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quentin tarantino
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malditos bastardos
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Título original: Inglourious Basterds
Quentin Tarantino, 2009
Traducción: Marc Viaplana Canudas
Introducción: David L. Robbins
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APARECE EL TÍTULO DEL CAPÍTULO:
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CAPÍTULO SEGUNDO
MALDITOS BASTARDOS
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ENTRADA EN FUNDIDO
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EXTERIOR. EN ALGÚN LUGAR DE INGLATERRA. DE DÍA.
Un grupo de SOLDADOS, formando fila y en posición de firmes.
El TENIENTE ALDO RAINE, un palurdo de las montañas de Tennessee, pasa
revista. Va alistando a los hombres que los alemanes llamarán después «los
Bastardos». Hay una característica física que distingue al TENIENTE Aldo, una
MARCA DE UNA SOGA en el cuello. Como si en algún momento de su vida
hubiera sobrevivido a un AHORCAMIENTO.
La cicatriz no será mencionada en ningún momento.
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TENIENTE ALDO
Soy el teniente Aldo Raine y estoy organizando un equipo especial.
Y necesito conmigo a seis soldados.
Ocho soldados judíos y americanos.
Puede que hayáis oído rumores sobre la armada que se prepara para dentro de
poco. Bien, nosotros saldremos un poco antes. Saltaremos sobre Francia, vestidos
como civiles. Y una vez en territorio enemigo, como grupo guerrillero camuflado,
nos dedicaremos a una cosa, a una sola cosa: matar nazis.
Los miembros del Partido Nacionalsocialista han conquistado Europa asesinando,
torturando, intimidando y aterrorizando. Y esto es exactamente lo que vamos a
hacer con ellos. No sé vosotros, pero os aseguro que yo no he venido desde los
malditos Apalaches, tras cruzar ocho mil kilómetros de mar, atravesar media
Sicilia y saltar de un puto aeroplano, para darles lecciones de humanidad a los
nazis. Los nazis no saben de humanidad. Son la infantería de un maníaco asesino
que odia a los judíos, y hay que destruirlos.
Por esto, cada hijoputa que encontremos con un uniforme nazi, va a morir.
Seremos crueles con los alemanes, y nos conocerán por nuestra crueldad. Y
dejaremos pruebas de nuestra desmesurada crueldad en los cuerpos de sus
hermanos, destripados, mutilados y desfigurados, que dejaremos a nuestro paso.
No serán capaces de borrar jamás las imágenes de crueldad a las que los
sometimos con nuestras manos, nuestras botas y nuestros cuchillos.
Y los alemanes sentirán aversión por nosotros.
Y los alemanes hablarán de nosotros.
Y los alemanes nos temerán.
Y cuando los alemanes cierren de noche los ojos y el subconsciente los torture por
todo el mal que han hecho, será el pensar en nosotros lo que los torture más.
–
El teniente se detiene y se los queda mirando a todos.
–
TENIENTE ALDO
¿Os suena bien?
–
Contestan todos a la vez:
–
TODOS
¡Sí, señor!
–
TENIENTE ALDO
Eso quería oír. Pero tengo una advertencia que hacer a todos los aspirantes a
guerrero. Cuando os pongáis a mis órdenes estaréis en deuda. Una deuda personal
conmigo. Cada hombre a mis órdenes me deberá cien cabelleras nazis. Y quiero
mis cabelleras.
Y cada uno de vosotros me va a traer cien cabelleras nazis, arrancadas de las
cabezas de cien nazis muertos… o morirá intentándolo.
–
–
CORTE A
EXTERIOR. CHALET EN LO ALTO DE UNA MONTAÑA. DE DÍA.
Un enorme chalet en lo alto de una montaña, en Baviera.
–
APARECE UN SUBTÍTULO:
–
«BERCHTESGADEN,
BAVIERA»
(REFUGIO PRIVADO DE HITLER)
–
INTERIOR. BERCHTESGADEN. DE DÍA.
En una gran habitación, ADOLF HITLER descarga un puñetazo en una mesa
enorme, a la vez que despotrica contra DOS GENERALES ALEMANES.
Hablan en ALEMÁN, SUBTITULADO en CASTELLANO:
–
HITLER
¿Cuánto más tengo que aguantar de esos cerdos judíos?
¡Están masacrando a mis hombres como si fueran carnada para pescar! Esa
pandilla de inmundos degenerados están haciendo lo que el ejército ruso no hizo
nunca, lo que el ejército de Patton no pudo hacer. ¡Están convirtiendo a los
soldados del Tercer Reich en viejecitas supersticiosas!
–
GENERAL ALEMÁN
Solo a los cobardes que hay entre ellos, mein Führer.
–
Hitler descarga un furioso puñetazo en la mesa.
–
HITLER
¡No, no, no, no, no, no! ¡Yo mismo he oído los rumores! Soldados del Tercer
Reich, que han doblegado el mundo entero, cloquean ahora como gallinas.
¿Saben cuál es el último rumor que han hecho correr, en ese delirio que les causa
el temor? Que el que apalea a mis chicos con un bate de béisbol, aquel al que
llaman el Oso Judío… es un golem.
Un ángel vengador de los judíos, invocado por un rabí vengativo, ¡para
atormentar a los arios!
–
GENERAL
Eso solo son habladurías entre soldados, mein Führer. Nadie cree de verdad que el
Oso Judío sea un golem.
–
HITLER
¿Por qué no? Parecen saber cómo no ser cazados, y nadie sabe cómo lo hacen.
Parecen capaces de aparecer y desaparecer a su antojo.
¿Quieren demostrarme que existen en carne y hueso?
¡Entonces TRÁIGANMELOS AQUÍ!
Los voy a colgar desnudos, por los pies, ¡de la torre Eiffel!
Y después arrojaré sus cuerpos en las alcantarillas, ¡para que las ratas de París se
den un festín!
–
El Führer se sienta para recobrar la compostura y se aparta de la cara su grasiento y
oscuro cabello.
–
HITLER
(Enojado.)
El Oso Judío…
–
Aprieta el botón del interfono en la mesa.
–
HITLER
¡Kliest!
–
Se oye la voz de KLIEST en el interfono:
VOZ DE KLIEST (EN OFF)
Diga, mein Führer.
–
HITLER
Quiero que la siguiente orden sea transmitida a todos los soldados alemanes
destacados en Francia. El degenerado judío conocido como el Oso Judío dejará de
ser llamado, de aquí en adelante, el Oso Judío.
No vamos a ayudar más a los americanos a socavar la moral de los soldados
alemanes.
¿Lo ha entendido, Kliest?
VOZ DE KLIEST (EN OFF)
Sí, mein Führer. ¿Quiere aún ver al soldado Butz?
HITLER
¿Quién y qué es el soldado Butz?
VOZ DE KLIEST (EN OFF)
Es el soldado que usted quería ver personalmente. Su patrulla sufrió una
emboscada de los judíos del teniente Raine. Butz es el único superviviente.
HITLER
Por supuesto que lo quiero ver, gracias por recordármelo. Hágale pasar.
–
–
CORTE A
–
–
EXTERIOR. BOSQUES EN FRANCIA. DE DÍA.
–
PRIMER PLANO DE LA CARA DE UN SOLDADO ALEMÁN MUERTO.
La cabeza del soldado yace en el suelo, en horizontal. UNA MANO aparece en
CUADRO, APARTA CON UN GOLPE el casco del patriota alemán, y coge un
puñado de pelo rubio del cadáver. UN ENORME CUCHILLO ENTRA EN
CUADRO, y empieza a CORTAR A LO LARGO DE LA LÍNEA DE NACIMIENTO
DEL CABELLO.
–
Esta operación se llama ARRANCAMIENTO DE CABELLERA.
Al completar el CORTE, la CABELLERA se deprende fácilmente, como una piel de
plátano.
–
PRISIONEROS ALEMANES, EL SOLDADO BUTZ Y EL SARGENTO
RACHTMAN, de rodillas, con las manos detrás de la cabeza.
El soldado BUTZ NARRA la escena, en ALEMÁN, SUBTITULADO en
CASTELLANO
–
SOLDADO BUTZ (VOZ EN OFF)
Werner y yo fuimos los únicos supervivientes de la emboscada. Mientras uno nos
vigilaba, los demás se dedicaban a arrancar cabelleras. Todos los Bastardos
llevaban cabelleras alemanas atadas al cinturón.
–
PRIMER PLANO DE LAS CABELLERAS
colgando del cinturón.
–
SOLDADO BUTZ (VOZ EN OFF)
No solo se llevaron los objetos de valor…
–
VEMOS BREVES SECUENCIAS DE
cómo anillos, armas, cruces de hierro, y a alguien que con un cuchillo extrae dientes
de oro, son extraídos de alemanes muertos.
–
SOLDADO BUTZ (VOZ EN OFF)
… sino también su documentación.
–
PRIMER PLANO DE LA DOCUMENTACIÓN
sacada del bolsillo interior del uniforme de un alemán muerto.
–
El BASTARDO SOLDADO (DE PRIMERA CLASE) UTIVICH
ojea la documentación hasta llegar a la página donde está el nombre, las estadísticas y
la foto de los soldados alemanes.
–
SOLDADO UTIVICH
Siegfried Müller.
–
SOLDADO BUTZ (VOZ EN OFF)
… Luego les quitaron las botas…
–
PRIMER PLANO DE UNAS BOTAS MILITARES ALEMANAS
alguien afloja los lazos, quita las botas…
Se quitan los CALCETINES, mostrando los dedos casi muertos
LOS BASTARDOS
arrojan las botas montaña abajo.
–
SOLDADO BUTZ (VOZ EN OFF)
Las lanzaron a distancia de los cuerpos…
–
ALEMANES MUERTOS
de rosáceos pies descalzos, a quienes les es arrancada la cabellera…
–
SOLDADO BUTZ (VOZ EN OFF)
Los Bastardos les quitaron la vida, la cabellera, los objetos de valor, la identidad y
finalmente, los privaron de su dignidad en la muerte.
–
Es cierto. La visión de soldados muertos con los pies descalzos le quita al cuadro algo
de la dignidad que suele apreciarse en las escenas de campos de batalla.
–
VUELTA A HITLER.
–
HITLER
¡Perros!
–
Trata de sobreponerse a su frustración, y después…
–
HITLER
Continúe.
–
VUELTA A LOS BASTARDOS
Aldo grita a los Bastardos que vigilan a los prisioneros alemanes:
–
TENIENTE ALDO
Eh, Hirschberg, trae acá a ese sargento kartoffen.
–
BASTARDO SOLDADO (DE PRIMERA CLASE) HIRSCHBERG
Le da un PUNTAPIÉ en la espalda al sargento Rachtman.
–
SOLDADO (DE PRIMERA CLASE) HIRSCHBERG
¡Tú! ¡Muévete!
–
El sargento Rachtman tarda un poco en reaccionar. Entonces, Hirschberg lo agarra del
pelo, lo pone en pie de un TIRÓN y le da una PATADA en el culo para que se ponga
a andar.
Casi todos los Bastardos están sentados en círculo, como los indios, con Aldo en el
centro.
–
Mientras el sargento Rachtman camina hacia el círculo de Bastardos,
UN NARRADOR LITERARIO FUERA DE CUADRO (que no es el soldado Butz)
habla por encima de la BANDA SONORA, en CASTELLANO.
–
–
NARRADOR (VOZ EN OFF)
El sargento Werner Rachtman ha presenciado muchos interrogatorios desde que
Alemania decidió que tenía que gobernar Europa. Pero esta es la primera vez que
se encuentra en el lado equivocado del intercambio. Siempre ha creído que solo
un pelele de mente, cuerpo y alma cede ante amenazas de atenerse a las
consecuencias, por parte del enemigo.
Werner, tras ver a hombres que lloriqueaban como mujeres, y que ofrecían con
súplicas decir lo que sabían a cambio de sus insignificantes vidas, se hizo una
promesa solemne.
Si su destino es morir en esta guerra, cuando lo manden bajo tierra enterrarán su
dignidad con él. Porque en el otro mundo, los dioses solo respetan a quienes
primero ponen a prueba.
Bien, sargento, aquí está su prueba.
Y los dioses que observan.
–
El sargento alemán capturado entra en el círculo de Bastardos, se queda de pie frente
al teniente sureño y saluda a su captor.
–
SARGENTO RACHTMAN
(EN CASTELLANO)
Sargento Werner Rachtman.
–
Aldo le devuelve el saludo levantando la mirada hacia él.
–
TENIENTE ALDO
Teniente Aldo Raine, encantado de conocerte.
¿Sabes qué significa «siéntate», Werner?
–
SARGENTO RACHTMAN
Sí.
–
TENIENTE ALDO
Entonces siéntate.
–
El sargento alemán se sienta.
–
TENIENTE ALDO
¿Qué tal hablas inglés, Werner? Porque, si hace falta, tenemos un par de colegas
que pueden traducir.
–
Aldo señala a uno de los Bastardos del círculo, el CABO WILHELM WICKI.
–
TENIENTE ALDO
Ese es Wicki, un judío austríaco que salió por patas de Salzburgo antes de que las
cosas se pusieran feas. Se nacionalizó americano, se alistó en el ejército y ha
vuelto aquí para daros lo que os merecéis.
–
Entonces Aldo señala a otro Bastardo, un Bastardo enorme y de aspecto amenazador,
con un uniforme de sargento alemán y que se llama SARGENTO HUGO STIGLITZ.
–
TENIENTE ALDO
Y allí hay otro, uno que quizá te sea familiar, el sargento Hugo Stiglitz. ¿Has oído
hablar de él?
–
Los dos sargentos alemanes se miran el uno al otro.
–
SARGENTO RACHTMAN
No hay en el ejército alemán quien no haya oído hablar de Hugo Stiglitz.
–
Los Bastardos se echan a reír. Dos de ellos dan unos golpecitos en la espalda a Hugo.
–
–
El NARRADOR entra otra vez en la BANDA SONORA.
–
NARRADOR (VOZ EN OFF)
La razón de la fama de Hugo Stiglitz entre los soldados alemanes es fácil de
explicar.
–
VEMOS UNA FOTO DE HUGO en la portada de la versión nazi del «Stars and
Stripes» (el periódico militar).
–
NARRADOR (VOZ EN OFF)
Siendo soldado raso alemán asesinó a trece oficiales de la Gestapo, casi todos
ellos comandantes.
–
VEMOS FOTOS MILITARES DE LOS TRECE OFICIALES DE LA GESTAPO.
–
NARRADOR (VOZ EN OFF)
En lugar de mandarlo al paredón, el alto mando decidió devolverlo a Berlín, para
darle una lección que sirviera de ejemplo.
–
Hugo, encadenado, encerrado en solitario en un camión militar, parte de un convoy
penitenciario, en ruta hacia Berlín.
–
NARRADOR (VOZ EN OFF)
No hace falta decir que cuando los Bastardos supieron de él, el preso no llegó
nunca a Berlín.
–
EXTERIOR. CAMPIÑA FRANCESA. DE DÍA.
–
Los Bastardos le tienden una EMBOSCADA al convoy y matan a todo el mundo.
Se dirigen a la parte de atrás del camión militar, en cuyo interior, Hugo, encadenado,
se los queda mirando.
–
TENIENTE ALDO
¿Sargento Hugo Stiglitz?
–
Hugo asiente.
–
TENIENTE ALDO
Soy el teniente Aldo Raine, y estos son los Bastardos. ¿Has oído hablar de
nosotros?
–
Hugo asiente.
–
TENIENTE ALDO
Queremos que sepas que somos grandes admiradores de tu trabajo. En cuanto a
matar nazis, creo que tienes un gran talento, y me enorgullezco de tener buen ojo
para esa clase de talento. Pero tu categoría como asesino de nazis sigue siendo
amateur. Estamos aquí para saber si… quieres hacerte profesional.
–
VUELTA AL CÍRCULO DE LOS BASTARDOS.
–
TENIENTE ALDO
Entonces, Werner, supongo que sabes quiénes somos.
–
SARGENTO RACHTMAN
Aldo el Apache.
–
El círculo de Bastardos echa a reír.
–
TENIENTE ALDO
Bien, Werner, si has oído hablar de nosotros, es probable que hayas oído que no
estamos metidos en el negocio de hacer prisioneros, sino en el de matar nazis. Y
tengo que decir, primo, que el negocio no puede ir mejor.
–
Los Bastardos se ríen.
–
TENIENTE ALDO
Así que nos quedan dos formas de rematar el asunto. Matarte o dejarte ir. Que
salgas vivo de este círculo depende completamente de ti.
–
Aldo saca un mapa de la zona y lo pone delante del prisionero.
–
TENIENTE ALDO
Un trecho más allá, en la carretera, hay un huerto. Sabemos que, además de la
tuya, hay otra patrulla kartoffen jodiendo por ahí. Y si esa patrulla dispone de
algunos tiradores expertos, ese huerto hará las putas delicias de cualquier
francotirador. Así que si quieres volver a comer bocadillo de chucrut algún día,
tienes que mostrarme en este mapa dónde están, tienes que decirme cuántos son, y
tienes que contarme qué tipo de artillería llevan con ellos. ¿Sí?
–
SARGENTO RACHTMAN
No esperará que divulgue información que ponga en peligro vidas alemanas,
¿verdad?
–
TENIENTE ALDO
Pues bien, Werner, te equivocas en esto. Porque eso es exactamente lo que espero.
Necesito saber si hay alemanes escondidos entre…
¿los arbustos?
Y tú tienes que… ¿decírmelo?
Y tienes que decírmelo… ¿ahora mismo?
Así que estira el dedo y señala en este mapa dónde se esconde la patrulla, cuántos
la componen y de qué disponen para… jugar.
–
Werner se queda con la cabeza erguida y el mentón levantado, tal como haría un
héroe nazi que se enfrenta a la muerte.
–
SARGENTO WERNER
Con todo el respeto, me niego, señor.
–
Aldo señala hacia atrás, moviendo el pulgar por encima del hombro.
–
TENIENTE ALDO
¿Ves aquel muchachote que batea piedras?
–
LA CÁMARA ENFOCA a uno de los Bastardos que no está en el círculo. Lleva
puesta una camiseta imperio y golpea piedras enérgicamente, con un bate de béisbol.
–
La mirada de Werner se dirige al bateador.
–
TENIENTE ALDO
Ese es el sargento Donny Donowitz. Pero quizá lo conozcas mejor por su apodo,
el Oso Judío. Y si has oído hablar de Aldo el Apache habrás oído tambien hablar
de… el Oso Judío.
–
SARGENTO RACHTMAN
Sí, he oído hablar de él.
–
TENIENTE ALDO
¿Y qué has oído?
–
SARGENTO RACHTMAN
Que apalea soldados alemanes con un garrote.
–
TENIENTE ALDO
Les machaca los sesos con un bate de béisbol, eso es lo que hace.
–
El SARGENTO DONOWITZ
nos da la espalda, aún no le hemos visto la cara. De un porrazo envía una piedra a la
estratosfera.
–
TENIENTE ALDO
Entonces, Werner, te lo voy a pedir por puta última vez, y si sigues negándote
«con todo el respeto», haré venir al Oso Judío, que va a traer el enorme bate que
tiene y te va a sacar la mierda a patadas con él. Ahora estira ese dedo
lamebratwurst y muéstrame en el mapa lo que quiero saber.
–
SARGENTO RACHTMAN
Vete a tomar por el culo, tú y tus perros judíos.
–
En lugar de cabrearse, los Bastardos se echan a REÍR.
–
Aldo le dice a Werner, con una sonrisa:
–
TENIENTE ALDO
La verdad, Werner, es que estamos encantados de que digas eso. Sinceramente,
ver a Donny dándole una paliza de muerte a un nazi es lo más parecido a ir al cine
que tenemos.
–
(GRITANDO)
¡DONNY!
–
SARGENTO DONOWITZ
se vuelve hacia la CÁMARA y grita:
–
SARGENTO DONOWITZ
¿Sí?
–
TENIENTE ALDO
Tenemos a un alemán que quiere morir por su patria. Oblígalo.
–
SARGENTO DONNY DONOWITZ
con el bate a la espalda, sonríe.
–
CORTE A
–
–
Donny, pelando cabezas, en la barbería de su padre, en Boston.
–
DONNY
… los malditos alemanes han declarado temporada de caza de judíos en Europa, y
se supone que yo tengo que volar a las putas Filipinas para pelearme con una
pandilla de putos japos. No voy a ser yo quien vaya, colega.
Si solo nos metemos en eso para ir contra los japos, los putos Estados Unidos de
América enteros se pueden ir a freír espárragos en la Luna.
–
CABEZA
¿Sabes que hay una palabra para eso que dices, Donny? Se llama «traición».
–
DONNY
Oye, métete tu traición por el ojete del culo. Si voy a matar a un semejante en
nombre de la libertad, ese semejante será alemán.
–
INTERIOR. TIENDA DE DEPORTES. DE DÍA.
–
Tienda de deportes del señor GOOROWITZ, en el barrio judío de Boston, donde vive
Donny. Donny entra en la tienda.
–
SEÑOR GOOROWITZ
Hola Donny, ¿cómo va todo?
–
DONNY
No puede ir mejor, señor Goorowitz.
–
SEÑOR GOOROWITZ
Tu padre, tu madre… ¿va todo bien por allí?
–
DONNY
Están todos bien. Y yo cojo el barco la semana que viene.
–
El dueño de la tienda le tiende la mano al joven.
–
SEÑOR GOOROWITZ
Me alegro por ti, hijo. Mata a uno de esos bastardos nazis por mí, ¿lo harás?
–
DONNY
De eso se trata, señor Goorowitz.
–
SEÑOR GOOROWITZ
¿En qué puedo ayudarte, Donny?
–
DONNY
Necesito un bate de béisbol.
–
El dueño de la tienda lo acompaña a una cesta con ocho bates en su interior. Donny se
pone a inspeccionarlos sin hablar.
El señor Goorowitz le observa.
–
SEÑOR GOOROWITZ
¿Es para regalárselo a tu hermano pequeño antes de embarcar?
–
Donny está concentrado en los bates, no levanta la mirada.
–
DONNY
No.
–
El «no» de Donny hace callar al parlanchín Goorowitz. Donny parece decidirse por
uno, que sopesa con las manos.
–
DONNY
¿Puedo probarlo ahí fuera, para comprobar la medida?
–
El señor Goorowitz estira el brazo y contesta:
–
SEÑOR GOOROWITZ
Por supuesto.
–
Suena el teléfono.
–
SEÑOR GOOROWITZ
Voy a cogerlo, sírvete tú mismo.
–
El propietario atiende al teléfono y se pone a conversar con su madre, FUERA DE
CUADRO.
–
Donny sale fuera, NOSOTROS NOS QUEDAMOS EN LA TIENDA, pero lo vemos
claramente a través del gran ventanal de la tienda.
No obstante, el señor Goorowitz se pone de espaldas a Donny, instintivamente, para
hablar con su madre.
–
Donny empieza a balancear el bate. Es obvio que simula pegarle una paliza de muerte
a alguien. Entonces se pone a gritar:
–
DONNY
¡Toma eso, nazi cabrón! ¿Te gusta putear judíos?
¿Quieres putear judíos? ¡Pues los judíos americanos te van a PUTEAR a ti…!
–
El señor Goorowitz habla con su madre y no ve nada de esto. Cuelga el teléfono justo
cuando Donny entra de nuevo en la tienda. El dueño se vuelve hacia su cliente.
–
DONNY
¿Es este el más pesado que tiene?
–
CORTE A
–
–
INTERIOR. ENTRADA DE UN EDIFICIO DE VIVIENDAS. DE DÍA.
–
Donny, bien vestido, ante un edificio de viviendas en su barrio judío de Boston.
Llama a una puerta.
–
UNA MUJER JUDÍA MUY MAYOR abre la puerta, solo un poco, y mira al joven
que hay fuera.
–
MUJER MAYOR
¿En qué puedo ayudarle?
–
DONNY
¿Señora Himmelstein?
–
SEÑORA HIMMELSTEIN
Dígame qué le trae por aquí, jovencito.
–
DONNY
Señora Himmelstein, me llamo Donny Donowitz, y mi padre, Sy Donowitz, es el
dueño de la barbería de Greeny Avenue, Sy’s Barber Shop.
–
SEÑORA HIMMELSTEIN
La conozco. ¿Vive usted en este barrio?
–
DONNY
Toda mi vida.
–
SEÑORA HIMMELSTEIN
Déjeme preguntarle otra vez, ¿qué le trae por aquí?
–
DONNY
¿Puedo hablar un momento con usted?
–
SEÑORA HIMMELSTEIN
¿De qué?
–
DONNY
De nuestra gente en Europa.
–
La mujer se lo piensa un momento, y luego abre la puerta para que entre el
muchacho.
–
SEÑORA HIMMELSTEIN
Entre. ¿Le gustaría tomar un poco de té?
–
INTERIOR. APARTAMENTO DE LA SEÑORA HIMMELSTEIN. DE DÍA.
–
Donny, sentado en un sofá con demasiado relleno, sostiene una taza de té y un platillo
en la mano. La señora Himmelstein, sentada en un sillón con demasiado relleno,
sostiene su taza de té, frente a su visitante.
–
DONNY
(Tomando un sorbo de té)
Está muy bueno.
–
SEÑORA HIMMELSTEIN
Eso será si le gusta el té.
–
Donny se ríe por la bromita. La viejecita se queda impasible. No era una broma.
Donny deja el platillo en la mesa y empieza a hablar:
–
DONNY
Señora Himmelstein, ¿tiene usted en Europa seres queridos por quienes
preocuparse?
–
SEÑORA HIMMELSTEIN
¿Qué le empuja, jovencito, a hacerle una pregunta tan personal a una persona que
no conoce?
–
DONNY
Me voy a Europa y quiero hacer las cosas bien.
–
SEÑORA HIMMELSTEIN
¿Y cómo piensas hacer eso, Joshua?
–
Donny levanta el bate.
–
DONNY
Con esto.
–
SEÑORA HIMMELSTEIN
¿Y qué es exactamente lo que piensas hacer con este juguete?
–
DONNY
Voy a usarlo para matar a palos a cada nazi que encuentre.
–
La señora toma otro sorbo de té.
–
SEÑORA HIMMELSTEIN
Pensaba que estábamos tomando té juntos.
–
Donny coge su taza de té y toma un sorbo.
–
SEÑORA HIMMELSTEIN
Y para ese fin, ¿en qué puedo ser yo de ayuda?
–
DONNY
Estoy recorriendo el barrio. Si usted tiene seres queridos en Europa, gente cuya
seguridad le preocupe, me gustaría que escribiera sus nombres en mi bate.
–
–
VUELTA A LOS BASTARDOS
Donny recorre un largo trecho hacia Werner…
–
El SOLDADO BUTZ
observa…
–
MIENTRAS NOS MOVEMOS ENTRE DONNY QUE CAMINA y WERNER QUE
ESPERA, NOS MOVEMOS TAMBIÉN ENTRE DONNY y la SEÑORA
HIMMELSTEIN…
–
SEÑORA HIMMELSTEIN
Tú debes de ser un verdadero cabrón, ¿no es así, Donny?
–
DONNY
Puede apostar su lindo culo a que sí, señora.
–
SEÑORA HIMMELSTEIN
Dame tu espada, Gedeón. Creo que voy a acompañarte en este viaje.
–
La señora Himmelstein firma el bate: «MADELEINE».
–
Donny se coloca en su sitio y baja la vista hacia el nazi.
Ve la Cruz de Hierro en el bolsillo derecho del sargento alemán.
El judío da unos golpecitos en la medalla del alemán con el extremo del bate.
–
DONNY
¿Te la dieron por matar judíos?
–
SARGENTO RACHTMAN
Con valentía.
–
Donny le mira como diciendo: «oh, sí, ya lo hemos visto».
El judío de la barba levanta el bate por encima de los hombres y lo deja caer con
fuerza sobre un lado de la cabeza de Rachtman.
–
Donny MATA a Werner A GOLPES DE BATE, mientras los Bastardos lo aclaman.
–
DONNY
Dame tus papeles.
–
Werner le tiende a Donny sus papeles.
Donny ARRANCA la página de la identificación y se la guarda en el bolsillo.
–
EL SOLDADO BUTZ
observa. Hirschberg le dice:
–
SOLDADO HIRSCHBERG
Yo, en tu lugar, ya me habría cagado en los pantalones.
–
Aldo señala a Butz y le hace señas para que se acerque.
Butz, lloriqueante y visiblemente descompuesto, se sienta ante Aldo.
–
TENIENTE ALDO
¿Quieres vivir?
–
SOLDADO BUTZ
Sí, señor.
–
TENIENTE ALDO
Señala en este mapa la posición de los alemanes.
–
El brazo de Butz sale disparado como un cohete e indica las posiciones.
–
SOLDADO BUTZ
En esta zona de aquí.
–
TENIENTE ALDO
¿Cuántos son?
–
SOLDADO BUTZ
Quizá una docena.
–
TENIENTE ALDO
¿Qué tipo de artillería?
–
SOLDADO BUTZ
Tienen una ametralladora atrincherada aquí, apuntando al norte.
–
–
VUELTA A HITLER.
–
–
HITLER
¿Cómo sobreviviste a tan terrible experiencia?
–
VEMOS por primera vez al soldado Butz, en la habitación del Führer. Lleva puesta
una gorra militar nazi, algo inusual en presencia del Führer, pero a Hitler no parece
molestarle.
–
SOLDADO BUTZ
Me dejaron escapar.
–
DE AQUÍ EN ADELANTE ALTERNAMOS ENTRE ALDO Y HITLER.
–
TENIENTE ALDO
Cuando tengas que informar de lo que ha pasado aquí no vas a poder contarles
que nos contaste lo que nos has contado. Te fusilarían. Pero van a querer saber
qué tienes de especial para que… te dejáramos vivir.
Así que les vas a contar que te dejamos vivir para que hicieras correr la voz de lo
que le pasará a cada nazi que encontremos.
–
HITLER
¡No le va a contar nada de esto a nadie!
¡Ni un solo detalle!
Dirá que su unidad sufrió una emboscada y que usted consiguió escapar.
Ni una sola palabra más.
–
SOLDADO BUTZ
Sí, mein Führer.
–
Pausa.
–
HITLER
¿Lo marcaron a usted igual que hicieron con los otros supervivientes?
–
SOLDADO BUTZ
Sí, mein Führer.
–
HITLER
Quítese la gorra y muéstremelo.
–
TENIENTE ALDO
Supongamos ahora que te dejamos escapar, y supongamos que… sobrevives a la
guerra. Cuando vuelvas a casa, ¿qué harás?
–
SOLDADO BUTZ
Abrazaré a mi madre como no nunca he hecho antes.
–
TENIENTE ALDO
Qué chico más bueno nos ha salido. ¿Y te vas a quitar el uniforme?
–
SOLDADO BUTZ
No solo me lo quitaré, sino que ¡pienso quemarlo!
–
El joven alemán contesta lo que cree que Aldo quiere oír, pero la última respuesta no
parece haber conseguido el efecto deseado, tal como muestra el entrecejo fruncido en
la cara de Aldo.
–
TENIENTE ALDO
Ya. Eso pensábamos. Y eso es lo que no nos gusta. Nos gustan los nazis con
uniforme, ¿sabes? Para que se los reconozca fácilmente, así.
(Hace chascar los dedos)
Pero si te quitas el uniforme, nadie sabrá que fuiste un nazi.
Y eso es lo que nos molesta.
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Aldo saca un GRAN CUCHILLO de una vaina de su cinturón.
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TENIENTE ALDO
Así que te voy a dar una cosita que no te vas a poder quitar.
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VUELTA A HITLER
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El soldado Butz se quita la gorra de combate, el pelo le cuelga por delante de la cara,
se lo aparta y VEMOS una ESVÁSTICA GRABADA A MANO EN LA FRENTE.
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VUELTA A LOS BASTARDOS
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PLANO SUBJETIVO DE BUTZ
desde el suelo, mirando arriba, hacia ellos. Aldo acaba de grabar la esvástica y tiene
en la mano el cuchillo ensangrentado. El grupo entero de Bastardos se apiña a su
alrededor para admirar la obra.
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SARGENTO DONOWITZ
¿Sabe, teniente?, cada vez lo hace usted mejor.
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TENIENTE ALDO
Sabes cómo se llega a Carnegie Hall, ¿verdad? Practicando.
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FUNDIDO A NEGRO
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