Katrin se ha puesto elegante, se ha vestido de rojo guapo para venirse
al atardecer del mar: quizá quería ver el crepúsculo, que es un fracaso
diario del universo.
Como tenía ocasión de ser una gallina roja, enrojecida además por ese
color de sangre triste con que el sol se muere, Katrin se ha puesto su
sombrero de ala ancha y se ha acercado al agua inmensa.
Uno aprecia que un rojo se injerte en otro rojo, que haya un desacuerdo
de crímenes y que Katrin los sostenga, como recién salida de un naufragio
de sangre. Ella se mantiene erguida en su delgada vertical, con su corazón
estupendo y sus labios oscuros, frenada en esos zapatos raros.
Nos gusta ver a la mujer concreta, con dos piernas, con una mano en la
cintura y con la otra alcanzándose el ala del sombrero; apreciamos que sea
una mujer sola, individual, con la vida puesta y una falda hasta la rodilla, plisada
y también roja, mientras atardece en su experiencia personal, y sus pulmones
respiran con dificultad el aire de sangre, espeso y degollado.
El ocaso es sólo una técnica del cielo, pero sólo sabemos verlo como una historia
que se acaba, como un asunto fúnebre, excesivo y acuchillado, como un elefante
bonito que, tosiendo, busca la oscuridad de su cuarto.
Katrin se ha acercado a la tarde moderna del mar, y tiene una pose torera de
caballo parado, quieto de piernas y bajo de cabeza, con desplante y tobillos finos.
Todo tiene el mismo color tierno del sufrimiento, de la luz que se acaba en las piernas
de Katrin, en la superficie áspera de las piedras cúbicas del mar, adentro y afuera,
entre arterias desangradas, cumpliendo largamente su deber de colores y temperaturas,
de olor espeso a herrumbre y a pescado.
Mmmmm… estoy descontento con esta sección, que tendría que ser
estimulante, excitante.
Creo que habrá que plantearse pasar a otra sección, que se podría titular
algunas tías buenísimas, o sólo admitimos a las tías increíbles.
Veremos qué dice el Master.
narciso
Pues creo que está bien como está. Me gustó el nombre cuando lo vi ayer.
Desde luego que estimulante es.
Lo que no sé si queda claro, es que lo que nos gusta es la estética, filosóficamente hablando,
que está también en las personas. No vayan a pensar que no hay sangre azul en la familia.
Ángel
Mmmmm… ya, estamos en lo mismo, pero creo que la estética femenina que hemos
merodeado hasta ahora es más bien escasa: no cumplimos lo que anunciamos: por ejemplo,
hay una mezcla de tías buenas y mujeres hermosas o simplemente elegantes. No pueden equipararse
unas con otras. Y las tías buenas dejan mucho que desear. Creo.
De momento he colgado a Michelle, que quizá se acerca más a los propósitos -siempre extremos-
de este blog.
Hablaremos sobre el asunto.
Gracias
narciso