra comunión
ni otro espasmo que este del vino
y ningún otro sexo ni mujer
que el vaso de alcohol besándome los labios
que este vaso de alcohol que llevo en el
cerebro, en los pies, en la sangre.
que este vaso de vino oscuro o blanco,
de ginebra o de ron o lo que sea
– ginebra y cerveza, por ejemplo –
que es como la infancia, y no es
huida, ni evasión, ni sueño
sino la única vida real y todo lo posible
y agarro de nuevo la copa como el cuello de la vida y cuento
a algún ser que es probable que esté
ahí la vida de los dioses
y unos días soy Caín, y otros
un jugador de poker que bebe whisky perfectamente y otros
un cazador de dotes que por otra parte he sido
pero lo mío es como en «Dulce pájaro de juventud»
un cazador de dotes hermoso y alcohólico, y otros días,
un asesino tímido y psicótico, y otros
alguien que ha muerto quién sabe hace cuánto,
en qué ciudad, entre marineros ebrios. Algunos me
recuerdan, dicen
con la copa en la mano, hablando mucho,
hablando para poder existir de que
no hay nada mejor que decirse
a sí mismo una proposición de Wittgenstein mientras sube
la marea del vino en la sangre y el alma.
O bien alguien perdido en las galerías del espejo
buscando a su Novia. Y otras veces
soy Abel que tiene un plan perfecto
para rescatar la vida y restaurar a los hombres
y también a veces lloro por no ser un esclavo
negro en el sur, llorando
entre las plantaciones!
Es tan bella la ruina, tan profunda
sé todos sus colores y es
como una sinfonía la música del acabamiento,
como música que tocan en el más allá,
y ya no tengo sangre en las venas, sino alcohol,
tengo sangre en los ojos de borracho
y el alma invadida de sangre como de una vomitona,
y vomito el alma por las mañanas,
después de pasar toda la noche jurando
frente a una muñeca de goma que existe Dios.
Escribir en España no es llorar, es beber,
es beber la rabia del que no se resigna
a morir en las esquinas, es beber y mal
decir, blasfemar contra España
contra este país sin dioses pero con
estatuas de dioses, es
beber en la iglesia con música de órgano
es caerse borracho en los recitales y manchas de vino
tinto y sangre «Le livre des masques» de Rémy de Gourmont
caerse húmedo babeante y tonto y
derrumbarse como un árbol ante los farolillos
de esta verbena cultural. Escribir en España es tener
hasta el borde en la sangre este alcohol de locura que ya
no justifica nada ni nadie, ninguna sombra
de las que allí había al principio.
Y decir al morir, cuando tenga
ya en la boca y cabeza la baba del suicidio
gritarle a las sombras, a las tantas que hay y fantasmas
en este paraíso para espectros
y también a los ciervos que he visto en el bosque,
y a los pájaros y a los lobos en la calle y
acechando en las esquinas



para evitar a los ladrones de bolsos

Cuca está hueca. Sí, ¿no sabías? Le quitaron la matriz, los ovarios, todo. Quizá por eso él
la llama Hiroshima Mon Amour. Sí mujer, y ella se cree que no se ha enterado nadie. Y en realidad
todo el mundo finge ignorarlo,
no sólo, naturalmente, ante ella. Sí, sí, yo creo que lo saben, que sí mujer, cómo no lo van a saber.
Fíjate qué importancia le da a la cosa. No, no, a mí la matriz no me la quitaron, pero sin embargo
yo misma se lo conté a todo el mundo como la cosa más natural. No, cómo iba a llevar un vestido
malva. Y qué obsesión que si la miran, que si la tocan.
Y nadie la mira, ¡cómo la van a mirar! y nadie la toca. Qué cosas tienes. Sí, sí, pues dice fíjate que si
por un momento se olvida de correr bien los visillos, y se ha quitado las medias, ¿ qué otra cosa
iba a decir, la pobre? en seguida ¡plaf! los curiosos, como les llama ella, se asoman a la ventana
de enfrente, del patio. Los curiosos. Algo así como los ovnis, los curiosos.



página veinte

Esperando todos los días para que venga el cierzo
para que venga el ciervo
azul como el poema, como el gamo
que corre fugitivo sobre el poema
y que sea la nada mi último poema
baba de los labios para que el hombre muera
azul sobre la página
» victorieusment fuit le suicide beau» Mallarmé lo dijo
oh belleza húmeda del suicidio 
única rosa, única flor
rosa cúbica de la página
para que el hombre descubra
que no es un hombre.



primer amor

…ora
sei rimasta sola…

Riki Gianco_mikidel Prete

Esta sonrisa que me llega como el poniente
que se aplasta contra mi carne que hasta entonces sentía
     sólo calor o frío
esta música quemada o mariposa débil como el aire que
     quisiera tan sólo un alfiler para evitar su caída
ahora
cuando el reloj avanza sin horizonte o luna sin viento sin
     bandera
esta tristeza o frío
no llames a mi puerta deja que el viento se lleve tus
     labios
este cadáver que todavía guarda el calor de nuestros
     besos
dejadme contemplar el mundo en una lágrima
Ven despacio hacia mí luna de dientes caídos
Dejadme entrar en la cueva submarina
atrás quedan las formas que se suceden sin dejar huella
todo lo que pasa y se deshace dejando tan sólo un humo
     blanco
atrás quedan los sueños que hoy son sólo hielo o piedra
agua dulce como un beso desde el otro lado del horizonte

Pájaros pálidos en jaulas de oro.




lectura

Yo no hablo del sol, sino de la luna
que ilumina eternamente este poema
en donde una manada de niños corre perseguida por los lobos
y el verso entona un himno al pus
Oh amor impuro! Amor de las sílabas y de las letras
que destruyen el mundo, que lo alivian
de ser cierto, de estar ahí para nada,
como un arroyo
que no refleja mi imagen,
espejo del vampiro.
de aquel que, desde la página
va a chupar tu sangre, lector
y convertirla en lágrima y en nada:
y a hacerte comulgar con el acero.


Soy un cuadro de texto. Haz click en el botón editar para cambiar este texto. Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit. Ut elit tellus, luctus nec ullamcorper mattis, pulvinar dapibus leo.

Soy un cuadro de texto. Haz click en el botón editar para cambiar este texto. Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit. Ut elit tellus, luctus nec ullamcorper mattis, pulvinar dapibus leo.

Soy un cuadro de texto. Haz click en el botón editar para cambiar este texto. Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit. Ut elit tellus, luctus nec ullamcorper mattis, pulvinar dapibus leo.

Soy un cuadro de texto. Haz click en el botón editar para cambiar este texto. Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit. Ut elit tellus, luctus nec ullamcorper mattis, pulvinar dapibus leo.



réquiem

Yo soy un hombre muerto al que llaman Pertur.
En la cena de los hombres quién sabe si mi nombre
algo aún será: ceniza en la mesa
o alimento para el vino.
Los bárbaros no miran a los ojos cuando hablan.
Como una mujer al fondo del recuerdo
yo soy un hombre muerto al que llaman Pertur.




unas palabras para peter pan

«No puedo ya ir contigo, Peter. He olvidado volar, y…
Wendy se levantó y encendió la luz: él
lanzó un grito de dolor… »
                                  James Matthew Barrie, Peter Pan.

Pero conoceremos otras primaveras, cruzarán el cielo otros nombres -Jane, Margaret-. El desvío en la ruta, la visita a la Isla-Que-No-Existe, está previsto en el itinerario. Cruzarán el cielo otros nombres hasta ser llamados, uno tras otro, por la voz de la señora Darling (el barco pirata naufraga, Campanilla cae al suelo sin un grito, los Niños Extraviados vuelven el rostro a sus esposas o toman sus carteras de piel bajo el brazo, Billy el Tatuado saluda cortésmente, el señor Darling invita a todos ellos a tomar el té a las cinco). Las pieles de animales, el polvo mágico que necesitaba de la complicidad de un pensamiento, es puesto tras de la pizarra, en una habitación para ellos destinada en el n° 14 de una calle de Londres, en una habitación cuya luz ahora nadie enciende. Usted lleva razón, señor Darling, Peter Pan no existe, pero sí Wendy, Jane, Margaret y los Niños Extraviados. No hay nada detrás del espejo, tranquilícese, señor Darling, todo estaba previsto, todos ellos acudirán puntualmente a las cinco, nadie faltará a la mesa. Campanilla necesita a Wendy, las Sirenas a Jane, los Piratas a Margaret. Peter Pan no existe. «Peter Pan, ¿no lo sabías? Mi nombre es Wendy Darling». El río dejó hace tiempo la verde llanura, pero sigue su curso. Conocer el Sur, las Islas, nos ayudará, nos servirá de algo al fin y al cabo, durante el resto de la semana. Wendy, Wendy Darling. Deje ya de retorcerse el bigote, señor Darling, Peter Pan no es más que un nombre, un nombre más para pronunciar a solas, con voz queda, en la habitación a oscuras. Deje ya de retorcerse el bigote, todo quedará en unas lágrimas, en un sollozo apagado por la noche: todo está en orden, tranquilícese, señor Darling.




deseo de ser piel roja

La llanura infinita y el cielo su reflejo.
Deseo de ser piel roja.
A las ciudades sin aire llega a veces sin ruido
el relincho de un onagro o el trotar de un bisonte.
Deseo de ser piel roja.
Sitting Bull ha muerto: no hay tambores
que anuncien su llegada a las Grandes Praderas.
Deseo de ser piel roja.
El caballo de hierro cruza ahora sin miedo
desiertos abrasados de silencio. Deseo
de ser piel roja.
Sitting Bull ha muerto y no hay tambores
para hacerlo volver desde el reino de las sombras.
Deseo de ser piel roja.
Cruzó un último jinete la infinita
llanura, dejó tras de sí vana
polvareda, que luego se deshizo en el viento.
Deseo de ser piel roja.
En la Reservación no anida
serpiente cascabel, sino abandono.
DESEO DE SER PIEL ROJA.
(Sitting Bull ha muerto, los tambores
lo gritan sin esperar respuesta.)




pasadizo secreto

Oscuridad nieve buitres desespero oscuridad nueve buitres nieve
buitres castillos (murciélagos) os
curidad nueve buitres deses
pero nieve lobos casas
abandonadas ratas desespero o
scuridad nueve buitres des
«buitres», «caballos», «el monstruo es verde», «desespero»
bien planeada oscuridad
Decapitaciones.




invocación y lectura

Del color de la vejez es el poema
que a la vida insulta y a los hombres increpa
llamándoles con voz de sirena hacia el desierto:
qué larga es hacia la nada la procesión de los hombres
con gritos y relinchos, y fuego en los dos ojos
y ceniza que cae señalando el camino
y alabando al abismo la página que escribo
y que se dobla y se tuerce entre tus manos.