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saludo a blaise cendrars
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Aquí reconozco la madera y las rutas de Whitman,
en este terrible adorador apretado al planeta
chisporroteando como una fragua recién encendida.
El más completo idólatra de todos los tiempos,
su formidable apetito por la creación,
bebedor de todos los licores,
devorando la cantidad y la unidad, la pulpa y la cáscara;
nombrando, palpando, lamiendo los materiales visibles
/ y los otros,
sin proferir un juicio, opinión, comentario, negación;
saludando con dos brazos o uno, gritando buenos días
/ a todo el mundo;
fermento jovial, afirmativo frente a la amenaza de la materia
/ y la energía de los pueblos;
manejando el lenguaje articulado como una sucesión
/ irremediable de la respiración;
la salud de sus textos corridos aplastando los puntos,
las comas y las restantes treguas del orden enfermo;
torrente de lava llenando los huecos, las fisuras, las omisiones,
/ las defunciones;
metiendo las construcciones y las aventuras humanas en la
/ naturaleza;
la poesía de decir como al descuido
«los comerciantes están emocionados»;
la muerte que no aparece en ninguna parte
barrida por la avalancha de lo distinto;
porque «el solo hecho de existir es una verdadera felicidad».
Por todo eso y otras pruebas de su entusiasmo por el
/ universo,
yo agradezco, aplaudo y ovaciono
su absoluta seguridad de que todo lo que existe hace poesía
su terrestre baile perpetuo entre las cosas racionales e
/irracionales;
¡su alegre certidumbre de que cada cosa es ella misma
/ y además un huevo!
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joaquín orlando giannuzzi
saludo a blaise cendrars
de cabeza final
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