Se adelantaron en el aire como bailarinas. Tenían realmente, el pie en el aire. Vestidos amarillos,

anaranjados. Venían como aluviones desde los cielos.

Quedé espantada. En puntas llegué hasta la casa. Pasé las puertas, las llaves, iba a tocar los vasos

y tuve miedo de cualquier barullo, me acosté en el lecho, inmóvil.

Pero, la mariposa estaba allí. Sentí sus piernas de hilos, sus brazos de hilos, su enorme manta de

gasa que me arropó.

A veces, como una pesadilla, llamo a mi madre, y ella acude con tijeras finas. Pero, nada puede,

ni yo.

Marosa di Giorgio

del blog Los poemas de Marosa

[lospoemasdemarosa.blogspot.com.es]


 

 

 

 

 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

identidad

 

vivo en mi tiempo
fuera de mi tiempo

 

después del incidente

 

Sigue creyendo que la luna vierte
su locura inconstante aquí en la noche,
que existe un mundo fiel