sueño del nadador

El nadador ha pulido

 

su artesanía de joven felino

 

para corresponder

 

a los principios míticos del agua.

 

La coreografía empieza desde un punto

 

aéreo, elastizado,

 

donde el filo del trampolín revela

 

la soledad de una energía

 

concentrada en suspenso y en el cielo.

 

El conjunto se afina hasta crear

 

una mínima carne liberada

 

de carga emocional. Ahora solo basta

 

el pulmón feliz. Suelta su amarra

 

la tensionada fibra, se desprende, salta

 

y en rápida parábola

 

entra como un cuchillo en un reinado lento.

 

El agua vibra al sol como estrellada.

 

Convertida en mujer

 

con un baile en su seno se incorpora

 

una segunda alegría. El huésped cae

 

y largamente se demora abajo

 

como probando

 

la impune gracia de permanecer

 

para siempre en la azul profundidad,

 

palpando sus opciones

 

y sus posibles sueños venideros.

 

Pero aquí vuelve, sacudiendo

 

un resto de ensoñación goteada

 

a su estado mortal, con paso herido,

 

al triste error, vacilando

 

entre rígidos objetos aplastados

 

y su cuadrado peso.

 

 

 

 

Joaquín O. Giannuzzi

Poesía completa Giannuzzi

 

Editorial Sibilina

 

2009 Sevilla

 

 

 


 

 

 

 

 

 

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