rosas silvestres

 

Sólo estas palabras, rosas silvestres, ya me hacen aspirar el aire

como si el mundo fuese una rosa cruda.

Tengo una amiga que me manda de vez en cuando rosas silvestres.

Y su perfume, mi Dios, me da ánimo para respirar y vivir.

Las rosas silvestres tienen un misterio de los más extraños y delicados:

a medida que envejecen, perfuman más. Cuando están por morir, ya ajadas,

el perfume se vuelve fuerte y dulzón, y recuerda las perfumadas noches de luna de Recife.

Cuando finalmente mueren, cuando están muertas, muertas,ahí entonces,

como una flor renacida en la cuna de la tierra, es cuando el perfume

que exhala de ellas me embriaga. Están muertas, feas, en lugar de blancas

se ven amarronadas. Pero ¿ cómo tirarlas si,incluso muertas, tienen el alma viva?

Resolví la situación de las rosas silvestres muertas, despetalándolas y esparciendo

sus pétalos en mi cajón de ropa…

La última vez que mi amiga me mandó rosas silvestres, cuando se

estaban muriendo y volviéndose más perfumadas todavía, les dije a mis

hijos:

—Es así como me gustaría morir: perfumando de amor. Muerta y

exhalando el alma viva.

Olvidé decir que las rosas silvestres son una planta trepadora y que

nacen varias del mismo gajo. Rosas silvestres, las amo. Diariamente muero

por su perfume.

 

 

 

.

Clarice Lispector

Rosas Silvestres

De Revelación de un mundo

A Descoberta do Mundo

 

rosas silvestres

 

Só esta expressão rosas silvestres já me faz aspirar o ar como se o mundo fosse uma rosa

crua. Tenho uma grande amiga que me manda de quando em quando rosas silvestres. E o perfume

delas, meu Deus, me dá ânimo para respirar e viver.

As rosas silvestres têm um mistério dos mais estranhos e delicados: à medida que vão

envelhecendo vão perfumando mais. Quando estão à morte, já amarelando, o perfume fica forte e

adocicado, e lembra as perfumadas noites de lua de Recife. Quando finalmente morrem, quando

estão mortas, mortas – aí então, como uma flor renascida no berço da terra, é que o perfume que se

exala delas nos embriaga. Então mortas, feias, em de brancas ficam amarronadas. Mas como jogálas

fora, se mortas, elas têm a alma viva? Resolvi a situação das rosas silvestres mortas,

despetalando-as e espalhando as pétalas perfumadas na minha gaveta de roupa.

Da última vez que minha amiga me mandou rosas silvestres, quando estas estavam

morrendo e ficando mais perfumadas ainda, eu disse para meus filhos:

– Era assim que eu queria morrer: perfumando de amor. Morta e exalando a alma viva.

Esqueci de dizer que as rosas silvestres são de planta trepadeira e nascem várias no mesmo

galho. Rosas silvestres, eu vos amo. Diariamente morro por vosso perfume.

 

 

 

 

 


 

 

 

 

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