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Bianca ha salido al campo a pisar la yerba, con los ojos verdes y el pelo suelto. Está en tiempo,
fresca, reunida y al ritmo, con los balconcillos abiertos, la boca desabrochada y los labios fruncidos
de labio.
En casos (extremos) como este, uno desvía la mirada hacia Málaga o hacia el mar, para que no
se le queden -y se le lleven- medio corazón.
Con todo el pelo que tiene, Bianca podría hacer un abrigo (holgadito) para la oveja más grande
del rebaño, cruzado y con las solapas de esparto: un abrigo final y hasta unos calcetines a juego,
verdes y con la hierba blanca.
Tiene una melena con la playa en todas partes. Su boca tiene el tamaño (entrecortado) de dos
bocas, allí donde empiezan las costuras del alma.
Y mientras, uno espera sin esperar a que extienda sus manteles de ternura, y mira (sin mirar) esos
ojos que son parcelas sin construir, limpios de hormigas, tremendos, que golpean con goterones
verdes justamente en el eje de simetría, ahora que acababa de cambiarme la camisa.
‘Y aún hablan de las mujeres de Swinburne, y de las pastoras que encontraba Guido, y de las prostitutas
de Baudelaire’. Fue el poeta quien lo dijo.
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Master: con este asunto de los tweets te has superado;
sabía que echaba en falta algo, algo, algo… el desasosiego devoraba
el escaso sueño de mis pobre noches. Eran los tweets, válgame dios.
Cuando los he visto ahí, en su sitio, me he dicho -al oído-: era eso, era
eso lo que faltaba en tu miserable vida (). Y me he vuelto a dormir, pero
ahora a pierna suelta: o sea, he soltado la pierna y me he dormido.
Gracias.
narcisodeAA
¡¡Ahora, si que ha quedado bien!!!
abrazo
Ángel