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MEMORIA
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Un bosque de veleros.
Te he preguntado si vivías.
El viaje, si vieras qué lisura
sobre el brazo lejísimos al frente…
Horizonte, horizonte.
Te he mentido,
porque hay curvas. Muchas.
Escúchame. Mi nombre es azucena.
No humedezco los dientes que pronuncian
aunque un viento de luz cierre los ojos,
roce la delgadez que los defiende.
Escucha, escucha. Soy la luz perdida
que lapidan las aguas en el fondo.
Soy tu memoria muerta por los trópicos,
donde peces de acero sólido te imitan.
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Vicente Aleixandre
de Espadas como labios
Obras completas 1924-67
Volumen I: poesía
aguilar/ biblioteca de premios nobel
segunda edición-primera reimpresión-1978
madrid
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